18

255 30 5
                                    

Había llegado sano y salvó a casa de sus padres pero no tan feliz con lo ocurrido antes de salir de su departamento o mejor dicho del departamento de Kuroo.

Akiteru fue por el, cuando cruzó la calle este ya estaba esperándolo ya que al márcale a Yamaguchi este sí estaba trabajando, así que el de pecas le hizo un gran favor avisándole a su hermano para que fuera por el, lo cual no tomo mucho tiempo, al llegar a casa fue recibido por su madre quien estaba feliz de verle nuevamente, ellos se habían mudado por el trabajo del señor Tsukishima y también porque Kei no quería lejos a su madre.

– Estoy en casa – dijo al rubio menor para entrar por completo a la casa de sus padres.

– Hace tiempo que no te veo, pensaba ir a visitarte pero creía que te incómodaria ya que no era el momento.– Su madre le estaba esperando, al verle solo le dio un beso y un abrazo, al seperarse lo guío a la sala mientras esperaba la respuesta de su hijo.

– Tetsurō dijo que querían verme así que pensé que venir y quedarme aquí, mañana saldré con él por lo que pasaré la noche en casa.

– Me alegra escuchar eso, Tetsurō es un buen esposo, ya veo porque decidiste casarte con él.

– Si... También yo – Su madre sabía un poco de todo lo que había pasado gracias a la señora Kuroo, pero no sabía de los papeles del divorcio ni siquiera de la infidelidad del azabache. Si él la hubiera visitado antes, cuando no sabía nada sobre su relación con Kuroo, seguramente la visita se hubiera arruinado. Llegaron a la sala donde el mayor de los Tsukishima los estaba esperando.

– No me gusta que hablen de Tetsurō delante de mi, no logro acostumbrarme a eso – Dijo sin apartar la vista de su hijo.– Toma asiento Kei.

– Creo que tiene mucho de que hablar, Akiteru y yo iremos de compras para preparar algo por el regreso de mi hermoso hijo, y un pequeño postre por supuesto – su madre le sostuvo del hombro mientras tomaba asiento, la mujer sonrió un poco para dirigirse a la salida junto con Akiteru quien había entrado después de Kei.

Al escuchar que la puerta se abrió y cerró, los dos rubios confirmaron que ya solo quedaba ellos dos en la casa por lo que tendrían una charla padre e hijo.

– Yo no estuve de acuerdo con tu boda al igual que Akiteru– soltó de repente– llámanos como quieras pero nosotros conocíamos perfectamente tu historia con Tetsurō y nada de eso me agradó, la única que no sabe nada es tu madre. – suspiró– Sé que tienes preguntas así que puedes hablar, Kei.

– Gracias padre, ahora... ¿Hace cuánto? Se honesto conmigo ya que eres mi padre y tienes que entenderme.

– ¿Hace cuánto qué? – Frunció levemente sus labios al escuchar la pregunta.

– ¿Hace cuánto que Tetsurō hace eso?. Su madre fue al departamento para decirme que estaba casado con él pero no comprendo ¿Por qué ahora?, se supone que todos quieren que esté con Bokuto.

– Bokuto es un buen chico, sus hermanas me agradan y ellas te aman de la misma forma que nosotros pero... Kuroo endulzó tu vida y también te dio desgracias – Comenzó a abrir el maletín que tenía a su lado mientras seguía contestando aquella pregunta– te dio una y mil razones para vivir pero también para morir, aunque al final ni uno de los dos pudieron arreglar sus diferencias, se aceptaron tal y como eran para después casarse.

– Dijiste que sabes toda la historia entre nosotros pero, ¿Por qué mi madre no? ¿Por qué después de saberlo no te negaste a todo eso? ¿Por qué no dejarme salir con Bokuto como todos querían?

– Porque te ví– saco unos papeles dejándolos en la mesita de centro para poder dejar su portafolio en donde una vez estuvo. Sonrió un poco ante el recuerdo de su hijo y las ilusiones que tenía cuando le habló de Tetsurō.– La felicidad que había en ti en ese momento fue demasiada y también ví como dudabas de Bokuto, pero de un momento a otro ese brillo que ya no tenías volvió, tanto Akiteru como yo pensamos que las cosas con Bokuto iban para bien pero... después nos dijiste que no tenías nada con ese chico y él confirmo eso.

– ¿Estás seguro?

– Si, después la felicidad te duro muy poco, caiste demasiado y el único que te ayudó en todo fue Bokuto y tus compañeros, siempre querías ser la segunda opción de todos, decías que por esa razón nadie te lastimaria, decías que quien era la segunda opción se llevaba todo lo de la primera.

– ¿Un amante? – Eso no era verdad ¿O si? – ¿Estás diciendo que yo quería eso? – Era imposible.

– Ushijima – Comenzó a nombrarlos, ojeando los documentos en sus manos– Terushima, Rintarõ e incluso Kageyama, siempre les decías que te escogieran para segunda opción, pero también les ignorabas, salías con tus compañeros de clase para estudiar y así ignorarlos pero Bokuto no fue así, te aferraste a él como nunca antes pero... Después de todo volviste con quien más odiabas.

– Kuroo.

– Exactamente – Paso los papeles y una pluma para que por fin diera por finalizado todo aquello que le consumía hasta el punto de matarlo.


– Espera... ¡Aún tengo más preguntas!

– Habla.

– ¿Cuántas veces fueron? ¿Y qué es esto? Papá, no estoy entendiendo nada.

– Tal vez olvidaste de todo sobre él pero tu corazón Kei – Señaló a su hijo, lo que estaba por decir era algo cursi y poco problable a alguien que creía en otras cosas y no en el amor basado en mentiras– tu corazón aún está dudando, el amor que le tenías a Tetsurō es algo que ni yo ni Akiteru pudimos entender en su momento, y Amaya dijo que era imposible que firmaras, te conocía muy bien.

– Pero papá...

– ¿Te arrepientes de todo esto? – Su padre se levantó del sofá para acercarse a Kei, arrodillarse y tomarle de las manos mientras su mirada seguia en él.– Los padres de Tetsurō y yo sabemos todo, si en verdad ese hombre te amara un poco hubiera dejando a sus amantes cuando se junto contigo pero no fue así, decidió seguir con eso y todos lo supimos, tanto Akaashi como Bokuto, los padres del mismo Tetsurõ, Akiteru y yo. Ahora... ¿Te arrepientes de todo esto? Podemos decir que el accidente nos beneficia a todos pero a ti no, sufres por no recordar nada pero ya no es necesario que sigas así.

– Maldición – Apretó sus labios, toda esa información era demasiada, no sabía que hacer o que pensar, era confuso.


– Algunas veces necesitamos alejarnos de todo lo que nos hace daño, Kei.– Se levantó, arreglando su ropa y quitando las pequeñas arrugas que se había hecho para después acariciar la mejilla de su hijo y sonreírle.

– ¿Al igual que yo con Tetsurō? ¿Él me hace daño? ¿Siempre fue así? – Mantuvo la vista en los documentos, sus manos apretaron el cojín que tenía al lado ya que quería aferrarse a algo.– Quiero que todo esto termine pero por más que quiero terminar... No puedo.

– Si puedes, eres mi hijo después de todo.

– Pero...


– La felicidad a veces no está con esa persona, si no recuperas lo perdido puedes empezar desde cero y formar nuevos recuerdos.


Amaba tanto ese sentimiento de libertad, amaba tanto el hablar con Bokuto de las cosas que le pasaban día a día, amaba tanto las atenciones que le daban pero no amaba el hecho de que su esposo le fuera infiel, que siempre quiso ser una segunda opción por el simple echo de que "así no saldría lastimado".

Pero muy en el fondo, algo en el que ni siquiera conocía se negaba a aceptarlo, tal vez era un idiota, tal vez solo quería escuchar a Kuroo decirle que si le fue infiel, que no lo quería y que todo esté tiempo que estuvo con el fue simplemente porque se sentía culpable.


Un amor marchito, pensó.



» Gracias por leer «
(。•̀ᴗ-)✧

Kuroo, me dueles wey ;-;

Pequeñas cosas que nos hacen llorar. [En Pausa]Where stories live. Discover now