14

264 45 8
                                    

La luz del amanecer se filtraba por las blancas cortinas, sus manos buscaban por toda la cama un cuerpo que pudiera calentar su ser y alegrar su mañana pero por desgracia no encontró eso.

– ¿Tetsurō? – Abrió sus ojos los cuales trataban de acostumbrarse a la luz del día, tomo sus lentes de la mesita de al lado para colocarlos y ver su triste realidad– ¿Tetsurõ...? – Suspiro pasando sus dedos por su dorado cabello, tratando de arreglarlo un poco.

Salió de la cama en dirección al baño para asearse, pasaron unos minutos y salió del mismo para ir a desayunar pero sin antes revisar los mensajes que llegaban en la mañana, parte de éstos eran de Tendō, Akaashi o Yamaguchi, entre otros.

– Kuroo – Había un mensaje de su esposo pero solo le decía que le disculpara por no despertar con él, y por no quedarse a desayunar y deseándole suerte en el trabajo.– Hoy es mi día libre.

Todo era una mierda. No era de todos los días pero su esposo siempre tenía algo que hacer pero últimamente estaba un poco raro, más raro de lo normal pero no le preocupo mucho.

Al bajar a la cocina comenzó por comer un poco de cereal con fruta y al mismo tiempos comenzar a preparar su desayuno, su celular comenzó a sonar por lo que contestó pensando en que era algo de su trabajo.


– ¿Si? Habla Tsukishima

– «¿Aún usas tu apellido, Kei?" »

– Bokuto... No es eso. – Murmuró Dejando el desayuno de lado para poder contestar mejor o al menos eso creía, Bokuto le ponía nervioso– Es que...pensé que era de mi trabajo por lo cual di mi apellido ¿Qué sucede? ¿Regresaste a Tokio? ¿Estás bien? ¿Tus padres están bien?


– «Kei»

– ¿Si? – Se escuchó un silencio al otro lado de la línea, pero no fue un silencio incómodo, más bien algo diferente.

– «Quiero verte, te extraño demasiado así que déjame verte una última vez»


– Salgo en diez minutos, más te vale invitarme el desayuno, Kotarou– colgó dejando el celular en la cocina y subiendo rápidamente a su habitación y vestirse para un simple desayuno.

No le negaba nada a Bokuto, además de que solo era un desayuno... Uno como todos los que han tenido como "su última vez" ¿Pero por qué? Porque Tsukishima se lo prometio ese 17 de noviembre cuando la lluvia caía y dos cuerpos que tenían que separarse estaban más unidos que nunca. 


.
.
.
.
.

– ¿Tienes alguna pregunta? Te noto algo extraño, es muy temprano para que llame a Tetsurõ por si te sientes mal, pero el dejará su trabajo para llevarte al hospital, debe estar trabajando a esta hora pero tú... – La azabache dejó la taza de té en la mesita de centro para tomar los documentos que tenía con ella para dárselos a Kei– debes firmar esto.

– ¿Qué es esto, Señora Kuroo?

– Kei, se que no me corresponde contarte todo esto ya que no sé que reacción tengas, siempre fuiste un hijo para mí y tu madre lo sabe, tu padre es un buen hombre que igual te ama y tu hermano te adora.

– ¿Qué quiere decir? Señora Kuroo... No sé de qué habla. – Tenía miedo, miedo de lo que pudiera salir de la boca de la azabache y que ese "algo" fuera malo, algo que le destrozara, algo que no tenía cura.

– El anillo que cuelga en tu cuello– Señaló con el índice a Kei– es tuyo...– Era por el bien de Kei– Estás casado– Quería, no, aseguraría su felicidad pero lo llevaría con calma.

– ¿Disculpe? Eso es imposible, bueno... No es imposible pero cuando hice la misma pregunta, Bokuto, Akaashi e incluso Tetsurō dijieron que no tenía a alguien, que estaba sólo – Las palabras que una vez fueron dichas por Tetsurō resonaban en su cabeza, no tenía sentimientos por alguien ¿Era así?  ¿Eran mentiras? Tal vez pero ahora la madre de su compañero estaba diciéndole que era diferente, si tenía a alguien a quien amaba.

– Tenías a alguien pero ese alguien... Ya no es digno de ti.

– ¿Digno? Espero que no sea Bokuto.

– ¿Te molestaría que Bokuto fuera tu esposo? Es un buen chico, atento, romántico, es un completo caballero y te es fiel desde que...

– Desde que se enamoro de mi – Soltó de repente. ¿Qué había dicho?.

– Exactamente.

– Si no es Bokuto ¿Quién es?

– Mi hijo, Tetsurō.






Pequeñas cosas que nos hacen llorar. [En Pausa]Where stories live. Discover now