Ocho.

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Una semana después Elizabeth iba en su auto, con destino a la corte para la audiencia.
Con un par de llamados pudo hacer que la audiencia se cítara más antes de lo previsto. Tenía a varios conocidos abogados y eso le facilitó todo.
Cruzaba sus dedos para que todo saliera bien y no tuviera que estar atada a ese idiota.
Marcó su número de celular y esperó que atendiera.
- Hola. - dijo él.
- Estoy en camino.
- Ya estoy aquí con mi abogado.
- Me imagino que te fuiste presentable como te lo pedi y no con esos jeans mugrientos que usas siempre. - dijo serena pero con una chispa de burla y picardía.
- Si estoy formal y sé que te encantan mis jeans sucios. - rió.
- Claro, lo que digas. - dijo con sarcasmo. - debo colgar, ya estoy cerca.
- Ok.
Eli no tardó mucho en llegar.
Entró y saludó a un par de colegas que vio al pasar. Pasó a la sala y se fue a su lugar correspondiente junto con su abogada. Camila también estaba presente, sólo para darle apoyo moral.
El juez aún no entraba. Puso su bolso en la mesa y comenzó a intercanbiar palabras cordiales. Echó un pequeño vistazo de reojo hacia donde Axel se encontraba, realmente se veía atractivo con un traje — no muy formal, no muy informal. Desvío la mirada y siguió con sus papales. No quería que la pillaran observándolo.
- De pié para recibir al Juez Wilson. – habló el guardia.
Las pocas personas que habían asistido, que eran las personas que sabían lo que había sucedido, se pusieron de pie.
- Muy bien comencemos. - dijo el juez. 

***

- Permiso para hablar. – dijo Elizabeth, el hombre canoso asintió – Por favor, Señor juez... debe comprender que eso fue un error.
- El matrimonio es legal, Señorita Taylor y como todo matrimonio tiene que pasar un año para poder realizar una anulación. - dijo el juez negando con la cabeza.
- ¿No podría hacer una excepción? - protestó Axel.
- ¿Usted piensa que esto es un juego?
- No me puede dejar atada a este idiota. - se quejó ella.
- ¡Señorita Taylor, compostura! Cuatro meses de matrimonio forzado con custodia. - golpeó su martillo contra la mesa.
- ¿¡Qué!? - dijeron ambos.
- Caso cerrado. - se levantó del asiento.
- No puede tomar una decisión así. - Protestó Eli.
- El único plazo que puedo darles es en cuatro meses, si en esos cuatro meses no logran llevarse bien , autorizaré la anulación. Hasta entonces tendrán que convivir juntos como Marido y Mujer.
Elizabeth quedó con la boca abierta. Cuatro meses conviviendo con ese energúmeno.
- Les recomiendo un especialista matrimonial por si tienen algún problema serio en la convivencia. Aquí tienen el número.- Axel recibió la tarjeta. 
Elizabeth tomó sus cosas enojada y frustada, y salió de la sala a pasos rápidos.
- Oye... ¿Dónde vas? - dijo Axel tomándola del brazo.
- Me voy a tirar a un pozo. Eso voy a hacer. - dijo un poco alterada.
-¿ Y tú piensas que estoy feliz? Mira esto sera fácil, nosotros de por si no nos soportamos, solo hay que seguir así. – sonrió. – será fácil, a demás el tiempo pasa volando.
- Tú no entiendes yo... - suspiró. - Mi madre no puede enterarse de esto y ella es muy metida... y... – se calló tomando el puente de su nariz. – no quiero más problemas.
- Mis padres tampoco, no tengo ni trabajo y meterme en este lío sería lo último.  – Bufo él.
-¿No tienes trabajo? Oh querido, pues buscate uno porque no pienso mantener a un borracho cuatro meses.
- No te preocupes, conseguiré uno. – le sonrió.
- Tendrás que llevar tus cosas a mi apartamento. – Rodó los ojos.
- Ok. Luego me mandas la dirección. Tengo que ir a empacar. 
- Está bien. - dijo ella.
- ¿No hay un besito? - Preguntó estirando los labios tratando de no reir.
Elizabeth le pegó una cachetada pero no fuerte como para que su mano quedara marcada y luego lo miró fijamente.
- Esto fue tu culpa, que no se te olvide.
Eli se retiró haciendo que sus tacos resonaran por todo el pasillo.
Él se quedó mirándola y luego rió mientras sus amigos llegaban a él y le preguntaban como solucionaría las cosas.
Elizabeth sinplemente quería morirse.
Esto estaba realmente mal... ¿Cómo haría para vivir bajo el mismo techo con ese tipo? Era un completo desconocido. Aunque en parte él tenía razón, sólo cuatro meses y se separarían de por vida.

***

- Es aquí. - dijo ella abriendo la puerta.
- Wow, debes ganar muy bien para tener este apartamento.- dijo tratando de meter sus maletas.
- Soy una de las mejores. - presumió.
- No lo suficiente como para meterte en un lio como este.
- Mejor cállate ¿Si? - suspiró pesadamente. - Ahí esta el sofá, al final del pasillo el baño, y a tu derecha por ese corredor la cocina.
- Genial. – sonrió.
- Si no te momesta voy a dormir. - Dijo algo agotada.
- Claro, descansa. - Dijo el acomodando sus cosas.
- Aamm, si. Tú igual. - dijo algo desconcertada. 
Volvió a su habitación y se cambió de ropa. Se acostó en su cama y trató de dormir. Pero no podía, la situación en la que se encontraba no la dejaba descansar, para colmo, un guardia se quedaba todo el tiempo afuera del edificio, controlando que se cumplieran los cuatro meses de convivencia. Lo único que rogaba era que su madre no se enterara de nada, porque su cerebro explotaría si la tuviera que escucharla hablar y sermonearla.

Horas después cuando por fin pudo conciliar el sueño, un ruido espantoso la despertó. Provenía de la sala. ¡Maldición, qué tenía uno que hacer para poder tener un poco se sueño!
Se levantó un poco molesta y miró la hora. 3:45 a.m. su cabello revuelto y su pijama arrugada por tantas vueltas que había dado en su cama.
Salió de su habitación y se encontró a Axel en el sofá viendo Rapido y Furioso reto Tokio a todo volumen.
- Axel, te molestaría bajar un poco el volumen. - Gritó desde el pasillo. – Trato de dormir, algunas personas trabajamos.
El giró y la vio detenidamente.
Nunca pensó que alguien podría verse tan linda despeinada y con ojeras.
- Oh, lo siento. - dijo divertido. -¿Te... molesta?
- Si, no puedo dormir. Mañana debo levantarme temprano. – pasó su puño por su ojo izquierdo.
- Ok, voy a bajarle. - pero en vez de bajarle al volumen, le subió.
- Oye ¿Te crees gracioso? -  dijo enojada yendo hasta él. Dio vuelta al sofá y vio a Axel sin remera y en boxers, lo cual no pudo evitar mirar su pecho bien formado. Disimuló y se paró en frente de él con las manos en la cadera.
- Me dijiste que le bajara y eso hice. - trató de parecer serio pero una pequeña risita salió de su boca. Como le encantaba fastidiarla.
- Oye. - le quitó el control. - no estoy para bromas.
- Yo si. - rió él.
- Eres un idiota.– se quejó bajándole el volumen a la tv.
Hizo un pasó y por poco se tropieza con la alfombra que estaba algo abultada. 
Un brazo fuerte rodeó su cintura y evitó que se diera contra el piso.
- ¿Estas bien? 
- Si. - dijo ella algo incomoda quitando el brazo de Axel de su cintura. - me voy a la cama.
- ¿No hay un besito de buenas noches? - gritó Axel antes de verla desaparecer por el pasillo. 
Ella sólo le tiró con el control remoto, que por un pelo no le pego en la frente.
- Te amo. - se burló él mientras reía.
- Muerete idiota. – gruñó Eli.
Axel se volvió a sentar en el sofá y apagó el televisor.
Ya era hora de dormir, Eli tenía razón, debía ir a trabajar al día siguiente, pero había algo que no comprendía. ¿Por qué había evitado su caída? Le hubiese encantado reírse hasta caer de su tropezón, pero algo dentro de su anterior le dijo que la protegiera.
Si quería salir de esto rápido mejor no dejarse llevar por sus impulsos.
Se acomodó bien en el sofá y cerró los ojos.
Al día siguiente el también tenía que ir a trabajar en la carpintería con su padre.
Le había dicho a sus padres que se mudaría pero no dio mucha explicación, tampoco se la pidieron. ¡Pues si no veían las de qué el se fuera de casa!
Lo único que querían sus padres es que fuera independiente y que mejor ayuda para eso que su padre volviera aceptarlo en el taller de carpintería.
Axel Doson trabajaría por Elizabeth.
Después de unos segundos se durmió.

Siempre hay una primera vez.Where stories live. Discover now