Cinco.

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Si su idea funcionaba perfectamente, mataría a dos pájaros de un tiro: Demostraría su orgullo machista y si se daba la oportunidad pasaría una noche con ella, sólo para sacarse las ganas. Porque desde que posó sus ojos en ella no ha podido concentrarse en acostarse con otra chica.
Buscó con la mirada a la castaña de lindas curvas hasta que la encontró en una maquina traga monedas. Su cabello caía tapando su espada.
- Señorita... - le susurró él.
- ¿Usted no sé cansa? – le preguntó ella subiendo una ceja. Ya sé estaba cansando de su insistencia.
- Sólo le tengo un reto más y si usted gana admitiré que es mejor que yo en todo. – sonrió él.
- Muy bien, acepto. – dijo segura. - ¿Qué es? ¿Poker? ¿Ruleta?
- Un concurso de bebidas. El que más tome y se emborrache más rápido ganará.
- Hay un problema con eso. – dijo dudosa.
- ¿Cuál?
- Yo no bebo alcohol.
- Oh… entonces usted pierde el desafío, señorita. – dijo burlón.
– ¿Cómo que he perdido?
– Ya has aceptado el reto. – Sonrió de costado. – perdió señorita.
- Claro que no. – dijo segura. – Voy a demostrarte que soy mejor que tú. – sonrió victoriosa mientras lo llevaba a las rastras a la barra de tragos.
– ¿Vas a tomar? – preguntó sorprendido.
– No me voy a rendir.
Elizabeth se estaba dando cuenta de que era muy competitiva.
- Muy bien. – dijo el sonriendo. ¡Bingo! – Comenzaré con algo Light, no quiero que se me la asuste y salga corriendo. – Rió con ganas mientras le corría el taburete para que se sentara.
- Ríe todo lo que quieras. – dijo molesta mientras miraba un vaso de cerveza ya servido enfrente de ella.
- Las damas primero. – hizo una reverencia.
Eli tomó el vaso de cerveza y con cara de asco tomó el primer sorbo. 
- Iugh… - dijo asqueada. - ¿Cómo les puede gustar esto? ¡Es horrible!
- ¿Se rinde? – Axel arqueó una ceja.
- Jamás. – dijo tomando de nuevo el vaso y haciendo fondo blanco. Luego miró a un costado tratando se que se le pasara el horrible sabor.
- Sabe, nunca le pregunté su nombre. – Dijo el tomando ya su tercer vaso de cerveza como si fuera agua.
- Me llamo Elizabeth Taylor. – dijo bebiendo el segundo, ya con un poco más de confianza al tomar el vaso.
– ¿Elizabeth Taylor?  ¿Cómo la actriz?
– Si. – rodó sus ojos. – Todos dicen lo mismo, sólo llámame Eli.
- Ok, Eli. – dejo su vaso de cerveza y le hizo seña al hombre de la barra. –  Un wisky. – pidió.
- ¿Y cuál es tu nombre? un vaso de Ron, por favor. – pidió ella también.
- Axel, Axel Doson. – respondió dejando con fuerza el vaso de wisky.
- Bonito nombre. – dijo dejando bruscamente el vaso en la barra. – Déme un poco de vodka. – Dijo haciéndole una seña al cantinero, de nuevo.
- Hey, ¿no crees que vas rápido para alguien que recién comienza a beber? – dijo él riendo.
- Si he de ganar, prefiero hacerlo de la forma más rápida. – Dijo sonriendo.

***

15 minutos después de haber averiguado cosas como, edad, pareja, ciudad, empleo, etc. Axel y Elizabeth ya estaban bastante tomaditos… no se sabía quien estaba más borracho. ¡Y que estaban borrachos! Ya hablaban cualquier incoherencia.
- Oye… - dijo Eli, tambaleándose en su asiento. – No me había dado cuenta pero eres… muy guapo. – soltó una risita.
- Tú también eres sexy. – dijo él del mismo modo, su voz ya estaba temblorosa.
- Creo que te gané. – rió histéricamente Elizabeth.
- No claro que no preciosa, el unicornio esta de testigo. – Dijo él apuntando a un asiento vacío.
El cantinero ya no les quería servir nada.
- Eso no es un unicornio. – dijo ella frunciendo el ceño. – ¿no ves que es un efelante rosado?
- ¿Efelante rosado? ¡JA! – Alex rió a carcajadas. – Eso no existe querida ñomo.
- No soy un ñomo, soy una elfa. – rió. – Miren la hora ya son las 5:00 de la madrugada, creo que debemos ir a dormir. – de su garganta salió hipo.
- Ok… te llevaré a tu habitación. – la tomó del brazo.
- No no no. – dijo ella acercándose a él. - ¿Sabes que quiero? – acarició su mejilla
- ¿Qué? – dijo él con cara de bobo.
- Quiero ver que es lo que hay aquí a la vuelta… - rió mientras pasaba su mano por la nunca de él.
- Yo creo que es una capilla, los perros y los monos van a casarse allí. – sonrió.
- Pues deberíamos ir a ver. – rió ella mientras le besaba la mejilla sensualmente. – nunca he visto una boda de perros.
- Ok, ven iremos a ver.
Tambaleándose los dos fueron hasta una de las famosas “Capillas de bodas” de Las Vegas.
Lo cierto es que, de tan borrachos que estaban terminaron casándose allí.
Sacaron un turno, pasaron a la capilla, dieron el "Sí" y se besaron.
No. No es broma. ¡Se casaron! Claro que ninguno estaba en sus cabales. 
Luego de la “boda”  fueron a su “luna de miel” y cuando menos se dieron cuenta terminaron en una de las habitaciones de allí.

Siempre hay una primera vez.Where stories live. Discover now