Veintitrés.

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Ella lo miró por varios segundos y luego dijo:

- No. No confío en ti.

Axel se apartó, un poco dolido por eso.

- Pero quiero divertirme contigo. - Dijo Eli tomando su mejilla suavemente.

Axel sonrió, luego se abrazaron amistosamente y le dijo: - Ponte algo cómodo. - la dejó en la cama y salió de la habitación dejándola sola.

Eli abrió su placard y saco la ropa de forma automática, porque su mente estaba en otro mundo.

Se ducho rápidamente y luego se cambió con un short de jean, una musculosa holgada color beige con dibujos de unos flamencos y unas vans color negro.

- Lista. - Dijo entrando a la sala.

- Estás preciosa. - Dijo Axel observándola.

- Gracias. - Sonrió.

- Vamos. - Tomó su mano.

Bajaron al estacionamiento riendo. El policía que los custodiaba les sonrió y los saludó amablemente con un gesto.

- ¿No iremos en tu moto? - Preguntó viendo que se dirigían a su auto.

- Creí que te molestaba ir en moto conmigo. - Se encogió de hombros.

- En realidad es divertido. - Admitió ella riendo. - Además es un día soleado, muy lindo para pasear en moto.

- Está bien. - Sonrió Axel. - Iremos en moto.

Eli se subió a la parte de atrás de la moto y Axel arrancó saliendo a toda velocidad.

- ¿A dónde vamos? - Preguntó Eli sujetándose de la cintura de Axel mientras le hablaba al oído.

Axel sintió una electricidad correr por su espina dorsal.

- Es una sorpresa. - Logró articular.

Axel aceleró un poco más y esquivó los autos con velocidad, dobló un par de calles y se metió por unas cuantas avenidas, después de treinta minutos salió a la costa.

- ¿Coney Island? - Preguntó Eli mirando el enorme parque de diversiones que alzaba a unos cuantos kilómetros de distancia.

- Si. - Dijo él riendo. - ¿Te gusta?

- Yo amo Coney Island. - Dijo emocionada. - Mi padre siempre me traía cuando niña.

Axel sonrió satisfecho y aparcó su moto en el estacionamiento.

- Muy bien, ¿A cuál quieres subirte primero?

- Al Cyclone, luego a The dark house. - sonrió como una niña pequeña. - ¡Vamos, qué estas esperando! - Tomó la mano de Axel y lo arrastró hasta la fila del juego

Pasaron el día entre risas, gritos y juegos. Eli ya se había olvidado de James y Axel... él se había olvidado de que realmente no eran una pareja. Sus ojos no dejaban de observar a Eli, cada vez que reía, cada vez que le hacía una broma, o simplemente como gritaba cuando el carrito de la montaña rusa bajaba a toda velocidad. Las manos de Eli tomaban como si nada las manos de Axel para llevarlo por todos los juegos y en The Dark House, tomó algo más que una mano.

- Oye, ¿no tienes hambre? - Preguntó Axel riendo.

- Si, un poco. - pasó una mano por su estómago. - ¿Comemos hotdogs?

- Sólo si es con mostaza.

- ¡Claro! - exclamó. - Un hotdog no es hotdog sin... - Axel tapó su boca.

Siempre hay una primera vez.Where stories live. Discover now