Diez.

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Todo estaba tranquilo. Ningún ruido se escuchaba. Un fondo blanco aparecía en su subconsciente. Estaba totalmente relajada.
Respiró profundamente dejando que el aire saliera lentamente de sus fosas nasales, cuando sintió un golpe — no fuerte, pero la despertó — en su cara haciendo que cayera del sofá.
Miró para todos lados y vio uno de los almohadones rojos a su lado. Siguió el sonido de las risas y vio como Axel tomaba su estómago frotandolo mientras lágrimas de risa salían por sus ojos.
-¿Eres retrasado o qué? - preguntó enojada.
- Te veías tan dulce y decidí despertarte. - dijo parando de reír.
- ¿No era más fácil decir "Hey despierta" ? O por lo menos tocarme el brazo. Eso también funciona. – se levantó del piso, sobando su trasero.
- No hubiera sido divertido.
- Eres un idiota. – Gruñó.
- Oh, vamos... ¿esa es la manera de recibir a tu marido? ¿Dónde esta mi besito de bienvenida? - Estiró la boca.
- Te diré donde están tus besitos. Están en tu...
- Shhh... no seas atrevida con tu esposo. - dijo poniendo un dedo en su boca.
- Pero... quita tu sucio dedo de mi boca. - Chilló alterada.
Axel rió y quitó su remera. Eli dio un vistazo rápido a su espalda formada y luego se fue a su habitación para que no la pillaran mirando a ese hombre.
Todo su ser la alteraba, hacía que sus nervios explotaran. Aún no podía entender por qué se había metido en este lio. Casarse con ese hombre. Por suerte su madre aún no aparecía, pero tenía medio de que se apareciera por su casa y encontrara a Axel en ella.
Abrió sus sábanas y se acostó tratando de reconciliar el sueño.

***

Agradecía a Dios por ser día sábado. Había sido una semana muy agitada aguantando a Axel con todas su bromas y sorpresas. Se sorprendía de su paciencia... se sorprendía que aún no hubiera lo matado o puesto algún tipo de veneno en su café por las mañanas.
Fue al baño, lavó su cara y sus dientes, recogió su cabello y salió a la sala. 
- Hola esposita mía. - dijo sonriendo con una mirada burlona en sus ojos. - ¿No vas a darme mi beso de buenos días?
- ¿Eso de lo besos se convirtió en tu lema o qué? - dijo arqueando una ceja.
- Puede que si...- rió. - Preparé el desayuno.
-¿ En serio? ¿Tú? ¿Hiciste el desayuno? 
- Claro que no. - rió. - esas son cosas de mujeres. Podrías comenzar con Waffles, por favor.
-¿Perdón? - puso sus manos en la cadera.
- Lo que oíste cariño. - guiñó su ojo.
- No vas a pretender que yo esté sirviéndote ¿o sí? – dijo ella al borde de la cólera.
- Para eso eres mi esposa. – agitó su mano con desdén, haciendo que la cara se Eli se volviera roja de rabia.
-¡Es suficiente! - Chilló saliendo a la sala.
-¿Que haces?
- Voy a llamar a alguien.

***

Minutos después estaban sentados en la sala al frente de una señora de unos cuarenta años aproximadamente.
- Muy bien... ahora cuentenme qué sucede.– la señora Wesley sacó una libreta.
Axel miró a Eli  sin entender nada.
- Lo que pasa aquí, es que vivo con un machista. Ya no lo soporto y quiero que me diga como hago para no estrangularlo, porque créame que he cosiderado esa opción desde el primer día.
- ¿Usted tiene algo que decir al respecto? - Se refirió a Axel.
- Lo único que voy a decir es que tengo hambre y estoy esperando mi desayuno. - Miró a Eli con el ceño fruncido.
- ¿Ve a lo que me refiero? - Dijo indignada.
- Hay un grave problema de  respeto al otro. - Dijo quitando sus anteojos y cruzando sus piernas. - ¿ Como terminaron juntos? 
- Fue una equivocación. - Dijo rápidamente ella. - Tenemos que convivir cuatro meses juntos y ya va una semana y no lo aguanto.
- Mmm... ya veo, Eli ¿Vivías con alguien antes?
– No, vivo sola desde hace cinco años. – contestó tranquila.
– Hmmm. – Asintió. – No estas acostumbrada a tener a alguien en casa permanentemente.
– Momentáneamente, sería la palabra correcta.
– Axel, ¿Tú tienes algún problema  aquí? ¿Algo que te moleste?
- Pues si, yo trabajo como burro... es obvio que necesito que mi mujer me atienda cuando vuelva a casa. - Axel solo quería hacer enojar a Eli.
- No soy tu mujer, idiota. - Dijo empujándolo.
- A ver... calmemonos un poco. Si quieren mejorar un poco su convivencia deberan colaborar juntos en esto. Somos grandes, por favor... puede evitar pequeños desencuentros hablando. Y usted Señora Taylor..
- Señorita Taylor. - corrigió.
- Debería ir a una clase del control de ira... el estrés junto con pequeños desencuentros desatan su lado iracundo.
- ¡Yo no tengo problemas! - gritó.
- Si claro... - dijo Axel, sarcástico. - Toda una dulzura.
- Trabajen en lo que les dije y nos veremos en una semana. - Se levantó de su asiento.
- ¿Eso es todo?- Chilló Eli.
- Solo es algo sencillo si hacen lo que les dije, van a notar las mejorías.
La Señora Wisley no había solucionado nada. Eli comenzaba creer que debería haber llamado a otro especialista.
- Eli no quiero interrumpir tu pensamiento pero tengo hambre.
-¿Quieres que te mate? – murmuró ella, acaban de hablar sobre eso y él aún con que quería que ella le hiciera el desayuno.
- Es que... - Suspiró frustrado. - no se prender la cocina. Soy un inútil. – admitió.
Elizabeth ahogó una risa pero no pudo mantenerla mucho y estalló en carcajadas tomando su estómago.
- Haberlo dicho antes de todo este lío. - Volvió a reír. – me ahorrabas la molestia de llamar a esta vieja loca.
- No es gracioso. Hasta me he quemado. - Mostró su mano. Una ampolla había en ella. – la llama saltó y pues casi me prendo fuego la mano.
- Eres tan idiota que ni si quiera te pusiste una crema.
- Las cremas son para lo maricones. Los hombres nos aguantamos el dolor.
- Tu no eres un hombre... eres una cosa rara. - Rió mientras tomaba su brazo para conducirlo al baño.
- ¿A donde me llevas? Sé que soy hermoso y me tienes ganas...– Bromeó.
- Shhh... deja de hablar estupideces. – soltó una pequeña risa.
Lo metió en el baño.
-¿Lo haremos en el baño? Prefiero tu cama, es cómoda y las almohadas son muy mullidas.
- No voy a hacer nada contigo. - Frunció el ceño. - Voy a ponerte una crema para las quemaduras.
- ¿Y por qué? – preguntó sorprendido mientras ella sacaba la crema del  botiquín.
- Porque va a aliviarte.
Todo quedó en silencio, mientras Eli colocaba un poco de crema en la ampolla.
- Despacio, duele. - Chilló Axel como un niño.
-¿No que eras Hombre y aguantabas el dolor? - Rió levemente.
- ¿Tanto te importo para que gastes tu tiempo en hacer esto?
- Claro que no.
- Si te importa. Si no, no te gastarías en hacer esto.- las comisuras de Axel comenzaban a levantarse.
- Es que... yo... - dijo dudosa. Ni ella sabía por qué decidió hacer eso.
- Estas... ¿Nerviosa? – arqueó una ceja. – ¡Un segundo! Mi esposa es tan tierna... – bromeó riendo.
- ¿Sabes? Puedes terminar de ponerte tu mismo la crema. - Dijo dejandola bruscamente en el lavabo.
- Te pusiste nerviosa, lo sé. - Gritó desde la puerta del baño. –este papasito provoca eso.

***

Eli cambió su ropa [http://www.polyvore.com/red_paris/set?id=103024499] y salió a almorzar con Camila. Le debía aunque sea una charla. Toda la semana había pospuesto su encuentro ya sea por trabajo o por problemas en casa con Axel.
Tomó sus llaves y se fue sin decirle nada a él.
Pocos minutos después estaba recogiendo a Camila de su casa.
- Muy bien mujer, ¿a dónde iremos?- dijo su amiga, mientras ponía el auto en marcha.
- A donde sea, sólo quiero relajarme. Esta semana fue muy intensa.
- ¿Te parece Peter's ? Tienen mesas al aire libre.
- Peter's será. - sonrió.
Llegaron al bar e inmediatamente ordenaron bebidas dietéticas mientras miraban el menú.
- Cuentame cómo es vivir con Axel - Dijo sonriendo.
- Es un calvario. Todos los días hay problemas. - Puso una mano en su frente. - Sin duda no nos llevamos bien... no sé porque tengo que esperar tanto.
- A lo mejor es una señal. - subió y bajo sus cejas en una mirada pícara.
- Una señal de que debo morir soltera. – Bufo ella.
- ¿ Tu madre aún no te llamó?
- No y estoy mejor así. Aunque el miedo de que aparezca por casa y vea a Axel no se me va.
- Quedate tranquila. Cualquier cosa sabes que me puedes pedir ayuda.- Sonrió. - Cambiando de tema... me he estado viendo con el amigo de Axel.
- No me digas. - rodó sus ojos.
- Si. - Sonrió. - pero el es distinto conmigo y... ¡oh por Dios!- tapó su boca.
- ¿Qué viste? – Eli se puso en alerta.
- No vayas a querer voltear... - Susurró Cami, tomando su refresco para disimular.
Medio minuto después un ramo de rosas apareció frente a ella.
- Un ramo de rosas, para la mujer más hermosa.

Siempre hay una primera vez.Where stories live. Discover now