Veintiséis.

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Axel volvió a casa obligadamente, si se seguía quedando en casa de su madre, ella sospecharía de que algo andaba mal.

Sintió a Eli en la cocina, estaba cantando y cocinando al mismo tiempo. El ruido de su voz y de las ollas y platos provenía de ahí.

Se preguntó si debía ir a hablarle o no. Su orgullo le dijo que no y prendió la televisión para relajarse un poco. 

La voz de Eli lo desconcentraba.

Seguramente estaba con auriculares y no se había percatado de su llegada.

Su orgullo se fue, tenía que hablarle.

Se levantó del sofá y fue a la cocina por un refresco como excusa.

Se encontró con Eli de espaldas moviendo un poco sus caderas al ritmo de la música.
¿Cómo haría para llamar su atención?

Abrió uno de los gabinetes y lo azotó. Pero era inútil. Ella no lo iba a escuchar a menos que el le tocara el hombro.

- Por Dios. - Tomó el puente de su nariz. - Por qué se me hace tan difícil.

Eli se dio la vuelta y vio a Axel hablando solo.

- ¿Con quién hablas? - dijo ella sacándose los auriculares.

Axel se sintió avergonzado tanto que sus mejillas aumentaron de color.

Eli sólo lo miraba y tenía ganas de reír por su nerviosismo.

- Tengo que pedirte un favor.

- Qué.

- El miércoles mi familia organiza un picnic por el cumpleaños de mi prima y todos quieren conocerte. - rascó su cabeza.

- ¿Conocerme? Definitivamente no. - Dijo seria. - Eso fue sólo con tus padres, no me presentaré ante toda tu familia como tu esposa.

Logan frunció el ceño. - Tú tuviste la culpa de eso, ahora todos esperan que vayamos juntos. - Dijo en un tono molesto.

- No me puedes obligar a ir. - Dijo ella de la misma manera.

- ¿Sabes qué? Olvida que te pedí algo. - Dio media vuelta y salió de la cocina. – Contigo no se puede hablar.

Eli se sintió mal, más de lo que ya se sentía. Axel tenía razón, era completamente su culpa, pero no podía llegar a tal grado de falsedad. No podía engañar a tanta gente.

Suspiró.

Necesitaba a Camila.

Axel se sentó en el sofá malhumorado y comenzó a cambiar los canales del televisor tratando —otra vez— de relajarse.

Minutos después se quedó dormido.

***

Se despertó como a las dos de la madrugada. Su estómago rugía.

Miró a su alrededor. Una colcha estaba encima de él, no se acordaba de haberse tapado. Pero lo que no supo fue que Eli la había dejado ahí.

Se levantó para ir a la cocina y hurgó en la heladera. Vio un plato tapado.

Cuando lo abrió había tres sándwiches de pollo con verdura perfectamente preparados, aún esponjosos y húmedos.

Axel sonrió por unos segundos. A pesar de todo, ella se los había guardado.

Terminó de comer y caminó silenciosamente hasta la habitación de Eli. 

Dormía del costado derecho abrazando su almohada. Él se arrodilló a su lado y la miró dormir... como había hecho tantas veces. Su expresión era serena y no podía evitar pensar en lo bella que la había visto dormir cuando habían estado juntos.

Siempre hay una primera vez.Where stories live. Discover now