Tres.

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Las chicas quedaron encantadas con las suites del lugar, realmente podrían relajarse muy bien, especialmente Eli, que su trabajo era estresante.

Lo primero en la lista eran dormir un par de horas, habían viajado casi toda la noche y necesitaban reponer un poco de energías para comenzar sus actvidades vacacionales.

Mini vacacionales.

Luego de descansar miaron la hora y lo primero que hicieron fue recorrer el la ciudad, la fiesta sería a la noche cuando los casinos se comenzaran a llenar de más de gente. No era que de día estaban vacíos, había gente, pero no la cantidad de gente que había cuando se hacía de noche.

Hicieron un par de compras, sacaron fotos, rieron y luego volvieron al Hotel por una tarde de sol en la piscina trasera.

Los chicos no terminaron de llegar a las suites, se bañaron y salieron a recorrer el hotel, luego durmieron un par de horas que se convirtieron en todo el día y a la noche se despertaron para cambiarse e ir al casino.

- Wow no puedo creer que aún estemos en Las Vegas. - Dijo Carlos sentándose en su cama con una toalla alrededor de su cintura. Carlos era guapísimo, su piel era de un color dorado, cabello casi a rapa, ojos marrones con pestañas largas y una sonrisa seductora por naturaleza.

- Esta noche tenemos que pasarla mejor de lo que lo hacemos en Nueva York. - dijo Axel quitándose la remera.

- Tranquilos renacuajos. - dijo Fredy. - todavía nos quedan dos noches más...

- Lo sé... pero es muy excitante. - Dijo el moreno cambiándose.

- Bueno lo que vamos a hacer ahora es ir al casino y jugar relajarnos, la última noche recién haremos locuras. - Dijo Fredy.

- Ok...

Terminaron de cambiarse y se arreglaron, bajaron riendo de cosas sin sentido y luego llegaron al piso donde se encontraba el casino.

Los tres quedaron impresionados, nunca se imaginaron que un casino de Las Vegas podía ser tan hermoso.

Caminaron entre la gente y fueron a pedir fichas para ver si tenían suerte.

Axel, estaba sorprendido de ver tantas chicas lindas por el lugar, y una que otra se le acercaba a decirle algún piropo al oído.

- Aquí tienen muchachos. - Dijo Fredy entregándoles sus fichas.

- Genial. - Dijo Axel.

- Vayan a jugar donde quieran.- sonrió Fredy. - nos vemos aquí en dos horas.

Axel tomó sus fichas y se perdió entre la gente igual que sus amigos, no sabía en que juego comenzar a apostar así que decidió empezar por la ruleta.

15 minutos después se dio cuenta que no era my bueno en eso, ya que estaba perdiendo... Así que decidió irse a las mesas de Black Jack que seguro ahí ganaría bastante.

***

Ya había ganado más de 300 dólares en el Black Jack y aún quería seguir apostando, pero debía hacer un descanso para tomar algo...

Fue hasta la barra y mostró su pase de estadía (el pase que Marco les había entregado para recibir tragos gratuitos).

- ¿Qué le sirvo, señor? - preguntó el hombre de la barra. Axel estaba a punto de decir una jarra de cerveza, pero el lugar era fino, así que trató de poner cara de selectivo mientras pensaba en un trago más o menos fino.

- Un Martini, por favor.

El hombre de la barra solo sonrió y comenzó a prepara el trago.

Mientras tomaba de su copa, las chicas pasaban con exuberantes vestidos y grandes escotes. Axel estaba muy guapo esa noche, con una camisa azul y unos jeans negros bien ajustados. Las mangas de su camisa arremangadas hasta su codos y los dos botones de arriba desabrochados. Su cabello perfectamente despienado y su sonrisa reluciente como la luna. Él era consciente de lo atractivo que era y las chicas que pasaban por los corredores también. Se robó varias miradas femeninas esa noche.

A lo lejos, Axel, vio a una chica muy linda que sobresalía de todas las demás del lugar. Era hermosa pero sin exagerar nada, ni si quiera estaba tan maquillada como las demás. Un cuerpo precioso y muy sensual. Un vestido negro que llegaba hasta arriba de las rodillas, pegado a su cuerpo y unos tacones que modelaban muy bien sus piernas y tobillos. Cabello castaño, de un largo que llegaba a la altura de su cintura un poco más arriba, totalmente lacio y unos labios con gloss tentadoranente gruesos.

Él tomó su copa, actuando como si nada, pero sin despegar sus ojos de ella. Él quería a esa chica en su cama costase lo que costase.

Desprendió un botón más de su camisa para dejar un poco su pecho descubierto y acomodó un poco su pelo haciendo que luciera aún más sexy de lo que ta estaba.
Cuántas veces habrá usado esa misma táctica.

Se bajó de la barra con su trago en la mano y se acercó sensualmente a ella.

Ella ya lo había visto y sabía muy bien que es lo que estaba por suceder, el típico imbécil que se hacía el Casanova.

- Hola linda. - Dijo él haciendo una voz un poco más ronca y seductora.

- Hola. - respondió ella neutral. Sin hacer gestos, sin siquiera mirarlo detenidamente.

-¿Sabes? me preguntaba si...

- No estoy interesada en nadie, así que, si me permites voy a la mesa de Black Jack... - Lo interrumpió con una mano en su pecho, apartándola de su camino y sin ninguna preocupación camino recta y segura a las mesas de Black Jack.

Él quedó con la boca abierta. ¿Lo acababan de rebotar? Nunca nadie antes le había hecho eso.

Miró como se alejaba yendo con un par de fichas en la mano y como otros hombres la miraban de arriba a bajo. ¿y quién no la iba a mirar? Si se notaba a Kilómetros que ella era la más sexy del lugar.

- ¿Qué es lo que acaba de pasar? - se preguntó a sí mismo. - Esto no sé queda así. - dijo tomando lo que le quedaba en la copa.

La dejó con fuerza en la barra y se dirigió a la mesa de Black Jack...

Elizabeth Taylor, acababa de tentar al demonio.

Siempre hay una primera vez.Where stories live. Discover now