Cuatro.

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Se sentó en una punta opuesta y depositó sus fichas para apostar… se iba a arrepentir de haberlo rechazado.
- Oh ¿el Señor Casanova no sé rinde? – dijo ella indirectamente mientras miraba su baraja.
- Vas a caer ante el maestro cariño. – Dijo riendo burlonamente.
- Eso lo veremos Casanova. – Dijo ella riendo con ganas.
La partida comenzó junto con otros dos hombres más… Realmente él no sabía a quien estaba enfrentándose.
– Sus jugadas, señores. – dijo el hombre que repartía las cartas.
- Señores y Señorita – miró a Elizabeth arqueando una ceja. – Creo esta partida es mía. – Axel bajó su jugada.
Estaba a punto de llevarse todas las fichas pero una mano delicada tocó la suya.
- Lo siento… pero creo que esta jugada es mía. – Dijo ella bajando sus cartas.
Cuando vio lo que tenía en su jugada quería morirse… no sólo él, sino los demás que estaba ahí mirando… Había ganado más de 600 Dólares en esa jugada.
- Perdone Maestro, pero creo que esta vez no pudo ganar. – le sonrió ella, con chispa de burla.
Tomó las fichas ganadas y se fue a otro juego.
Axel quedó impactado, ¿cómo era posible?
- Suerte de principiante. – Murmuró observándola.
La siguió y vió que se iba a jugar a la ruleta. Él no sabía jugar muy bien, pero quería demostrarle que en algo podía superarla. Cómo todo hombre machista quería demostrar su hombría, por lo menos en algunas fichas.
- Creo que esto no ha terminado Señorita. – Dijo susurrando en su oído.
- No se rinde tan fácil…
- No me rindo.
- Entonces veamos que tan bueno es en la ruleta. – lo desafío.
20 minutos después Axel había perdido como la guerra en la ruleta ante una chica.
- La verdad es muy bueno. – dijo ella sarcástica.
- La tercera es la vencida. – dijo él con el ceño fruncido.
- Lo siento Casanova pero debo irme. – dijo mirando su reloj de mano. Palmeó su mejilla dos veces y le sonrió.
Antes de decirle algo ella ya se había ido con otras chica más.
- ¡Un momento! ellas están hospedándose aquí. – Dijo sorprendido, mientras las veía en dirección al ascensor que subían a las suites.
- Ey bro, ¿Cómo te fue? – apareció Carlos, palmeando su espalda.
- Perdí ante una chica hermosa. – se quejó chasqueando la lengua.
- Pobre Doson – Dijo Riendo. – me imagino, debes estar destrozado.
- ¡Un segundo! Yo no estoy destrozado.
- ¡Vamos! ¡Fredy quiere llevarnos a otro lugar! – le tomó el brazo para llevárselo de ahí.
El tema fue que, en toda la noche no pudo sacársela de la mente.  Primero quiso conquistarla, luego comenzó a molestarlo y ahora la odiaba por dejarlo en ridículo frente a varias personas. Pues estaba dispuesto a ser humillado por otro chico o algún hombre. ¿pero por una chica? ¡JA! olvidenlo. 
Al día siguiente esperó por horas a que llegué la noche para ver si ella bajaba al casino. Inluso se dio un paseo por los otros pisos para ver si podía encontrar su suite. Su orgullo machista no lo dejaba estar en paz, quería demostrar que podía ser superior en algo.
Vistió con una camisa roja a cudros y jeans azules oscuros, zapatillas negras y su cabello igual de despeinado.
Se sentó en la barra y esperó mirando hacía todos lados haber si ella volvía a aparecer… Y efectivamente lo hizo, la vio pasar con una pollera roja, un top negro con un par de lentejuelas y tacones negros conbinados con rojo. Su cabello ondulado y puede que sólo un labial rojo en su maquillaje. Tenía unas cuantas fichas en la mano y en la otra un vaso de una bebida transparente ¿Vodka? ¿Agua?
- Señorita, la estaba esperando. – la sorprendió por detrás.
- ¡Oh! – se sorprendió y luego giro para poder enfrentarlo. – veo que quiere perder de nuevo… – rió con ganas la castaña.
- La que perderá esta noche será usted. – dijo él sonriendo malicioso.
- Entonces veamos que sucede. – le guiñó un ojo.

***

30 minutos después, Elizabeth lo había dejado sin fichas, ganándole en todos los juegos de azar habidos y por haber.
- Lo siento Casanova, pero creo que perdiste – dijo riendo.
- ¿Cómo es posible? – Murmuró Axel entre dientes.
- La explicación para eso, es que usted es un imbécil que no quiere aceptar que perdió ante una mujer. No una, no dos, sino más de diez veces.
- ¿Me llamaste imbécil? - preguntó frunciendo el ceño.
- Llamemos a las cosas por su nombre. – le sonrió burlona.
- Se acabó, no voy a caer más en tu juego. – dijo molesto y se fue.
Ella rió con ganas y volvió donde sus amigas.

- ¿Qué sucede Eli? - preguntó Camila al verla reir tanto. – ¿Qué has estado haciendo, traviesa?
– He estado apostando con un tipo y le he ganado en todo los juegos, se molestó por eso. El típico machista. 
- Oh, pues yo he conocido a un chico muy lindo y sexy. – Dijo Mia.
- Y su amigo el sexy rubio… - Dijo Camila con una expresión de deseo. – Es muy caliente.
- Si necesitan la habitación me lo dicen y me voy por ahí… - codeó burlona a Camila.
- ¡Elizabeth Taylor!  – Dijo avergonzada Mia. – Aún no vamos a hacer nada.
- Pues a mí no me incluyas. – Rió Camila.
– Vayan, vayan a ver a sus galanes. – animó Eli a sus amigas.

Las otras dos chicas regresaron y se metieron en la multitud, pero Eli se quedó revoloteando un rato más por el casino haber si ganaba más fichas. ¡Se estaba volviendo millonaria!
Realmente lo estaban pasando bien: Suites de lujo, piscina en las tardes, Compras al medio día, Casino en las noches y ganaba más de 1000 cada vez que bajaba al casino. ¿Quién diría que fuera tan buena?
Axel estaba que moría de rabia. Desperdiciaba sus fichas en ella.
- Hey bro ¿Por qué esa cara? – preguntó palmeándole la espalada.
- Nada importante… - dijo tratando de no demostrar su bronca.
- No estes con esa cara, mira que mañana nos iremos. 
- ¿Mañana? ¿No nos queda una noche más? – se sobresaltó.
- Lo siento pero habrá que volver más antes, no quiero que papá se enteré que ya estoy haciendo pedazos la nueva tarjeta, así que ¡Disfruta!
Axel quedó pensativo… ¿Tan rápido había pasado el fin de semana? Pero él no se iba a rendir. Hasta que se le prendió su lamparita…

Doson, eres un genio.

Siempre hay una primera vez.Where stories live. Discover now