Nueve.

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Su alarma sonó como todas las mañanas, una hora antes de entrar a trabajar.
Se levantó, abrió sus cortinas y contempló por unos segundos el sol que asomaba por los rascacielos de Nueva York y los autos que ya comenzaban a circular con gente yendo a sus trabajos.
Buscó en su armario una camisa blanca, una pollera negra entubada , un saco color beige y sus zapatos de tacón. Tomó un par de toallas y se metió en la ducha.
15 minutos después salió con su cuerpo y su pelo envuelto, pero...
- Tu cama es realmente cómoda. - dijo él cruzando sus brazos detrás de su nuca, mientras se acomodaba bien en la cama de Elizabeth. Aún seguía en boxers.
– ¿Qué haces aquí? - Tartamudeó alterada agarrando fuerte la toalla que envolvía su cuerpo.
- Oí el ruido de la ducha y me desperté.
- Vete. – gruñó entredientes.
- No tienes nada que no haya visto antes. - dijo con una sonrisa encantadora.
- ¡Vete de mi habitación! – Chilló.
- Ahora somos marido y mujer, cariño. - dijo con una chispa de burla en sus ojos.
-¡Axel! ¡Vas a quedar sin bolas si no te vas!. - dijo apretando los dientes.
- Ok. Ok. - dijo sereno levantándose de la cama. - Me iré. - caminó lentamente y desapareció por el umbral de la puerta. 
Eli cerró rápidamente su puerta con cerrojo. 
Mientras se cambiaba pensaba en cómo se sentía con la reciente estadía de Axel en su casa. Estando con él no se sentía cómoda pero tampoco incómoda. Era extraño tener a alguien en su casa, después de tantos años de vivir sola.
Se cambió rápido y salió de su habitación acomodándose el cabello con las manos. Axel estaba en el sofá tecleando un par de cosas en su celular mientras sonreía.
-¿Que vas a desayunar? -preguntó poniendo la cafetera.
-¿En serio vas a prepararme el desayuno? - preguntó incrédulo.
-¿Lo quieres o no? 
- Esta bien. - sonrió.
Eli hizo dos tazas de café y de la almacén de víveres sacó una bolsa de galletas dulces.
-Aquí tienes.
- Gracias. - sonrió él. - ¿A qué hora volverás a casa, cariño? – preguntó él aguantando una risa.
Ella frunció el ceño, pero no dijo nada. No comenzaría la mañana renegando - Probablemente a la tarde, como a las 7 p.m. - pausó para tomar un sorbo de café. - ¿Por qué?
- No solo preguntaba.- Agachó su cabeza mirando a su taza.
- En fin. - dijo dejando su taza en el fregadero. - Me voy, sino llegaré tarde. Me tomé el trabajo de hacerte una copia de las llaves por si sales.
- Oh. Que considerada.
- Como sea. - dijo saliendo por la puerta.
axel esperó unos minutos más y se levantó de la mesa, para hacer un par de llamadas.
Le contó a Fredy como le estaba yendo mientras se paseaba por la habitación de Eli. Hurgó sus cajones. Su ropero. La cómoda en donde guardaba su ropa interior — el cual se quedó observando varios minutos— luego el baño y los demás ricones.
- Claro que puedes venir. - Dijo Axel sentándose en el sofá - Le dije a mi padre que iría a la tarde a la carpintería. A esa hora estará volviendo Eli. Para cuando ella llegué yo me habré ido.
A los 20 minutos Fredy y Carlos estuvieron golpeando la puerta del apartamento de Eli. Axel les abrió con mucho gusto y los dejó pasar.
- Hey... nada mal Doson. Ascendiste a primera división. - rió Fredy dejando un par de botellas de vodka en la mesada de la cocina.
- ¿No es muy temprano para comenzar a beber? - Preguntó Axel riendo.
- Nunca es temprano para beber, mi amigo. - Dijo Carlos abriendo una bolsa de papas fritas. 
Todo lo que restó del día se la pasaron jugando al poker y haciendo destrozos en el apartamento.

***
Elí tuvo un día no tan estresante pero —como todos los días — tuvo que lidiar con James. Su ex novio.
- Eli ¿Quieres que te lleve a casa? - dijo desanudando su corbata y pasando un mano por su cabello. Un castaño con ojos verdes y nariz respingada, 1,81 de altura y fuertes bíceps.
- Sabes muy bien que vine en mi auto. - Arqueó una ceja.
- Solo trato de ser amable.– sonrió encantador.
- Gracias por tu amabilidad, pero vine en mi auto tal vez para la próxima. - sonrió.
- Por qué me sigues rechazando... - Le tomó un mano para atraerla hacia él.
- James, creo que dejé en claro que solo quiero una relación de amistad entre nosotros. - Quiso apartarse pero no pudo.
- Vas a volver conmigo aunque sea lo último que haga. - susurró en un tono casi psicópata.
- Como digas, Büller. - dijo liberándose.
Odiaba haber escogido a un compañero de trabajo como un novio. No le era incómodo trabajar pero algunas veces James se tornaba fastidioso. Demasiado fastidioso.
Había salido temprano del trabajo, cosa que la sorprendió ya que nunca salía antes de las 6 p.m.
Justo cuando pensaba que su día había sido uno de los más tranquilos — apesar de James — al llegar al pasillo que conducía a la puerta de su apartamento escuchó musica a todo volumen.
Abrió la puerta esperándose un caos, pero lo que ella imaginó era nada en comparación con lo que había en su apartamento.
Botellas, comida, colillas de cigarrillos, fichas de poker, la mesa ratona de su living dada vuelta junto con su sofá.
Escuchó risas que venían de la cocina.
-Axel. – Murmuró conteniendo su rabia.
Entró dando un portazo y las risas dejaron de escucharse, la música de Rock 'N Roll seguía sonando. Caminó hasta la cocina y los vio a los tres tratando de ponerle a Carlos uno de sus sostenes.
-¡QUÉ ESTAN HACIENDO EN MI CASA, DESTRUYENDO MIS COSAS Y USANDO MI ROPA INTERIOR PARA SU DIVERSIÓN! - Gritó enfurecida desde la puerta de la cocina.
-Es que... yo... - Dijo Axel tartamudeando. – pensé que llegarías más tarde. – sonrió nervioso.
- Se van de mi casa. ¡¡¡YA!!! - dijo apuntando a la puerta.
Carlos lanzó el sostén a Axel y salió tan rápido como sus piernas le permitieron arrastrando a Fredy con él.
- Debí saber que esto pasaría. - Dijo furiosa. 
- No pensé que volverías tan temprano.
- ¿No debías estar trabajando? - Arqueó una ceja posando sus manos en la cadera.
- Entro en dos horas.
- Genial. Tienes tiempo suficiente para limpiar todo el desastre que dejaron tú y tus amigos.
Elizabeth le quitó su sostén y se fue directamente a su habitación. Axel salió por detrás de ella.
- Oye una cosa, tú no eres mi jefa para mandarme. Ni mi madre lo hace. – frunció el ceño.
- Es lo menos que puedes hacer por todo el desastre que hicieron. - se giró para enfrentarlo. 
- Perdona. - Rió irónicamente. - Pero las mujeres son las que limpian y hacen esas cosas.
Eli sintió hervir su sangre. Machista, pensó.
¿Pretendía que trabajara y limpiara sus desastres? 
Levantó una mano para pegarle con todas sus fuerzas, pero antes de que ella llegara a golpear su rostro una mano la sujetó.
- Ni se te ocurra pegarme. - dijo Axel serio. - Ninguna mujer lo hace.
- Pues es obvio que ya apareció quien. - dijo alzando su mano izquierda, pero Axel repitió la misma acción.
- Dije que no lo hicieras.
Eli comenzó a retroceder tratando de liberarse.
Hizo unos cuantos pasos más atrás y tropezó con su cama haciendo que ambos calleran en ella.
Unos pocos milímetros habían de espacio entre ellos.
Los ojos de Axel examinaban el rostro de Eli hasta enfocarse en sus labios. 
Ella se tensó, pues él seguía siendo un desconocido, y estar así con él en su cama no la dejaba cómoda.
Axel a se debatía entre si besarla o dejarla e irse. Sin pensarlo comenzó a acercarse.
-¿Que estas haciendo? - Dijo ella rompiendo el momento.
- Tienes algo en el rostro. - Mintió sacandole algo imaginario de su cara. Claramente eso no era lo que tenía pensado.
- Gracias. Ahora... ¿Podrías quitarte? - Dijo frunciendo el ceño.
- Si. Claro. - Dijo el soltándola.
Eli se levantó de la cama y acomodó su pollera. – Ahora... te recomiendo que te apures en limpiar. 
- Lo haré si tú me ayudas. - dijo saliendo por la puerta.
- Si no lo hago ¿Qué harás? - Dijo desafiante.
Axel volvió a su habitación. - Primero me iré y te dejaré con todo el desastre. Seamos concientes de que este lio no lo puede limpiar una sola persona. Y segundo, haré algo que seguramente va a molestarte mucho. - Dijo serio pero sus ojos demostraban que estallaría en risas.
- ¿Y qué podría molestarme mucho más que este desastre y vivir contigo?
- Un beso mío.
Elizabeth abrió sus ojos impresionada y pensó que era mejor ayudarlo.
- Está bien. - Frunció el ceño. - Voy ayudarte. Pero escuchame bien. - Dijo acercándose para apuntarlo con su dedo índice. - Esta será la última vez... - salió de su habitación.
Juntos comenzaron a limpiar sin decir una sola palabra o si quiera mirarse. Eli aún sentía una sensación de nerviosismo por todo su cuerpo por lo que había dicho Axel.
Axel pensaba en lo mismo. Sin ninguna explicación al respecto quiso desesperadamente rozar sus labios con los de ella. Tal vez hubiera sido por el alcohol o por el hecho de que hacía días no encontraba una mujer bonita con la cual pasar el rato. 
Unos minutos después Axel se dio una ducha y luego partió a la carpintería.

***

Eli estaba mirando televisión cuando una de sus amigas llamó a su celular. 
- Cami.
- Eli ¿Cómo te va con Axel "el sexy" Doson?
- Por favor, no lo llames así. - dijo Eli poniendo una mano en su frente.
- ¿Celos? - rió.
- Repugnancia, sería la correcta.
- ¿Tan malo es?
- No quiero hablar de él... 
- Con todo el revuelo no he podido decirte que, el chico con el que salía en Las Vegas era Fredy, amigo de Axel. – se sintió su voz alegre.
- Wow, eso no me lo esperaba.
- Si quieres podemos ir a tomar algo.
- Estoy realmente cansada creo voy a quedarme en casa esta noche. Mañana podríamos salir.
- Como quieras. Descansa y si fuera tú aprovecharía a ese bombón que tienes como marido. - Rió.
- Por favor no digas barbaridades. Nos vemos.
- Adiós.
Después de colgar se ducho y se sentó en el sofá a leer un libro.
Axel tuvo visitas en su trabajo. Fredy fue a verlo y a preguntarle como le había ido con Eli.
- Creo que no me conviene hacerla enfadar. - dijo mientras con un cerrucho cortaba maderas.
- Oh, vamos. - dijo Fredy riendo.– ¿Acaso viste como Carlos casi se mea encima?
- Es lo mejor, creo que ya tengo demasiados problemas. 
- Tus padres no lo saben ¿o si? 
-¡Claro que no! No quiero más problemas con ellos. Y siendo sincero trabajar con mi padre no me agrada. ¿Sabes lo fastidioso que es que le busquen defectos a todo lo que haces? Pero debo hacerlo si quiero dinero para ir al bar. Eli no va a darme nada.
- No quisiera estar en tus zapatos mi amigo. - dijo palmeando su hombro.
- Yo tampoco. - Gruñó.

Primer día de trabajo. Había sido realmente duro y tuvo que tragarse varios comentarios con respecto a su padre. 
En realidad nunca tuvo una muy buena relación con él. Siempre fue dura y fría.
Abrió la puerta del apartamento y se encontró a Eli dormida en el sofá con un libro en su pecho.
Se veía adorable durmiendo y decidió obeservarla un rato.
Su pelo, sus pestañas cubriendo sus ojos, sus labios. 
Rió mentalmente recordando su cara al verlos a los tres jugando con su sostén.
Había algo que le atraía de ella. Pero ¿Qué? Ella lo fastidiaba pero eso era lo que lo encantaba. Le encantaba verla molesta y enojada.
Tomó una corta ducha y luego se debatió entre despiertarla o alzarla y llevarla en brazos hasta su habitación.
Y decidió...

Siempre hay una primera vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora