Once.

2K 140 0
                                    

Ella subió lentamente su mirada hasta encontrar aquellos ojos verdes y una sonrisa deslumbrante. Lo único que pudo hacer fue sonreír y decir:
-No ordenamos un ramo de rosas. – volvió la mirada hacia su refresco.
- Es cortesía de la casa. – guiñó un ojo.
- James... - suspiró. - Ya hemos hablado de esto.
- Por favor aceptalas.
- ¿Podemos hablar en privado? - dijo Eli parándose de su silla.
- Claro.
James y ella fueron a un lugar donde solo ellos pudieran escuchar la conversación.
- James entiendo que... quieres remediar las cosas pero, entiende, ya no tengo interes en ti.
- Sé que aún me amas. - Se acercó a ella pero Eli puso una mano para mantener distancia.
-Gracias por las rosas pero, sabes cual es la respuesta.
- ¡No me rendiré! - dijo sonriendo y luego se fue.
Eli volvió a su asiento con el ramo en las manos.
-¿Qué sucedió?- Preguntó Camila ansiosa por saber.
- James otra vez con que quiere que volvamos. - Suspiró algo fastidiada.
- Yo no sé como puedes resistirte a ese hombre. - dijo estirando su cabeza para ver si James ya se había marchado.
- Primero: encontrarlo con otra mujer no me da confianza en él. Y segundo: estoy casada. - Frunció el entrecejo. 
- ¿Le vas a ser fiel a tu marido? - Rió burlona.
- Tú y tus bromitas.
Eli volvió a casa. Axel no estaba, seguramente había ido al bar a gastar el dinero que había ganado con la carpintería. Ella no iba a protestar, él con el tema gastos se había portado bien en la semana, y le convenía portarsr bien.
Le dio curiosidad y comenzó a hurgar sus cosas. No se sintió culpable porque él ya se había encargado de hacer eso con las suyas. Y pensó que ella no se daría cuenta.
Ropa, zapatillas, algunos canzoncillos, desodorantes. Nada fuera de lo común. Miró a un costado y vio algo interesantes: Una guitarra. Nunca pensó que le gustara tocar música.
Abrió la funda y para su sorpresa era una acústica. No se lo imaginaba tocando canciones acústicas o románticas... tal vez la usaba para conquistar chicas.
Volvió a guardarla y se fue a dar una ducha para tratar de relajarse. 
Cuando salió sintió la puerta de entrada que se cerraba, seguramente era Axel.
Terminó de cambiarse (http://www.polyvore.com/ggg/set?id=103211322#cs) y salió al comedor, cuando entró se dio una gran sorpresa.
- Madre. - dijo atónita 
- Parece que no estas tan contenta de verme.
- No es eso, es sólo que no te esperaba... - dijo nerviosa.
- Esperabas a alguien más... -Dijo observando las pertenencias de Axel - ¿De que quienes son estas cosas? - Preguntó seria.
- Un primo. - Dijo lo primero que se le ocurrió. - un primo de Camila, no tiene lugar en casa y me pidió este favor.
-¿Tú viviendo con un desconocido? - Preguntó sorprendida.
- No es totalmente desconocido... ya nos habíamos visto un par de veces... además él es gay.
- Oh, es como vivir con una chica más. - Sonrió.
- En cierto modo si. - Sonrió nerviosa.
Rogó mil veces que Axel no entrara por la puerta arruinándole toda la charada que había armado.
- En fin... venía a saber si estabas bien. Hace días que no sé nada de ti.
- Anduve muy ocupada. - Excusó, en cierta parte era verdadero. - Sabes como es el trabajo.
- Comprendo. - Dijo convencida. - Debo irme... tengo cosas que hacer.
- Esta bien.
- Adiós. - Salió cerrando suavemente la puerta.
Esperó varios segundos y suspiró aliviadamente. Eso había sido suerte.
Estuvo limpiando un poco la sala, acomodando cosas que Axel había dejado tiradas por el suelo y por encima del sofá, estaba metida en sus auriculares escuchando música que se olvidó de todo.
Se asustó cuando un par de manos rodearon su cintura y una suave respiración rozó su oreja. Luego sintió el olor a wisky barato y comprendió quien era.
Quitó sus auriculares y se apartó bruscamente de él.
-¿Qué crees que haces? - Frunció el ceño.
- ¿No puedo saludar cariñosamente a mi esposa? - Sonrió. Sus ojos se veían cansados.
- No. - Dijo molesta. - No soy tu esposa.
- Oh, entonces si puedo saludarte cariñosamente. - Sonrió con picardía.
- Ninguna de las dos.
- Ok, no te exasperes.
Un silencio incómodo se produjo.
- ¿Y ese ramo? - Preguntó curioso mirándolo ya que estaba en un jarrón en medio de la mesa.
- Un regalo de mi ex. - dijo sin importancia.
- ¿Tenias ex? - Preguntó divertido. - ¿ Salías con alguien? - Rió. - ¿Cómo te aguantaba?
- Eso no es de tu incumbencia. - dijo ofendido.
- Ese honbre debe estar demente. No me digas que quiere volver contigo...
- No tengo porqué contestar.
- Oh Elizabeth , amor mío. Por favor acepta este ramo de rosas como muestra de mi arrepentimiento. Quiero volver contigo. - dijo tomando el ramo de rosas y arrodillándose frente a ella burlándose.
- No seas tonto. - Trató de decirlo seria pero una sonrisa se le escapó.
- Te amo tanto... - Hizo una mueca cruzando sus ojos y dejando una mueca de tonto en su cara.
- Ya basta. - Rió. - Él no es tan cursi.
- Te dijo: Te doy estas rosas, vuelve conmigo.
- Tampoco tan frío - dijo mientras iba al refri a sacar jugo.
- ¿Y qué pasó entonces?
- Quiere volver... pero no lo haré. 
- Me da gusto saber que me eres fiel, cariño. - Dijo colocando su mano en el pecho.
- No es por ti. - Frunció el ceño. - Es porque no quiero estar con un hombre que me engaña.
-¿Te engañó? ¡Wow! que idiota.
El comentario la sorprendió.
- ¿Perdón?
- Me refiero a que fue un tonto por hacer eso... eres bonita, exitosa, independiente, inteligente... debió aprovechar esa oportunidad. - Eli se quedó callada. Sorprendida más que nada. - Pero yo tampoco soy un santo, no sé por qué opino. – Rió inocente.
- Mmm. ¿Sabes? Voy a comprar ¿Quieres algo? - dijo tratando de escapar.
- No. - dijo desconcertado.
- Ya vuelvo.
Salió del apartamento y comenzó a caminar sin rumbo. Aún no dejaba de pensar en lo que había dicho. ¿Realmente pensaba eso del ella? ¿Que era exitosa? ¿Inteligente?... ¿Bonita? Eso le llamó la atención más que nada. Él pensaba que era bonita. 
Un sentimiento raro cruzó por su columna.
Compró un poco de fruta como para excusarse.
Volvió al apartamento pero no encontró a Axel a la vista. Fue hasta la cocina y dejó la bolsa en la mesa.
Dio media vuelta y salió por el pasillo que conducía a su habitación, pero...
- Cuidado. - Dijo Axel sujetándola de la cintura.
Había salido tan rápido que ni cuenta se dio cuando chocó con él y tambaleándose pudo apoyarse en el pecho de Axel con su ayuda.
- Deberías fijarte por donde caminas. - Rió levemente.
Su maravilloso perfume mezclado con el olor a alcohol la hipnotizaba.
- ¿Estas bien? - Preguntó él, al ver que no había reacción por parte de ella.
- Lo estaría si quitas tus manos de mi cintura. - Murmuró sin romper el contacto visual.
- Oh claro. Lo siento. - Sonrió.
- Gracias. 
Sin decir más nada caminó hasta su habitación y se recostó en la cama mirando al techo.
-¿Qué demonios te pasa Eli? - Se dijo a sí misma en su mente. 
Estaba aturdida. Con tan sólo sentirlo cerca se le ponía la piel de gallina, estar todo el tiempo con él no era bueno para su mente.
- Debo salir con más chicos. - Murmuró ella encontrando la solución.
Tomó su teléfono y le hablo a Mía.
- Oye mujer... - Respondieron del otro lado.
- ¿Qué hay para esta noche? - Preguntó Eli sonriendo.

Siempre hay una primera vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora