Capítulo dieciocho

14 2 0
                                    

𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒆𝒄𝒊𝒐𝒄𝒉𝒐... 

𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒔𝒐𝒍𝒐

Mis ojos estaban apunto de cerrarse debido al cansancio. La noche anterior no había podido dormir casi nada, ya que volví muy tarde de la casa de Leonardo. Por ello, ahora no me quedaba de otra que sufrir las consecuencias.

Me encontraba caminando por el patio de mi escuela, junto a Thomas, en el horario del recreo. No habíamos hablado demasiado en todo ese rato, debido a mi mal humor. El agotamiento físico, más el entorno en el que me encontraba, afectaba negativamente a mi estado de animo. Volviéndome una persona completamente irritable, y hasta cierto punto desagradable. Aunque mi amigo aun sabiendo esto, no se alejaba de mi lado. Causando que me generara un sentimiento extraño. Por un lado agradecía que hiciera eso, pero por otro no podía evitar sentir cierta angustia, ya que debía soportarme. Y realmente no merecía tener a alguien tan bueno como él junto a mi.

—¿No crees que últimamente esta un poco raro el ambiente? Se siente una tensión muy extraña... No sé como describirlo.—Comentó Thomas, logrando de esta forma que girara a observarlo bastante desentendido. Después de todo, aquella tensión que él mencionaba, la estuve viviendo hace muchos años.

—Realmente no. Para mi todo sigue igual que siempre.—Respondí al instante, procurando sonar lo menos chocante posible.

—Es que... Es difícil de explicar. Pareciera que desde que regresé al colegio, las cosas estuvieran distintas. Yo no lo recordaba así... ¿Ocurrió algo en mi ausencia?

—Thomas, si vos no te dabas cuenta de lo que ocurría, esa es otra historia. Las cosas estuvieron así siempre, a menos que recién ahora te estés dando cuenta.—Terminé diciendo bastante molesto, sin poder controlar el enojo que estaba sintiendo. Sabía perfectamente que él no estaba diciendo nada extraño, ya que era cierto que la situación en el establecimiento se había vuelto más desagradable que antes. Además, él no tenía porque estar enterado de todos los problemas que a mi me ocurrían, pero aún así, no podía controlar mi rabia. Era como si el hecho de que él nunca se haya dado cuenta de la situación, me enfadara en cierta forma. Algo que me dejaba muy confundido, ya que eso nunca me había afectado. Es más, hasta agradecía que Thomas no lo supiera, así no tenía que darle explicaciones respecto a mis problemas. Por ello, seguramente lo que estaba sintintiendo en ese momento era culpa del cansancio.

—¿Te sentís bien?—Preguntó mi amigo, con cierto tono de preocupación en su voz. Haciéndome dar cuenta que la había cagado. Nunca le hablé de esa forma, por lo que entendía perfectamente porque le llamó la atención mi contestación.

—Sí, Thomas. Me siento perfecto.—Dije con cierto fastidio, para luego irme rápidamente de allí. No quería seguir estando a su lado, ya que no me encontraba en las mejores condiciones para mantener una charla con él. Y por más que me doliera, necesitaba irme al aula a despejar mi mente.

Apenas llegué al salón, me dejé caer en mi asiento. Al mismo tiempo que por mis labios salía un suspiro de desesperación, tome mi rostro entre mis manos. Una fiesta de emociones estaba invadiendo mi conciencia, y todas estas eran negativas. Después de todo, terminé desquitándome con quien no debía, así que merecía sentirme como una completa basura.

Thomas siempre me había tratado de manera excelente. Desde el momento en el que llegué a la escuela, al poco tiempo nos fuimos convirtiendo en mejores amigos. Volviéndose de esta forma una de las personas más importantes para mi hasta el día de hoy. Gracias a él, pude seguir con mis estudios. Mientras que yo no le había devuelto con la misma moneda. Por ello, lo mínimo que podía hacer era tratarlo como se lo merecía.

¿Y si no es un sueño...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora