Capítulo diez

18 3 1
                                    

𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒆𝒛

𝑵𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒑𝒂𝒓𝒆𝒄𝒆𝒓...

Poco a poco me había ido incorporando a mi nuevo estilo de vida, poniéndome al tanto de aquella actualidad en donde ahora residía. Enterándome que mi sueldo había aumentado, que en todo ese tiempo me realicé varios estudios médicos, etc... Aun así, me quedaban algunas dudas respecto a mi nueva vida, como por ejemplo, que había pasado con Leo. No supe como sacar el tema de conversación luego de eso, por lo que simplemente preferí pensar que era algo sin importancia. Aunque no descartaba en algún momento poder sacarme esa duda.

Dejando eso de lado, pude darme cuenta que prefería mil veces esta nueva vida. Todas las mañanas, o veía a Alexander durmiendo a mi lado, o se encontraba estudiando, trabajando u cocinando algo que me guste. Se encargaba todo el tiempo de consentirme, y no podía evitar sentirme un bebé mimado. Recibía sus innumerables caricias, besos, abrazos... Para rematar con una apasionada noche. 

Luego de cada jornada laboral, él me recibía completamente emocionado. Era como un perrito, el cual esperaba la llegada de su dueño, para abalanzarse sobre él y recibir todo el amor que no tuvo en esas horas, mientras movía la colita bastante exaltado. Y aunque eso último no lo hiciera Alex al recibirme, habían otros momentos en los cuales sí la movía....

Gracias a todas estas cosas que había contado, me di cuenta que me había terminado enamorando de este chico. Antes pensaba, ¿qué iba a hacer si no llegaba a sentir nada por él? Debería terminarle, diciendo cosas como que el amor se acabó o algo así, aunque con solo pensar en su cara devastada ya mi corazón se estrujaba. Ahora, solamente puedo afirmar que mi yo del pasado, el cual no recuerdo, tenía muy buenos gustos. Después de todo, elegí como pareja al novio más hermoso del mundo.

En todo este tiempo, descubrí muchas cosas sobre él. Como que su cumpleaños era el diez de agosto, le encantaban las cosas dulces, dibujar, los animales, y que quería tener de mascota un perro Akita Inu. Además de que era bastante habilidoso en los estudios, con notas perfectas en todas las materias. Pero a pesar de esa imagen de chico tierno e inteligente, tenía varios fetiches sexuales, los cuales me demostraban que no era para nada inocente. Como sus claros deseos sadomasoquistas, o morbo por tener sexo en el auto. 

.

.

.

.

 Ahí se encontraba mi hermoso novio sentado delante mío, manteniendo su mirada fija en su notebook. Aunque cada tanto giraba sus ojos de manera sigilosa para verme, dejando escapar así una pequeña sonrisa. Este simple gesto hacía que no pudiera evitar sentir una inmensa ternura hacía él, por lo que me acerqué hasta donde se encontraba y planté un beso en medio de sus labios.

Ya había olvidado casi por completo al Alex anterior, que había conocido al principio de todo y que no parecía ser la misma persona en frente mío. Honestamente, seguía sin tener la menor idea de como habíamos cambiado nuestra relación de forma tan drástica para volvernos pareja. Porque encima, Alex en ningún momento mencionó nada al respecto, como si siempre hayamos sido una pareja normal. De todas formas, ahora solo me importaba disfrutar el presente, en donde realmente era feliz.

Por ello, luego de mi reflexión, comencé a acariciar el pecho del contrario. Pasando mi mano de forma lenta por debajo de su remera, para luego levantarla y poder observar su hermoso abdomen marcado con bastante deseo. Mientras que Alex simplemente había levantado la vista, para que nuestras miradas se conectaran. Haciéndome sentir que se encontraba totalmente entregado a que le hiciera lo que se me plazca.

¿Y si no es un sueño...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora