Capítulo seis

24 3 0
                                    

𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒔𝒆𝒊𝒔...

𝑷𝒆𝒏𝒔𝒂𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒏̃𝒐𝒔

Hoy tuve una gran lucha interna contra mi impulsividad. Ojalá pudiera decir que la gané, pero si ese fuera el caso no hubiese colocado mi notebook entre mis piernas y abierto todas las redes sociales de la madre de Alexander, para observarlas como un acosador  en busca de información. Sabía perfectamente que lo que hice no fue correcto, pero preferí ignorar a mi consciencia y continuar con la investigación. Gracias a esto pude encontrar un montón de cosas. Como a que escuela asistía el chico, quién era su mejor amigo y que estaba soltero. Contando con todos esos datos, logré poner mi plan en marcha, y ahora me encontraba comiendo a su lado.

Él estaba degustando con bastante entusiasmo lo que le compré, y debido a esa reacción, descubrí su fanatismo por las cosas dulces. Había pedido unos cupcakes, paquetes de gomitas y un licuado de frutilla. Además, como si eso no fuera poco, abrió sobres de azúcar y los vertió dentro de la bebida. 

 Por otro lado, yo me había pedido un café con leche y unos sándwiches de miga, pero por estar tan disperso no le había dado ni un mordisco a estos. Solamente observaba al contrario, intentando sacar en algún momento un tema de conversación, sin volver a ser ignorado.

—¿Te lo vas a comer?—Preguntó Alexander, mientras miraba mi comida como una bestia hambrienta. 

—¿Vas a comerte esto también?—Respondí con un pequeño jugueteo, el cual no fue tomado de la mejor manera.

—Solo te estaba preguntando.

—Agarra un pedazo.

—Voy a dejar que comas, pero solamente porque me das algo de pena.—Y luego de eso siguió comiendo con una  sonrisita.

—¿Te gustan las cosas dulces?

—No empieces con tus preguntas.

—No estoy preguntándote nada muy personal.

—De todas formas...—Y en eso se quedó pensando.—Bien, podes preguntarme algunas cosas, pero nada relacionado con el psicólogo, ¿está bien?

—Perfecto. En ese caso, ¿la pregunta de dulce o salado entra dentro del marco psicológico?

—No...

—¿Entonces por qué me dijiste eso?

—Porque...-Dijo de forma algo dubitativa, buscando probablemente como seguir la oración.—Así lo tenés en cuenta.—Y en eso le dio un sorbo a su bebida.—Sí, me gustan las cosas dulces.

—¿Y pasas mucho tiempo con el castaño? 

—¿Qué castaño?

—El de ojos celestes, ese que parece modelo y se sentó junto a vos en el aula.

—Es mi mejor amigo, y tendría que estar ahora mismo con él, en vez de gastar mi tiempo con vos.

—No va a pasar nada por alejarte de él un recreo. Después de todo, parecía estar muy al pendiente tuyo.

—¿Ahora también se va a involucrar con mi amigo?

—No, él no me interesa.

—¿Eso que significa?

—Que él no es mi paciente, así que solamente con saber que es tu amigo me basta.

—¿Y cómo sabe que estaba al pendiente mío?

—Porque no soy ciego.

—Eso significa que nos estuvo observando.

—Fueron dos horas de clase bastante aburridas.-Y en busca de cambiar de tema, terminé dándole el primer sorbo a mi café.—¿Cómo van tus notas?

¿Y si no es un sueño...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora