𝒯𝓇𝑒𝒾𝓃𝓉𝒶 𝓎 𝓈𝒾𝑒𝓉𝑒

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Omnisciente

BETH ESTABA CON GILBERT. No estaban hablando, solamente estaban en la misma habitación, leyendo el periódico. Ambos estaban sentados en sillas continuas.

La señorita Stacy entró y tomó asiento.

—Hola de nuevo querido mundo —dijo, justo después de aspirar el aroma del periódico.

—Investigación medica en la Sorbona de Paris —leyó Gilbert—. Es extraño. El Dr. Ward menciono las antitoxinas el mes pasado.

—¿Que es una antitoxina? —preguntó Klaus, entrando a la habitación y tomando un periódico.

—Es un nuevo tipo de medicina preventiva —contestaron Gilbert y Beth a la vez.

—Vaya... es como si estuvieran conectados —dijo Klaus, con una sonrisa pícara, sin despegar la mirada del periódico.

Beth volteó y escondió su rostro tras el periódico para ocultar su pequeño sonrojo.

—Parece funcionar, por lo visto —dijo Gilbert, volviendo al tema de las antitoxinas, para evadir lo anterior dicho y los nervios que esto le había provocado—. Pero el Dr. Ward dijo que era una tontería.

—A la mayoría le cuesta aceptar ideas nuevas —dijo la señorita Stacy.

—Cierto —concordó Beth—. El mundo no prosperará hasta que las personas sean capaces de ver más allá de su ego y darse cuenta de que no lo conocen todo. Tal vez necesiten recordar que, para descubrir todo lo que hoy sabemos, las personas que lo descubrieron tuvieron que hacer eso. Ver más allá de su ego.

Gilbert vió a la rubia con una sonrisa.

—Tienes razón, Beth —le dijo la señorita Stacy—. La Sorbona es excelente —le dijo a Gilbert.

—Y ésta a miles de kilómetros y dólares de distancia.

—4766 kilómetros para ser exactos —dijo Beth—. Lo siento, eso de positivismo y animar no es lo mío —Gilbert soltó una risa nasal—. Aunque... no está muy lejos de Escocía...

—No —la interrumpió Gilbert—. Se a lo que quieres llegar. Te conozco, Lizzy. Gracias, pero no.

—Tienes suerte de que hoy no esté de humor para golpearte por ese tonto apodo.

—Bueno, conozco a una médica. Emily Oak —dijo la señorita Stacy—. Trabaja en la universidad de Toronto.

—¿Una doctora mujer? —dijo Beth, fascinada—. Eso es fascinante.

ℰ𝓁𝒾𝓏𝒶𝒷𝑒𝓉𝒽//𝒢𝒾𝓁𝒷𝑒𝓇𝓉 ℬ𝓁𝓎𝓉𝒽𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora