03.- La joven compositora

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 2261.

03.- La joven compositora

Marinette se alisó una arruga invisible de la camiseta que llevaba puesta, estaba un poco nerviosa, porque las visitas a Jagged sabía cómo empezaban, pero jamás cómo podían acabar. Luka, a su lado, tocó el timbre. La puerta de metal estaba bien cerrada, Jagged había pegado un cartel manuscrito que gritaba «NO SE ACEPTA CORREO COMERCIAL, ¿ENTENDIDO?» con letras gruesas y fosforescentes que intimidaban un poco. Se escuchó el ruido del telefonillo al ser descolgado y una frase en un idioma desconocido.

—¿Sí?

—Penny, somos Marinette y Luka.

El zumbido eléctrico hizo ceder la puerta cuando Luka la empujó. La dejó entrar primero y subieron en el ascensor que les llevó hasta la última planta. A Marinette aún se le hacía raro el saber que el edificio de tres plantas era de Jagged, que vivía en la tercera, que había montado dos estudios de grabación en la segunda y que la planta baja la habían preparado para que Luka se mudara a vivir allí, algo que Luka había rechazado ya un sinfín de veces.

Marinette esperó ver a Penny esperándolos en el zaguán, sin embargo, estaba Jagged con Máša bien aferrada a su mano. La niña los miró con aquella expresión de terror un instante antes de relajarse. A Marinette le preocupaba siempre el hacer un gesto brusco y hacerla huir, como si fuera un animalillo indefenso y asustadizo.

—Entrad, es gratuito para la familia —bromeó Jagged alargando la mano para tomar la funda de violín que cargaba Luka.

Luka la arrastró hacia adentro. Para Marinette lo de ser considerada familia por Jagged aún era extraño, aunque tuviera sentido, el salto de fan a familia era colosal y vertiginoso.

—¿Y Penny? —inquirió Luka sorprendido, ya que era ella quien les había abierto el portal.

—Al teléfono —contestó analizando la funda llena de pegatinas—. ¿Te has aburrido de la guitarra?

—Quería enseñarle una cosa a Máša.

Los ojos de la niña se iluminaron, le gustaba Luka, con él estaba tranquila, se entendían, aunque ella apenas hablase francés y, seguramente, no comprendiera ni la mitad de las cosas que le decía.

—Pasad, no os quedéis ahí plantados como un par de pasmarotes.

Jagged señaló la sala de estar con la mano. El espacio era amplio y despejado, no había ningún televisor sobre el mueble bajo. Sólo un gran mural de fotos. Marinette casi podía oír a Juleka murmurar que era la pared de un psicópata, aunque a ella le parecía bonito. Las fotos de Luka y Juleka siendo niños, las de Máša y la avalancha de las de la más pequeña. Le daba un poco de pena que Luka no le hubiera tenido presente en su infancia, porque sin duda Jagged habría sido un padre cariñoso.

—¿Queréis tomar algo?

—No, estoy bien, ¿tú, Mari?

—No, gracias.

—Muy bien, estáis en vuestra casa, si queréis algo sólo tenéis que levantar el trasero y serviros.

»Sit down, babe —susurró Jagged, sin embargo la niña no se movió ni un milímetro.

—¿Le estás enseñando inglés también?

La mano de Jagged se sacudió en el aire como si tratase de espantar las palabras de Marinette.

Sous le ciel de ParisWhere stories live. Discover now