09.- Comienzos

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 2937.

09.- Comienzos

Fiesta de despedida de Luka. El domingo a las diez en el Liberty.

Marinette suspiró leyendo el mensaje de Rose. No podía ir, era más que evidente que no podía ir, aunque a Luka no le molestase su presencia ella no se veía capaz. Lo sentía, no podía ir. Bloqueó el móvil y lo ignoró.

—Marinette —susurró Tikki con un tono de voz entre la preocupación y la molestia—. No estás siendo racional.

—No puedo, ¿es que no ves que sería muy incómodo que fuera?

—Luka no se merece esto.

¿Qué se pensaba Tikki? ¿Que no lo sabía? ¿Que Luka no se merecía lo mejor? ¿Que ella misma se merecía estar como estaba? Odiaba aquella situación. Odiaba tener la responsabilidad de cuidar de los prodigios. Odiaba que les hubiesen separado. Lo odiaba todo.

Sintió la rabia circulando por todo su cuerpo, invadiendo cada rincón de ella. Y entonces a la rabia la sustituyó el pánico, de nuevo era la víctima perfecta para Hawk Moth con aquella mezcla de ira y desespero, su voz no llegó a sus oídos.

Su móvil sonó en el preciso instante en que sintió que iba a empezar a hiperventilar por la ansiedad.

—¿Diga?

—Hola, ¿estabas corriendo una maratón? —La voz de Alix sonaba tranquila y divertida. Marinette se dio cuenta de que le faltaba el aliento—. Nette, ¿estás bien?

—Sí, yo... lo siento. Estaba cargando unas telas y pesaban una tonelada.

—¿Seguro?

—Sí.

Oyó a Alix suspirar al otro lado de la línea, suponía que no la había creído, que intuía que le pasaba algo, aunque era lo suficientemente prudente como para no decir nada.

—Pensarás que estoy loca de atar —murmuró Alix—, pero he sentido que si no te llamaba ahora mismo igual ya no podría volver a hablar contigo nunca. Y, sí, me ha entrado un poco el pánico.

La mente de Marinette viajó a otro punto en el tiempo, a una tarde soleada de otoño en la azotea de la casa de maestro Fu, un tiempo en el que sólo era una portadora de catorce años tratando de compaginar su vida de estudiante con la de superheroína. A la taza de té que le calentaba los dedos a través de la cerámica. A la paz y la seguridad.

—Maestro ¿cómo puedo saber si un portador es apto para un prodigio de manera indefinida?

—Lo sabrás, siempre hay un rasgo característico que destacará lo suficiente para que sepas verlo. Algo que te permita ver qué energía transmite.

Frunció el ceño. No lo comprendía y tras descubrir que Alix era Bunnyx, la portadora de Fluff, lo comprendía menos todavía. Adoraba a Alix, era su amiga, era fantástica y divertida, pero no le parecía capaz de dominar un prodigio; al menos no la Alix que iba a clase con ella.

—Alix tiene el prodigio de Fluff, en el futuro —susurró y le dio un trago al té caliente—. No me parece el tipo de persona que debe llevar un prodigio como ese.

—Déjala madurar, si es la adecuada lo sabrás.

—Nette. Marinette.

La voz de Alix resquebrajó la tarde en la azotea, el calor en sus dedos se esfumó y la habitación la agobió de nuevo.

Sous le ciel de ParisWhere stories live. Discover now