06.- Sueño

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1449.

06.- Sueño

Tikki temía que aquella noche se convirtiera en la repetición exacta de la anterior, con Marinette llorando desconsolada hasta extenuación y jugando a las estatuas cuando se le acabasen las lágrimas. Quería ayudarla, lo quería de verdad, pero Marinette no se dejaba ayudar, ni siquiera compartía el cómo se sentía y, de aquel modo, tampoco podía hacer más que permanecer a su lado y apoyarla cuando lo necesitase.

Si no estuviera tan cerrada, si quisiera escucharla, podría hacerle entender que no tenía por qué acatar la orden de aquel hombre sin más, sin presentar batalla. Marinette no se daba cuenta de que era una guardiana y que nadie podía imponerle normas más allá del respeto hacia sus kwamis, luchar por lo correcto y mantener el secreto sobre todo lo relacionado con la orden de los guardianes.

Resignada a dormir sola de nuevo se sorprendió cuando Marinette se dejó caer a su lado con pesadez. A Tikki le gustaba refugiarse contra su nariz, pero Marinette se había tumbado dándole la espalda, no le dijo nada, al menos dormiría en la cama y no en el suelo, era un avance en la buena dirección. Tikki esperó en silencio esperando a que se produjera el milagro, agradeciendo que cayera en un sueño profundo y pesado, aunque fuera por puro agotamiento. Tikki estaba preocupada por ella.

Marinette era fuerte, lo había demostrado miles de veces, pero amaba a Luka, obligarla a dejarle era cruel y mezquino. Jugar a eso era dañino y le aterrorizaban las consecuencias, porque, aunque Marinette no se diese cuenta, aquello la estaba debilitando.

Marinette sentía el cuerpo pesado, aunque le parecía estar flotando en el agua, arrastrada por una suave corriente que trataba de llevarla a algún lugar concreto. Había sentido algo parecido hacía ya bastante, cuando una antigua portadora de Tikki se comunicó con ella, aunque no había sido algo tan intenso. Se preguntó si sería alguna Ladybug, si sería el agotamiento por tanto llorar o si se estaría muriendo de verdad de dolor y tristeza.

Era extraño porque podía pensar con claridad, pero no moverse, como si fuera víctima de un episodio de parálisis del sueño de esos de los que Juleka le había hablado en alguna ocasión, pero no sentía miedo, sólo una extraña calidez que se extendía por todos los nervios de su cuerpo como si tratase de decirle que todo iba a ir bien.

Su cuerpo reposó sobre una superficie blanda y cálida, ovillada y en silencio, lista para abandonarse a un sueño profundo y agradable en el que olvidarse del maestro, de Chat Noir, de Luka y de sí misma.

—Abre los ojos, Marinette Dupain-Cheng.

—¿Quién eres?

—Soy tú, en otro tiempo, en otras circunstancias. Ladybug.

—Yo no quiero seguir siendo Ladybug.

—No puedes dejar de serlo, no ahora que estás tan cerca de vencer.

—Me da igual —susurró Marinette ovillada en aquella superficie blanda y cálida—. Ya no quiero vencer, ¿para qué? ¿Qué sentido tiene si no puedo ser feliz, si no tengo derecho a serlo?

Entreabrió los ojos y la mujer de rostro borroso se arrodilló frente a ella con movimientos suaves y elegantes. Tenía un aire familiar, sentía que la conocía, pero no sabía dónde o cuándo la había visto, aunque estaba segura de que no era la que se había presentado ante ella tiempo atrás.

—Eso que dices no es propio de ti.

—Me da igual —farfulló.

—Veo que no estás dispuesta a escucharme —murmuró, chasqueó los dedos y la superficie sobre la que permanecía tendida se agitó lanzándola por los aires, pero no cayó de golpe, lo hizo poco a poco hasta que sus pies tocaron aquella superficie manteniéndola erguida en contra de su voluntad—. Quizás quieras hacerlo con todas nosotras, y aunque no lo quieras nos tendrás que escuchar, ya no posees libertad sobre tus movimientos.

Sous le ciel de ParisWhere stories live. Discover now