07.- Malas noticias

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 2388.

07.- Malas noticias

Se miró en el espejo, estaba pálida como un fantasma, sus ojeras hinchadas tenían una mortecina coloración violácea, el único rastro de color vivo era el de su nariz enrojecida e irritada. Tenía un aspecto horrible, le sorprendió, aunque no debería hacerlo, llevaba tres días llorando como un alma en pena.

Desde que Luka había debutado el miedo a que encontrase a alguien mejor que ella la asaltaba, si hubiese pasado le habría apoyado, aunque el dolor la devastase, porque él siempre le había ayudado, siempre había estado ahí para ella, era lo justo. Quería que fuera feliz. Nunca habría imaginado ser ella quien acabase con la relación y menos aún hacerlo en aquellas circunstancias y de aquella manera tan horrenda. Luka no merecía eso, ella tampoco.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al tiempo que le temblaba la barbilla, se dio cuenta de lo rota que se le veía, de lo rota que estaba en realidad. Comprendió porqué Tikki y sus padres estaban tan preocupados por ella. Entendió muchas cosas de golpe y entonces se percató de algo que pareció atravesarle el alma como un cuchillo. El pánico le ganó terreno a la tristeza y a la desolación. ¿Por qué Hawk Moth no la había akumatizado? En aquel estado era la víctima perfecta para un akuma, se haría con su prodigio sin ninguna dificultad. «Hola, soy Hawk Moth blablablá, el prodigio, blablablá», «sí, claro, Hawk Moth, aquí lo tienes. Todo tuyo. Que disfrutes destruyendo el mundo».

Salió del cuarto de baño dispuesta, por primera vez, a compartir su inquietud con Tikki. Sin embargo, el tintineo de su móvil al recibir varias notificaciones a la vez la distrajo, deseó que no fuera una alerta akuma, al ver la pantalla prefirió que lo hubiera sido. Su pantalla mostraba una agrupación de mensajes de la sala de chat de Kitty Section y un mensaje en solitario de Luka. Sabía que podía ignorarlos, también que no estaba bien hacerlo, así que suspiró y abrió primero el de Luka arrastrada por la idea de que quería advertirla de la avalancha en el grupo:

Buenos días, Marinette. Supongo que no tienes muchas ganas de que te escriba, pero he convocado una reunión con los demás y me gustaría que vinieras. Tengo que deciros algo importante, creo que te resultará menos incómodo si nos vemos con los demás rodeándonos que si lo hacemos a solas. Si no puedes o no quieres dímelo y buscaremos un momento que te vaya bien. Espero que estés bien.

No había ningún «te quiero», ningún sutil flirteo, sólo paciencia, espacio y consideración. Un par de lágrimas cayeron sobre la pantalla.

—Marinette —musitó Tikki preocupada.

—No pasa nada, estoy bien —mintió secándolas con la manga, porque no quería explicar lo absurdo que era sentirse triste porque el chico al que había dejado no le escribía que la quería.

Abrió la sala de chat sin contestarle a Luka, una treintena de mensajes de todo tipo y formatos llenaban la sala, buscó directamente el origen, el mensaje de Luka:

Buenos días.
Sé que habíamos acordado tomarnos este fin de semana de descanso, pero tengo algo importante que deciros. Nos vemos en el Liberty sobre las once.

Echó un rápido vistazo a las respuestas que oscilaban entre la alegría y el pánico decoradas con emoticonos surtidos. Regresó al chat con Luka y contestó:

Buenos días. Allí estaré, no te preocupes, estoy bien.

Su respuesta se marcó como leída, pero él no dijo nada más. Marinette odiaba que fuese tan bueno dando espacio y teniendo paciencia.

Sous le ciel de ParisWhere stories live. Discover now