11.- La vida sin Luka

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 2102.

11.- La vida sin Luka

Había pasado casi una semana desde que Luka se había subido a un avión para marcharse de París. De las quince semanas que estaría en Praga ya sólo quedaban catorce. Aquella primera semana había sido lenta y tortuosa, con la rabia, la tristeza y el miedo contorsionándose en su interior. Los ensayos de Kitty Section se habían anulado para toda la semana a la espera de que Vivicia se aprendiese las partituras. Marinette esperaba no tener que salir de la habitación hasta olvidarse de Luka, pero su móvil tintineó con la entrada de un mensaje de AURORA:

Sé que no estás en tu mejor momento, pero eres la estilista del grupo y te necesitamos. Mañana Vivicia ensayará por primera vez con los demás, así que tendrás que venir, necesita su atuendo para la actuación de la semana que viene.
Marinette, eres una profesional, compórtate como tal.

Suspiró, no se sentía profesional, se sentía como una niña estúpida y desolada. El móvil tintineó de nuevo:

Te plantaste en mi puerta, con todo tu descaro, para que trabajase para el grupito de tus amigos; no me obligues a hacerte lo mismo, porque yo no soy amable ni agradable. Tienes un contrato. Eres adulta.
Mañana a las ocho en el Liberty, sé puntual.

No quería que lo hiciese, AURORA podía ser la persona más desagradable del mundo cuando se lo proponía, no quería entrar en conflicto con ella, era lo último que necesitaba en ese momento. Le contestó:

Allí estaré.

—Te irá bien regresar a la rutina —musitó Tikki.

—No lo sé, ¿cómo voy a mirarles a la cara?

—Como lo haces siempre, no tienes nada de lo que avergonzarte.

Sin embargo, no podía dejar de pensar en Juleka.

Durmió mal, fue incapaz de desayunar, pero llegó al Liberty puntual con paso pesado e inseguro.

En cubierta sólo estaba Anarka batallando con una vieja tumbona que parecía haberse roto de manera definitiva. El temor a que la echase por haber herido a Luka le entrecortó la respiración en un nuevo ataque de ansiedad, no obstante, la mujer se giró al oír sus pasos y le sonrió como siempre hacía.

—Bienvenida, grumete. Estás pálida, ¿te encuentras bien?

—Sí, me he mareado un poco por el calor.

Con paso firme Anarka fue hasta a ella, le tomó la mano, rodeó sus hombros y la llevó hasta una silla bajo una de las enormes y coloridas sombrillas donde la ayudó a sentarse.

—Te traeré un zumo de frutas bien frío, te sentará bien. Espérame aquí.

Medio encogida sobre sí misma esperó que aparecieran Juleka y Rose, que la asaltaran, interrogaran y riñeran, pero no aparecieron. Anarka regresó con un vaso y una jarra hasta arriba de zumo de frutas. Se sentó a su lado con gesto preocupado y le sirvió, Marinette aceptó el vaso con los dedos temblorosos, bebió dando sorbos cortos.

—Cielo, no pasa nada, no tienes nada que temer —musitó acariciando su espalda con suavidad—. Si Juleka te molesta dímelo, la tiraré por la borda.

Marinette rió un poco nerviosa.

—¿Lo sabe? ¿No va a preguntarme nada?

—No es asunto mío, son cosas vuestras. Nadie tiene que meterse en ello, ¿de acuerdo?

Sous le ciel de ParisTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon