26.- Las decisiones que hay que tomar

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 2037.

26.- Las decisiones que hay que tomar

El grito aterrado que rompió la noche hizo que Jagged saltase de la cama mientras Penny se incorporaba aturdida. Habían pasado meses desde la última vez que había ocurrido y empezaba a creer que no volvería a oírla chillar más. Aunque la psicóloga le había dicho como un millón de veces que siempre tendría altibajos y que las pesadillas la asediarían toda la vida, él tenía la esperanza de que se recuperase del todo y el miedo se esfumase, porque aquella casa era un lugar seguro y estaba llena de amor.

Salieron juntos al pasillo y recorrieron la breve distancia con la habitación que compartían las dos niñas. Xantal seguía dormida, ajena al mundo que le rodeaba. Máša estaba sentada sobre la almohada abrazándose las rodillas y meciéndose adelante y atrás nerviosa, sus ojos fijos mirando las sábanas y los labios temblando.

—Está bien, cariño —susurró Penny sentándose en la cama—. Estás en casa, no pasa nada.

Jagged se quedó de pie en la puerta, si se acercaba lo empeoraría, ya lo sabía.

—¿Quieres un abrazo?

Se soltó las piernas despacio como si le costase la vida misma hacerlo y se refugió en el lugar seguro que era el regazo de Penny, con la oreja pegada a su pecho para escuchar el latido rítmico de su corazón. Su madre le había explicado una vez que los latidos ayudaban a los bebés a relajarse y sentirse seguros, que los buscaban de un modo instintivo, era lo mismo que hacía Máša cuando estaba muy asustada.

—¿Quieres agua?

—No.

Penny tarareó una canción infantil, a Jagged le fascinaba siempre que lo hacía. Las observó en silencio sintiéndose frustrado por no poder ayudarla más y tener que limitarse a mirar y esperar. Normalmente volvía a dormirse, pero parecía estar demasiado inquieta como para eso, así que Penny se levantó con ella en brazos y propuso ver una película con la esperanza de que el sueño la venciese.

Se sentaron los tres en el sofá y eligieron la película preferida de la pequeña, nada de palomitas o refrescos, sólo zumo de manzana para Máša. A media película abandonó el regazo de Penny y se acurrucó en el de Jagged, eso siempre era síntoma de que estaba mucho mejor.

El móvil personal de Penny vibró un par de veces sobre la mesita, quien fuera que le escribía no podría culparla por ignorarle de madrugada, pero lo tomó con curiosidad deseando que no hubiese alguna emergencia. No era una emergencia, pero sí importante así que contestó a los mensajes y nos segundos después el tono de llamada se entremezcló con la canción que cantaba la protagonista.

—¿En serio? ¿Vas a descolgar? Ignora a quien demonios sea.

—Es tu hijo —musitó mostrándole la pantalla—. ¿Quieres que le ignore?

Jagged disintió.

—Hola, Luka. No, tranquilo, estamos viendo una película con Máša que no podía dormir.

—Menudas horas de llamar —pronunció asegurándose de que pudiera oírle.

Penny rió.

—Espera, dame un minuto, iré al despacho para no molestar al padre ofendido.

Recorrió el pasillo, le echó un vistazo a la cuna en la que Xantal seguía durmiendo tan tranquila y se encerró en el pequeño cuarto que había habilitado como despacho al mudarse allí.

Sous le ciel de ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora