28.- Kwamis

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1153.

28.- Kwamis

Los kwami salieron de su escondrijo en cuanto Tikki les dijo que Marinette dormía. Flotaron sobre ella formando una circunferencia perfecta y la observaron con preocupación. La guardiana estaba débil y no era únicamente su confición física la que les preocupaba. Se había debilitado mentalmente, eso era lo más alarmante.

Tikki decía que estaba mejor, que lo notaba. Tikki era optimista, poseía el tipo de optimismo que podía llegar a ser peligroso. Su optimismo le nublaba la realidad en ocasiones, por eso el resto de kwamis deseaban comprobar si tenía razón. Y no, no la tenía. Tal vez empezaba a hacer de nuevo el tipo de cosas que hacía antes, como coser o salir, pero no era suficiente. Era un problema.

Su energía no era suficiente para mantenerlos a todos, por suerte vivir encima de la panadería les proporcionaba toda la energía que necesitaban a parte de la comida.

Había poco que pudieran hacer más a allá de usar la caja de los prodigios para transportarse al templo de forma segura y enfrentarse a toda lo orden por Marinette. Sería un esfuerzo fútil, los guardianes no tolerarían una rebelión, los silenciarían y pondrían a dormir, en cuanto abrieran la boca. La única certeza era que todos ellos se jugarían su propia existencia si con eso pudiesen asegurar que nunca más dañasen a aquella joven y justa guardiana que Wang Fu había designado para mantenerlos a salvo. Tener que limitarse a velar por ella era frustrante, pero, al menos, podían garantizar que aquella habitación seguiría siendo un sitio seguro para ella.

¿Qué iban a hacer con Tikki? Tendrían que dejar que siguiera siendo optimista, su optimismo y energía positiva podrían llegar a influir en la guardiana. Tampoco le hacía daño a nadie.

Wayzz y Sass eran la voz de la razón entre los kwami, ahora que Sass estaba con Luka, entre ellos sólo quedaba Wayzz. Le pidió a Tikki que desbloquease aquel teléfono para emergencias. Con una guardiana debilitada tenían más que suficiente, quería asegurarse de que sus dos compañeros oficiales estuvieran bien. La luz de la pantalla iluminó al pequeño cónclave, Wayzz golpeó con suavidad las teclas táctiles y envío un sencillo mensaje:

Soy Wayzz. ¿Cómo están vuestros portadores?

Sabía por Tikki que los móviles para emergencias permanecían en posesión de Plagg y Sass mientras los portadores descansaban o atendían sus responsabilidades para que nadie pudiera descubrirlos. El kwami de la intuición fue el primero en contestar:

Recuperándose. Es fuerte. Está frustrado por la situación, aunque entiende que no es culpa suya.

Agradecía que Sass tuviera claro a lo que se refería sin tener que decir mucho más.

Plagg envió varios emoticonos de gato seguidos de unas pocas palabras:

Mi cursi está bien.

Bueno, al menos uno de ellos estaba bien. Wayzz se sintió aliviado, Adrien también le preocupaba, sobre todo, por el modo en el que había llevado el que Marinette y Luka afianzaran su relación sentimental. El poder de la destrucción descontrolado era muy peligroso. Wayzz escribió de nuevo:

Aseguraos de mantenerles firmes. La guardiana no está en buenas condiciones. Los dos sabéis la importancia tener una red de apoyo. Si cae, todo quedará en manos de vuestros dos portadores.

Esta vez fue Plagg el primero en escribir:

Normalmente yo soy el derrotista.
Es estúpido.
No tienes que decirlo.
Nunca dejaría de lado a mi portador.
Me juego todo mi camembert a que Sass tampoco abandonará al suyo.

Wayzz lo suponía, deseaba que fuera así, porque sin una red de apoyo temía que la guardiana fuese vencida y el prodigio de la creación acabase en manos de Hawk Moth. El móvil vibró con suavidad cuando llegó el mensaje de Sass:

No abandonaré a mi portador. Pienso garantizar su seguridad cueste lo que cueste.
¿La guardiana está bien?

Para ser sincero no sabía bien cómo contestar a esa pregunta.

Plagg volvió a enviar un mensaje que saltó a la pantalla:

Ya sabemos que eres el importante kwami al que el maestro Fu designó para cuidarla. Tranquilo, que nosotros hacemos nuestra parte.

Wayzz casi podía oír el tono ácido con el que Plagg habría pronunciado aquellas palabras en voz alta. El hecho de que Fu le hubiera elegido a él en vez de a cualquier otro kwami era algo que había herido a Plagg.

El carácter desordenado y caótico de Plagg había dificultado su relación con los humanos indistintamente de si eran guardianes o portadores. De cara al resto de kwamis, Plagg, era perfecto para divertirse, hacer travesuras y desatar el caos, pero no era el kwami al que recurrir cuando lo que querías era una conversación seria porque había un problema.

A Wayzz no le molestaba la leve acritud que le profesaba Plagg. No eran celos, porque los kwami no sentían celos. La existencia no le había tratado bien, la existencia no le había tratado justamente, nunca había sido el kwami de confianza de nadie antes de Adrien. No le iba a dar importancia a lo que dijese ni al tono en el que lo hiciese.

Sass intervino de nuevo:

Nuestros portadores estarán bien y cuando ella los necesite estarán a la altura.
También nos tendrá a nosotros.

No tenía dudas al respecto, pero sí que le preocupaba la estabilidad de ambos, pero sobre todo la de Luka. Las relaciones empezaban y acababan cada día, Wayzz había sido testigo de muchas uniones y rupturas. Había aprendido que una ruptura era complicada de encajar, pero que era más sencillo cuando se sabían los motivos. En el caso de Luka, no entender el porqué debía tenerle atrapado en una maraña de preguntas y dudas. No quería que acabase sumido en el mismo agujero oscuro que Marinette.

Wayzz envió algunos mensajes más y un par de consejos haciéndoles prometer que contactarían con él si notaban algún cambio preocupante en sus portadores. Los tres eliminaron los mensajes de la sala de chat, aunque no había nombres, ninguno quería que supieran lo que se decían.

Desde lo alto del armario de la habitación de la residencia Sass observó a Luka. Su portador estaba sumido en un sueño tranquilo. No había mentido al decir que se estaba recuperando y que era fuerte. La segunda despedida de Marinette le había reconfortado a pesar de que su preocupación por ella no había disminuido. Le preocupaban más las consecuencias de lo ocurrido con Cléa. No había rumores circulando y sabía que sus compañeros le apreciaban lo suficiente como para ser discretos en caso de averiguar algo. Pero estaba de acuerdo con Penny en que su obsesión hacia él iba a seguirla empujando a hacer estupideces para atraerlo. Si lo de imponerle unos límites legales no funcionaba tendrían un problema grave.

No estaba solo. Eso era importante. Tenía a aquel amigo suyo, que dormía con medio cuerpo colgando fuera de la cama, dispuesto a lo que fuera para que se sintiera bien.

Sí, Luka estría bien y él se encargaría de ello.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Este capítulo es un pequeño añadido, por eso es tan cortito.
He cambiado de trabajo y me estoy adaptando a los nuevos horarios, espero recuperar el ritmo durante esta semana.
Nos leemos en unos días.


Sous le ciel de ParisWhere stories live. Discover now