Capítulo 29

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—¡¿George?!— Me levanté de mi asiento sorprendida, Astoria hizo lo mismo pero para correr a abrazarlo, el pelirrojo la tomó en brazos amorosamente con mucho cuidado de hacer algún movimiento brusco, se les veía felices y muy enamorados, tanto que me sentí apenada.

Astoria había estado sacrificando su felicidad por la de su hermana y yo solo había estado pensando en mi misma.

—¿Qué esta pasando aquí?— Una confundida Ginny entraba a la cocina mientras que los ojos de Daphne se iluminaban como las de un serpiente apunto de devorar a su presa.

—Nada que te concierne, guapa.— Fingiendo indiferencia la rubia se levantó de la silla permitiendo que Ginny pudiera sentarse.

—Así que le haz dicho.— George le sonrió mientras Astoria asentía efusivamente.

—Ambos lo saben cariño, ahora tenemos una oportunidad de ser felices.— La menor tomó su mano y con mucho amor la beso.— Juntos.

—¿Cariño? ¿Juntos? ¿Qué diablos está pasando aquí?— La menor del clan Weasley se encontraba totalmente perdida pero antes de que yo pudiera decirle algo, su hermano mayor soltó la bomba.

—Astoria y yo tendremos un hijo, Ginny.— La felicidad con la que lo decía no dejó que su hermana pudiera hacer más preguntas pues solo se levantó emocionada a abrazar a su hermano.

—Espera.— Se separó de golpe.— Entonces, ¿No es de Draco?— Todos negamos divertidos por su cara esperanzada, parecía más feliz por que el bebé no fuer de Draco que el hecho de que pronto seria tía.— Pero, ¿Cómo diablos pasó?— Daphne se acercó para tomarla suavemente del hombro.

—Ven, guapa, te lo explico.— Y sin rechistar, Ginny la siguió fuera de la cocina.

—Parece que se llevan bien.— Añadió Fred mientras que Astoria sonreía picara.

—Si tan solo Ginny fuera lesbiana.— El susurro de la azabache paso desapercibido por su amado pero no por mi.

Me quedé un buen rato imaginándome distintos escenarios en los que ambas pudieran estar juntas, Blaise y Ginny hacían una pareja excelente, solo esperaba que la rubia no hiciera algo tan loco como para enamorarse de la menor.

Tan sumida estaba en mis pensamientos que no noté el momento en el que un sudoroso y agitado rubio se acercaba a mi mirándome como si fuera una balsa en medio del océano.

—Hermione, te he estado buscando por todos lados.— Respiró agitado ignorando la presencia de los enamorados.— ¿Crees que podamos hablar? Hay algo que tengo que decirte.— Sonaba tan desesperado que me sentí culpable por el espectáculo que había montado en la mañana, pero en mi defensa, no estaba ni enterada de lo que pasaba.

La delicada mano de Astoria se poso en el hombro del Slytherin buscando calmarlo, este giró para verla sorprendido.

—Tori.

—Ella ya lo sabe Draco.— Le sonrió intentando transmitirle paz pero el rubio no soltó un suspiro hasta que me miró sonreírle, sin mas se abalanzó para abrazarme fuerte.

—No sabes lo aterrado que estaba por perderte, ayer fui, te lo juro Hermione, iba a por ti pero tu ya no estabas y estaba mañana cuando te vi con George pensé que lo había arruinado, no0 se que seria de mi sin ti, Hermione.— Me besó la cabeza repetidamente mientras la culpa en mi pecho iba creciendo, lo había hecho pasar por un infierno solo por sacar conclusiones precipitadas.— Perdóname Hermione, por favor, vuelve a mi, ratona.— El molesto apodo me hizo sentir como si por fin estuviera segura, y, aun abrazados me alce a besarlo suavemente para que por fin pudiera darse cuenta que todo estaba en orden.— Hermione...— Susurro sorprendido cuando nos separamos.

Tú eres mi destinadaWhere stories live. Discover now