Capítulo 28

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—¿Y bien?— Pregunté una vez que todas estábamos sentadas en la mesita de la cocina, Astoria había insistido mucho en hacer té antes de comenzar, se mostraba muy nerviosa, tanto que casi rompe media vajilla por sus temblorosas manos. Daphne por el contrario, se mostraba muy ansiosa, como si quisiera soltar una bomba en medio de la habitación y salir de esto de una vez por todas.—¿Qué tienen que decirme?— Intenté sonar lo menos hostil posible pues estaba consciente que ninguna tenía la culpa de nada.

—Algo que debí haberte dicho desde el principio.

—Tori... —Le interrumpió Daphne mientras intentaba tomar su mano pero esta la quito de la mesa rápidamente.

—No, ya lo hablamos Daphne, no pienso echarme hacia atrás.

—¿Qué está pasando?

Ambas hermanos me miraron con culpa, como si se sintieran realmente apenadas. La azabache miró su taza de té y jugó un poco con la cuchara, en verdad no quería apresurarla pues se veía abatida, presionarla podría resultar contraproducente.

—Antes de decirte lo que tengo que confesarte, tienes que escuchar una historia sobre mi, y sobre él chico del cuál estoy enamorada.—Temblé ante la idea de escuchar la historia de amor de Astoria y Draco.— Mi familia, como la de muchos sangre puras, defendió la pureza de la sangre por muchos años, hasta el día de hoy mis padres la siguen fielmente, y hasta hace un año, yo también lo hacía.— El humo de su té de a poco fue formando siluetas y entre más prestaba atención más podía distinguir la silueta de la familia Greengrass.— A Daphne y a mi nos criaron con esos ideales, igual que a Draco y a Blaise, y a muchos otros slytherins, era algo totalmente normal entre nosotros... cuando Daphne creció y entró a Hogwarts poco a poco se iba alejando de esos ideales, y con ello de mis padres...— La silueta de una chica de cabello corto se alejo de las demás dejando a una pequeña niña de cabello largo sola y triste.— Y de mi.

Daphne carraspeó incómoda mientras intentaba acomodarse en la silla, miraba a todas partes menos a su hermana quien solo soltó una sonrisa apenada y continuó con el relato.

—Mientras más crecíamos, más lejanas nos hacíamos, al punto de que apenas y nos saludábamos en los pasillos y jamás hablábamos en casa.— Estaba maravillada por como el humo formaba la silueta de todo lo que Astoria iba narrando.— Me sentía sola, la mayoría de mis amigas solo lo eran por mi clase social y mis padres nunca estaban en casa, no recuerdo haber tenido a nadie más que a mi misma en ese tiempo, estaba completamente sola y, por mucho que sonriera, realmente dolía.

—Tori...— Susurró Daphne de nuevo pero Astoria apenas y la escuchó.

—En mi quinto año, una nueva tienda abrió,  en vacaciones me entró la curiosidad por entrar, y después de una o dos semanas me armé de valor y fui un día que la tienda estuviera casi vacía, lo estuve planeando por mucho tiempo, esperaría a que la tienda se mostrara solitaria, entraría por un juguete y saldría lo más rápido que pudiera, pero no contaba con que soy muy mala espiando y uno de los dueños salió después de un rato para arrastrarme dentro de la tienda.— La silueta de un muchacho alegre de repente se mostró tomando de la mano a la delicada figura de Astoria y llevándola adentro de la tienda entre risas, Astoria parecía realmente asustada y apenada, miraba a los dos lados mientras era jalada por aquel tipo.

—No lo entiendo.— La paré.— Era solo una tienda, ¿Porqué no simplemente entraste?— Astoria sonrió un poco y cuando iba a hablar, su hermana la interrumpió dejándome helada con la respuesta.

—Porque él es lo que nuestros padres definen como un traidor a la sangre.

El chico del cual Astoria está enamorada, ¿Es un traidor a la sangre?

Tú eres mi destinadaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ