Capítulo veinticinco

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"El tiempo convierte nuestras mentiras en verdades".

Gene Wolfe

—A partir de ahora, serás Olivia Narváez, ¿Te quedó claro?

Asentí

— ¿Por qué tengo que cambiar mi nombre? —pregunté con una dulce voz. Era una niña de no más de seis años.

—Porque las personas que nos buscan no deben de descubrirnos y cambiando de nombre es más difícil que nos encuentren.

—Pero no me gusta Olivia.

—Pero te puedo seguir llamando Livi.

Sonreí

—Recuérdalo, te llamas Olivia Narváez

Salí de mis pensamientos cuando escuché mi nombre.

—Olivia Liliana Narváez Ibarra—el profesor de dibujo estaba pasando lista.

—Presente—respondí

—Parece que alguien está distraída el día de hoy—dijo Amanda, la compañera que se sentaba junto a mí en esa clase.

—Sólo no tuve una buena noche. No puede dormir bien.

—Te comprendo, desde que entré de nuevo a la escuela, no puedo conciliar el sueño por las noches.

Eso en mí era común. Hacía años que no dormía bien, sin ninguna preocupación. Y lo que rondaban en mi cabeza, no eran problemas escolares, sino, unos más grandes y peligrosos.

—Sí. A mí, también la escuela me tiene estresada y eso que apenas comenzaron las clases—mentí

Ella sonrió

—El próximo fin, habrá una fiesta en el lago de Tlatlatlillitlán, por si quieres venir. Es el fin de semana largo. Es el día domingo. Puedes llevar a alguien

— ¿Quién organiza la fiesta?

—Es tradición, cada día de la independencia en ese pueblo los jóvenes hacen una fiesta en el lago. En realidad, por cualquier motivo hacen fiestas en ese lago, creo que es en lo único en lo que se divierten, pero sus fiestas son buenas.

—Gracias por la invitación

—Puedes llevar a alguien si tú quieres. Entre más mejor—me guiñó un ojo

Sonreí y presté atención al frente, ya que el profesor comenzó a dar una explicación sobre el trabajo que haríamos en clase.

En el medio del salón estaba una mesa, en ella se encontraba una canasta llena de fruta.

—El día de hoy, dibujaran esta canasta con fruta.

Uno de mis compañeros levantó la mano

—No me parece justo. Ellas —señaló hacia donde estábamos Amanda y yo—tendrán el mejor dibujo, porque tienen una mejor vista del objeto,

—Ha dado en el clavo, joven López

Él lo miró incrédulo

—Lo que veremos el día de hoy es la perspectiva, así que ningún dibujo será igual porque todos tendrán una vista diferente del objeto. Bien, manos a la obra.

Comencé a dibujar el objeto que tenía frente a mí y pensé sobre cómo resolver la incógnita de mi plan. Llevaba todo a la perfección, pero había algo que todavía no encajaba. Hasta que se me ocurrió.

Perverso SecretoWhere stories live. Discover now