Capítulo seis

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"Cuanto más real es la mentira para el oyente, más real se vuelve para el que la dice. Algunas personas realmente llegan a creer sus propias mentiras".

Hilary Thayer Hamann.

Estoy bien

Estoy bien

Estoy bien

Repetí en mi mente. Desperté sudando, agitada. Inhalé y exhalé un par de veces para estabilizarme. Pasé mi mano por el cabello, el cual, estaba hecho un desastre. A través de mi ventana pasaban unos cuantos rayos de luz, era de día. Escuché, a lo lejos, el sonido de sartenes en la cocina. Seguramente, mi madre, estaba haciéndose de desayunar para irse a trabajar. Tomé mi celular y miré la hora, 7:00 a.m. Me volví a acostar, me puse la almohada en la cabeza. Traté de dormir, de nuevo, no pude.

Salí de mi cama, me cepillé los dientes y bajé. Mi madre estaba a punto de irse. Estaba llenando su termo con café.

— ¡Qué bueno que despiertas, Livi!

— ¿Por qué? —pregunté soñolienta

—Para que desayunes antes de que te vayas. Quedó huevo revuelto. Lo dejé tapado adentro del microondas y hay café en la cafetera, por si quieres un poco. Porque, por lo visto, no tuviste buena noche.

Me miró fijamente.

Sabía que mi semblante no era el mejor.

—Nos vemos en la noche—se acercó a mí—que tengas un lindo inicio de curso—besó mi frente

Reí

—No es para tanto, sólo es un simple curso.

—Lo sé—dijo ella—Lo sé.

Salió casi corriendo, cuando escuchó el sonido de un claxon.

—Cuídate, nos vemos en la noche.

Salió de la casa a toda prisa.

Me serví un poco de café en una taza y saqué el plato del microondas, puse a tostar un poco de pan. Cuando salió me senté a desayunar en la isla de la cocina. Encendí la televisión y puse las caricaturas. Sí, como niña pequeña.

Terminé, lavé los platos sucios y subí a darme una ducha.

Me puse jeans, una blusa color rosa, mis converse blanco. Dejé mi cabello suelto, me maquillé sencilla, tratando de ocultar, mis enormes ojeras, por dormir poco la noche anterior. Tomé mi mochila, que preparé con anterioridad. En ella guardé un cuaderno, plumas, lápiz, borrador, sacapuntas y lo primordial mi cámara. Tomé mi monedero con el dinero que mi madre me había dado para el posible costo del curso. Bajé, tomé las llaves y salí de la casa con rumbo al centro comunitario.

Al llegar fui a la oficina con Lupita. La saludé muy jovial, así como llegó Aarón.

—Hola, Lupita

Ella estaba escribiendo en la computadora

—Hola, Olivia—sonrió y volteó a verme— ¿En qué te puedo ayudar?

— ¿A quién tengo que pagarle lo del curso?

—El curso de fotografía será gratis

Arqueé una ceja y la miré incrédula.

Ella vio mi reacción y rió

— ¿De verdad?

Asintió

—El voluntario que lo impartirá pagará todo.

—Así que Enzo Carranza pagará

— ¿Lo conoces?

Perverso SecretoWhere stories live. Discover now