Prologo

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Se podían oír las risas desde la distancia, eran obvias, fuertes y escandalosas, sin darle demasiado pensamiento siempre te traer una sonrisa al rostro, porque sabes que esas son puras, llenas de maravillas y asombro de extremo a extremo.

La niña corría con un puñado de hojas en las manos, su corto cabello negro, se movía con gracia por el balanceo, era tan oscuro que era hipnotizaste en comparación el resto de tonos cálidos del ambiente y la ropa que llevaba puesta, detrás de ella, una adolescente, con el cabello ligeramente más claro, largo hasta la cintura, iba detrás siguiéndole el paso, a lo que la niña volteo sobre sus talones arrojando con ambas manos las hojas que ahora el viento había arrastrado en distintas direcciones, aun con la momentánea distracción la mayor la tomo desprevenidamente por la cintura alzándola del suelo girando con ella en sus brazos. La escena era encantador, llena de tanto cariño, que era casi irreal.

En la distancia una pelirroja, ligeramente mayor que la que estaba jugando en las hojas con lo que parecía ser su hermana, observaba con interés la escena entre ambas, desconocidas para ella en su totalidad y aun así sintió como el nudo en su garganta se había formado con rapidez "¿Cómo se supone que hare esto?" pensó, mientras sostenía sus manos en su abdomen por el dolor de tan solo imaginar algo que aún no había sucedido. Había ido ahí para investigar, pero esperaba que al obtener lo que buscaba todo sería mucho más sencillo, jamás habría imaginado lo que sería tener que arrancar a una persona de su hogar, ella sabía cómo quemaba, como atormentaba la mente, el no poder volver a verlos, aunque ¿no era en este caso necesario? ¿acaso no era lo mejor? "¿lo mejor para quién?" se detuvo ahí, viendo como ambas se retiraban con el cabello lleno de las mismas hojas, sostenidas de las manos sin siquiera notar la presencia de esta a lo lejos.

Ella estaba ahí para ser una protectora, y en ese momento aun cuando había sido capaz de lo peor ocurrir en un futuro que aparentaba no ser lejano, algo dentro de ella se removió, diciéndole que en ese momento su mejor trabajo iba a ser dejarla sola, hasta que realmente la oportunidad se presentara, cuando ella estuviera en realidad lista.

"aún hay tiempo... definitivamente lo hay" después de todo originalmente solo había ido a ver.

Así que sin más se retiró, caminando por el bosque, con una sensación amarga en la boca, no era mucho menor que ella, tal vez en un par de años sería mucho más sencillo, o al menos eso es lo que pensaba, pues pasarían diez años para que descubriera la verdad.

El viento estaba siendo más violento que de costumbre, lo cual significaba que el clima estaba por cambiar, no era un buen tiempo para estar lejos de casa, eso era seguro, pero cuando el deber llama, ni el peor de los climas debe ser una razón para detenerse a pensar. La pelirroja entro casi corriendo en su casa dejando su abrigo por el suelo para entrar a su habitación donde buscaba con desesperación una maleta y sacando las cosas que pudiera necesitar de su armario.

- Kendra ¿Cuándo recibiste esto? –la mujer estaba de pie en el umbral de la habitación con un pedazo de papel maltratado entre los dedos de su mano derecha.

No iba admitir que había estado hurgando en el cuarto de su hija sin permiso alguno, pero después de días enteros que había estado actuando más raro y fuera de lo normal, decidió buscar por su cuenta la respuesta que esta no le estaba dando, por más que se lo solicitara, debido a la preocupación constante de que ella se fuera a lastimar.

Kendra estaba metiendo cosa tras cosas dentro de una maleta de cuero gastado, con una prisa notoria, pero su nerviosismo le recorría por la frente, pero al estar de espaldas, lo podía ocultar. Se pasó el antebrazo por la frente secando todo el sudor recién adquirido, se paró derecha, con ambas manos sobre su cadera y suspiro.

Los Jinetes De DragónWo Geschichten leben. Entdecke jetzt