Capítulo 3

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Tan real como yo

Tal y como el día anterior, el cielo estaba gris, parecía que una tormenta se avecinaba. Vestida solo con un camisón de tirantes May estaba de pie en su balcón, podía sentir el viento, la fuerza con la que este soplaba, incluso lo frio que estaba, pero era como si no llegara del todo a ella, su piel no se había inmutado ni un poco ante la sensación, casi era como si no le importara, ni siquiera al respirar, el aire no congelaba nada en ella.

Los golpes en la puerta hicieron que corriera de regreso a su habitación y se colara debajo de las sabanas, ella sabía de quien se trataba y lo menos que podía hacer después de lo sucedido era seguir preocupándola más.

-buenos días ¿Cómo te sientes? –con un tono dulce, su madre abrió la puerta, traía una tasa en su mano.

-mejor, mucho la verdad. –May se sentó en su cama, sabiendo que la tasa era para ella.

Su madre camino hasta ella y con delicadeza poso su mano sobre una de las mejillas de su hija antes de darle la tasa humeante, como si de alguna forma tuviera miedo a romperla ella seguía acariciando su rostro sin quitarle la vista de encima.

-eres tan delicada. –tenía una sonrisa en el rostro, pero definitivamente no era una de alegría.

-no creo que sea así. –May tomo la mano de su madre apretándola con ligereza.

-lo sé, pero me preocupaste bastante. –dijo con sinceridad, y con el rostro lleno de angustia.

-lo siento –ella odiaba ver a su madre poner esa cara, conocía esa expresión, y hacia siempre lo posible por evitarlo.

Esa mirada le traía tantos recuerdos que lo único que provocaban era dolor, no le gustaba saber que por quien estaba poniendo esa cara era por ella "No voy a desaparecer, no seré jamás como ella" cerro los ojos por un breve momento haciéndose esa promesa mental.

-estoy bien... estoy aquí. –su madre casi se abalanza sobre ella para abrazarla.

Se quedaron en esa posición por varios segundos, sin decirse nada, pero ambas entendían por completo como se sentían al respecto del tema y lo mucho que deseaban cuidar de la otra.

-sigo pensando que pude haber ido a clases sin problemas. –se removió en la cama, haciendo que su madre al fin la soltara, ella la vio incrédula.

-May, te desmayaste en el baño, sé que no es usual para ti enfermarte, pero eso no fue ningún tipo de bromita de la cual debas reírte y restarle importancia. –el tono de su madre se había vuelto mucho más serio y tenía el ceño fruncido.

-no le restó importancia, pero tampoco me parece que haya sido tan serio. –May tenía miedo de que volviera a suceder, pero a su vez pensó que había sido cosa de una vez.

- ¿no tan serio? –May trago grueso notando el tono de su madre.

"rayos"

-solo fue... ¿estrés? –se encogió de hombros tratando de desviar la tensión, sin tener demasiado éxito.

-¡igual! Fuera estrés o no, que pierdas la consciencia es algo serio. –ella tenía un punto. -May, estoy preocupada, dices que no hubiera pasado nada si vas a clases, pero yo no tomare ese riesgo ¿Por qué tal si algo vuelve a suceder? Yo soy de las últimas personas en enterarse por que no estoy ahí para verte ¿cómo se supone que cuide de ti si no sé cómo te estas sintiendo durante el día? –el tono de su voz comenzaba a ser quebradizo.

-ma ... -May no sabía que decir

- ¿acaso crees que no he notado que me has estado evitando? –la sorpresa había sido obvia en el rostro de May.

Los Jinetes De DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora