Capítulo 15

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Greg

7 de noviembre 9: 53 am

Greg despertó de golpe cuando el frio alboroto todas las alarmas posibles dentro de su cabeza, por un instante el paisaje completamente blanco lo aturdió, hasta que por fin su conciencia alcanzo el frente y cayó en cuenta en cómo había llegado hasta ahí "portales de mierda" pensó en lo mucho que odiaba esas cosas y preferiría caminar que volver a cruzar otro de esos endemoniados agujeros. Dijo a moverse al fin sintiendo la tensión en su cuerpo por el frio, y agradeció inmensamente que Kendra los hubiera prácticamente obligado a vestirse con tantas capas que casi tenía el mismo grosor que un oso, eso sin duda lo había mantenido con vida, aunque se sentía como una tortuga, intentar ponerse de pie estaba siendo un martirio.

-oye Allen seria grandioso si me dieras una mano. –tomando un impulso logro sentarse y ya en esa posición ponerse de pie no era tan complicado. –olvido, pude solo. –se sacudió la nieve que tenía adherida al traje, viendo que esto era inútil con el viento que hacía.

"¿Por qué tenía que ser una montaña con nieve? ¿no podían colocarlo en una lujosa playa?" pensó colocando las manos en su cadera, comenzando a sentir cierto dolor en sus nalgas, sin pensarlo se llevó las manos a la zona.

-Kendra, tienes que mejorar los aterrizajes. –dijo en modo de regaño hacia la misma por hacer que su trasero cayera en la posibilidad de quedar plano, pero cuando volteo esperando a la pelirroja y los demás a unos pasos de distancia de él, el terror lo invadió al darse cuenta que no había nadie.

Por un instante no supo cómo reacción, solo sentía el golpeteo de su corazón retumbándole en los oídos, ni siquiera se dio cuenta en el momento que había comenzado a sostener la respiración.

-k- ¿primas? ¡Irina! ¡May! ¡Kendra!... ¡Allen! –se puso de pie de un salto con su corazón amenazando con salirse de su pecho. - ¡IRINA! –el grito hizo eco por todos lados, pero no hubo respuesta. - ¡que mierda! –se sujetó la cabeza siendo consiente de como el frio quemaba la piel expuesta de su rostro.

"esto no puede ser ¡no puede estar pasando! ¡QUE HAGO!" Greg se hinco haciéndose una bolita sobre sus piernas, nunca se le había cruzado por la cabeza que podría acabar solo, pero lo peor es que no sabía si los demás estaban bien, no recordaba mucho y eso lo asustaba aún más.

Siete días antes.

Lo único que habían estado esperando era que Rosaleen le dijera que estaba lista para la segunda ronda, puesto que la habían encontrado bastante débil, en cuanto regresaron colapso en los brazos de Allen. Parecía extremadamente orgullosa por su trabajo, diciendo que nadie había notado el mas mínimo detalle, sonreía a pesar de tener los ojos cerrados y el rostro demasiado pálido para el gusto de todos.

"la magia no es cosa sencilla" Greg en su momento parecía aterrado de la idea de lo que la magia podía hacer, no dejaba de dejarle un sabor amargo en la boca, puesto que sus primas no eran una visión que lo relajaba, May parecía brincar al mínimo roce, y de forma constante tocaba la cadena alrededor de su cuello asegurándose que estuviera ahí todo el tiempo, mientras que Irina parecía una persona que acababa de salir de las drogas, sujetaba ese maldito huevo como si alguien quisiera robarlo, mirando a todos lados en cierta paranoia, y no soportaba estar cerca de May por más de un minuto, no la trataba mal ni nada como eso, simplemente se veía incomoda con ella, y por su lado Greg no podía entender nada, las únicas diferencias físicas que había notado era que ambas estaban mucho más... rígidas, como si las acabaran de tallar en piedra. Su postura, su caminar, ellas no parecían notarlo, pero al conocerlas por tanto tiempo, él lo veía con facilidad, May siempre había sido silenciosa al caminar, pero ahora era casi como si no tocara el suelo, sus piernas se movían con ligereza, sin trastabillar, no habían errores en su caminar, como si hubiera pasado semanas practicando su forma, similar a un gato, con la cabeza en alto, atenta a todo... menos distraída, mientras Irina, su espalda estaba en una postura perfecta, ni siquiera ahora que estaba sentada frente a él, no bajaba los hombros ni se doblaba hacia delante, sus manos cuando tomaba algo lo hacían con precisión, el bajo podía estar a punto de rebalsar y no desperdiciaría una sola gota.

Los Jinetes De DragónWhere stories live. Discover now