Capítulo 6

108 8 0
                                    

El colibrí y el gorrión

Había estado viendo el techo de su cuarto al menos por una hora ya, tenía las manos sobre el pecho, el celular entre los dedos y ni siquiera se había molestado en cambiarse el uniforme cuando Allen fue a dejarla a su casa, era obvio que corrieron hasta ahí, las preguntas de por qué el sudor en exceso llegaron sin ser respondidas con claridad, no se sentía bien, mucho menos después de haber visto aquel lugar, al cual ahora tenía gravado en la mente como una enorme zona roja a la que estaba más que prohibido regresar, contesto con que había hecho correr a su amigo hasta ahí para hacer ejercicio, porque casi no había participado en la clase de esa día, mentiras y más mentiras, poco a poco sentía que se le estaban acumulando como hojitas de papel pegadas a una pared de avisos.

Su celular no había dejado de vibrar en todo el tiempo que estuvo recostada como si la vida se le fuera en eso, pero a pesar que sabía que sus amigas estaban realmente preocupadas, no hallaba la fuerza para decirles otro pedazo de sartas de las que se le pudieran ocurrir, sin embargo, después de la duodécima vibración sobre sus dedos se dio por vencida.

Inmediatamente la culpa la llenó de pies a cabeza, sus tres amigas estaban preocupadas hasta el copete, bien había unos treinta mensajes de cada una, sumándole las llamadas perdidas de Tamara y Alessia, no se atrevía abrir ninguno de los chats, ni devolverles las llamadas.

-hola, fíjate que me desmaye y el chico al cual les acabo de presentar es a quien le cuento todo entonces el me llevo a su casa para conocer a su madre de métodos dudosos, grandioso ¡cierto! –el sarcasmo en su voz incluso a ella le había fastidiado.

"estaré loca, pero no a esos extremos... no aun por lo menos" se dio una palmada en el rostro negando repetidas veces en muestra de su frustración.

- ¡porque diablos en menos de una semana mi vida ha cambiado tanto! –su grito había sido moderado para evitar la atención de sus padres, pero los golpes en la almohada ya eran amortiguados. –necesito que alguien me aclare todo de alguna manera mística.

Como diciendo sus deseos son ordenes una voz llenó la mente de May, que le provoco dar un grito y un salto que la sacó de la cama, miro a todos lados convencida que alguien se había colado, pero la voz volvió hacerse presente como un susurro de mala gana en su cabeza.

-ho-hola. –pregunto al aire, sintiéndose estúpida.

- ¿puedes oírme? –pego su espalda a la pared al haber recibido respuesta.

-supongo que sí. –trago fuerte con el corazón casi saliéndosele por la boca.

-bien, May presta atención. –asintió sin saber si también la podía ver. –¿estas asintiendo? –May apretó los labios alzando las cejas.

-si. –dijo finalmente con un hilo de voz.

-no puedo verte, así que cualquier confirmación ocupo la digas ¿está bien? –sin darse cuenta volvió asentir, pero seguido de un Si bastante ruidoso. –mi nombre es Kendra, sé que todo está siendo confuso y tienes miles de preguntas, pero no debes preocuparte por el momento ¿está bien? estoy aquí para cuidar de ti, todo estará bien ¿sí? Lo que ocupo es que nos encontremos. –la voz sonaba gentil y preocupada, lo cual alivio algo en su interior.

-¿encontrarnos? Si tienes una idea de lo raro que esto está siendo ¿verdad? O sea, no sé de dónde vienes, pero aquí no es normal hablar por medio de telepatía, además ¿Qué eres? ¿cuidarme? Sabes lo dudoso que eso suena. –el miedo era palpable en su voz.

No era como si un extraño por las redes le estaba pidiendo verse en persona y podía resultar ser un viejito verde, que quería usarla como objeto sexual y luego vender sus órganos al mercado negro, pero ¿Qué tan confiable podía llegar a ser una voz en tu cabeza?

Los Jinetes De DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora