Capítulo 8

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Pretender

El nombre Alessia Bianchi, estaba en todos los noticieros, periódicos, emails, la devastadora muerte de una adolescente que ya había llegado a lo que suponía era la seguridad de su hogar, atacada por un animal salvaje, una vida maravillosa que tuvo una historia hermosa que por desgracia termino en tragedia.

Mientras se colocaba el vestido negro, May no lograba sacar la imagen de su amiga de su cabeza, no era una buena, ahora solo veía la sangre. Ella tuvo que pretender no saber nada cuando sus padres entraron a su habitación a las cinco de la mañana para decirle lo ocurrido, las lágrimas fueron reales, pero toda la noche ese había sido su único consuelo antes de que el resto del mundo lo supiera, ellos la abrazaron, ella se contuvo, ellos la consolaron, ella mintió. Ahora estaba de camino a la casa donde todo sucedió, donde Alessia Bianchi, perdió su vida porque ella la dejo morir.

Kendra les había dicho a ambos esa noche que debían fingir que no sabían nada del asunto, que ella se encargaría de todo, nunca estuvimos ahí, esa bestia jamás existió, haría que todo se viera lo más humano posible, al menos esas fueron sus palabras, ambos se vieron llenos de culpa, por ocultar los hechos, pero no tenían otra opción.

Si antes los días estaban nublados, grises, anunciado una tormenta que jamás llegaba, cargados de viento enfurecido, ahora parecía que el cielo se caería sobre su cabeza. Estaba al pie de la entrada de la casa, personas fuera y dentro, rotas en llanto, todos unos borrones de manchas pintadas de negro, ella solo debía pretender ser uno más.

Justo en la sala estaba la familia, May respiro profundo al no ver a los padres de Alessia justo al entrar, pero no podría escapar de todos los rostros conocidos ese día, ella sentía que veían a través de su mentira, veían la sangra manchando su cuerpo, veían como cargaba a Alessia sobre sus brazos esperando por entregársela a sus padres, sin vida, por su culpa.

-May. –abrió los ojos que no se había dado cuenta llevaba cerrados caminando. El cabello suelto, despeinado, los ojos hinchados, su amiga de la infancia estaba de pie frente a ella hecha un desastre.

-Tamara. –como si algo la empujara se abalanzo sobre su amiga, que parecía estar siendo atraída por la misma fuerza, se abrazaron apretando los ojos por la misma fuerza que se sujetaban mutuamente.

Su pelirroja estaba ahí, podía abrazarla, sentir su calor, como respiraba sobre su hombro y un agudo, punzante dolor atravesó su pecho.

Comenzó a llorar sujetando aún más cerca a su amiga, la cual agradecía seguía de pie con ella, se alegraba de poder estar sosteniéndola recibiendo un abrazo de su parte, sentía el vuelco en su corazón con alegría al saber que no era ella por la que venía de negro. La culpa la golpeaba en la cara, como era posible que estuviera alegre, que sus lágrimas no fueran de dolor cuando sostenía a Tamara entre sus brazos, pero a su vez, no podía evitar el alivio llegar sabiendo que ella continuaba estando ahí.

"cuan egoísta" si, pensó en la forma que la verían los demás de saber lo que surcaba por su mente en ese momento, la culpa trataba de arrancar la alegría, jalando de su corazón como si de una tela rota se tratara, pero, aun así, una sonrisa se escapó de sus labios al ver los mechones rojizos caer a un lado de su rostro.

"perdóname, perdóname, perdóname" más allá de los mechones de cabello podía notar el féretro de madera, pintado con un tono de café oscuro, con flores a todo a su alrededor, una foto sentada en la parte de arriba. Finalmente, la culpa había tirado con suficiente fuerza, logrando apartarla de su alegría momentánea, obligándola a caminar hasta la amiga que no podría volver a ver sonreír, que por estar con ella en el momento equivoca, había terminado por asesinando

Los Jinetes De DragónWhere stories live. Discover now