Capítulo 27

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May

Las reglas de Kendra eran claras, no hablen, no llamen la atención y todo el tiempo quédense con Jiyan y Garon, simple. Los cinco iban de nuevo en el carruaje acompañados por los tres adultos y pararon frente a un enorme edificio y por el logo de un libro al frente, pudieron deducir que era una biblioteca o librería, Kendra bajo del carruaje seguida por todos, estaba claro entrarían y darían las gracias nada más, de ahí los cinco y los padres de Kendra se retirarían hacer sus mandados en el mercado dejando a Kendra para resolver los asuntos, los dragones se habían quedado en casa a protesta de ellos.

El lugar era inmenso, con estantes rebosantes de libros que se movían de un lugar a otro como si estuvieran ordenándose a sí mismos, los techos eran altos y en cúpula, las mismas luces de la casa de Jiyan se guindaban de cada esquina de los estantes, el salón principal era redondo con mesas en el centro, había un segundo piso que parecía aún más callado que el primero.

-Saleira. -una voz grave llamo desde el segundo piso.

May se preguntó por un instante que era lo que Saleira significaba.

-Saian, traje a

-Creo haberte dicho que no los quería cerca de mi biblioteca. -los pasos pesados resonaban por el lugar vacío, al instante un muchacho de unos veintidós años apareció ante la vista de todos.

Era alto, tal vez más que Allen, corpulento, de pecho ancho y tez clara, sus ojos eran oscuros, ocultos ligeramente por algunos mechos de cabello lacio que se escapaban de su peinado pulcro hacia atrás. Vestía una camisa morado oscuro manga larga, era tallada y de botones, un chaleco negro, con bordados de hilos morados y dorados pro todo el frente, un pantalón formal negro. Parecía de película.

-no se quedarán mucho tiempo, solo pasaban a saludar. -Saian miro a la multitud detrás de Kendra. Y dio un ligero asentamiento de cabeza.

-Jiyan, Garon. -coloco una de sus manos sobre su pecho agachando la cabeza en forma de saludo a los antes mencionados.

May sintió a su prima pellizcarle el costado sutilmente, al verla, vio que movió los ojos en dirección a Saian y de regreso a ella. May reprimió la sonrisa que quiso formarse en sus labios, a su prima le gustaba la vista, y ella al voltear a ver al arrogante sujeto, no pudo no alzar una ceja seguido de "no está nada mal"

-ahora saca a los demás de aquí. -dijo con el rostro imperturbable.

Kendra dejo salir un sonoro suspiro y así como así, sin mediar palabra cuando el adonis caminaba de regreso a la puerta principal, fue cuando May fue sorprendida por el peso de una persona sobre ella.

Dándose cuenta que estaba en el suelo, se giró encontrándose con un par de ojos café oscuro, May de inmediato noto el parecido entre esta chica encima de ella, con el joven arrogante, de mirada dura.

- ¡Neferet! -alzo la vos el mencionado.

-eres real. -dijo suavecito viendo a May directo a los ojos, a lo cual esto empezaba a incomodarla.

-aa

-lo siento, deje que mi emoción sacara lo mejor de mí. -Neferet se puso de pie jalando a May consigo. -Mi nombre es Neferet. ¿y tú? -pregunto sacudiendo de arriba abajo la mano de May.

-aa -no encontraba las palabras adecuadas para aquel extraño encuentro.

- ¡Neferet! -volvió alzar la voz por fin llamando la atención de la mencionada, de inmediato está saltó y estiro sus alas traslucidas y sin tocar el suelo llego hasta donde Saian.

Los cinco vieron con atención las alas de la chica frente a ellos, tenían un ligero color tornasol que alternaba de vera morado según la posición.

-Saian ¡son ellos! ¿¡no siente el jale!? -Saian parecía nervioso ante esa palabra porque todo su cuerpo se tensó y apretó los dientes.

Los Jinetes De DragónOnde histórias criam vida. Descubra agora