Capítulo 7

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Leyre sabía que lo ocurrido el día anterior no debió pasar, la magia del momento se había esfumando y ahora solo quedaba la realidad. La dura realidad.

La chica de anoche ya no existía, la vergüenza había vuelto, la moral también.

Recordó la forma en la que Richard la tomó de los hombros y le obligó a mirarlo, tal simple recuerdo hizo que su corazón se encogiese en su pecho. Él había tratado de calmarla y ella había huido.

—Eres una cobarde.— se dijo a sí misma mirándose al espejo —. Si tan pensaras las cosas antes de hacerlas no hubiera pasado nada de esto...

Dejó escapar un largo suspiro mientras salía de la habitación y caminaba hasta la cocina, se llevó una sorpresa al encontrarse a Cyara allí tomando un café.

—Buenos días.— saludó la rubia con una débil sonrisa en los labios.

Ella fue rápida en acercarse, algo muy gordo había tenido que pasar para que su amiga estuviera allí, si todo saliera bien se hubiera quedado con su novio.

—¿Qué ha hecho ese hijo de puta?

—¿Christopher?— preguntó negando con la cabeza—. No, él no hizo nada.

—¿A quien debemos de matar entonces?

—A nadie.— respondió, la pantalla de su teléfono se iluminó y ambas miraron en su dirección—. Tengo que ir a por Layla, Joel y Evelyn se encargaron de cuidarla ayer.

—No te vas a ir hasta que me cuentes que ha pasado.— exigió Leyre cruzándose de brazos—. Tú novio es un dominante, podemos robarle esos objetos de tortura para emplear en alguien más.

Cyara la miró divertida al encontrarle un doble sentido a la frase.

—¡Oh no! No iba de ese modo, no seas cerda.— se quejó—. Ya se te están pegando las costumbres de tu novio, no quiero saber cuando empieces a saber usar los látigos y esas cosas.

—No quiero saber usarlos, estoy satisfecha así.— respondió encogiéndose de hombros.

—Bien, bien... ¿Pero a quien tenemos que darle con el látigo?

—A nadie.— repitió —. Simplemente no le he caído bien a su padre, supongo que me esperaba algo así...

—Maldito viejo.— dijo poniendo sus ojos en blanco—. Me aseguraré de tirarle piedras a la ventana de su casa.

—Oh, no... Tú no harás eso, sigue siendo mi suegro.— murmuró antes de soltar una risa.

Leyre alzó sus manos en símbolo de paz y se sirvió una taza de café, tras echarle azúcar y remover este con la cuchara miró a su amiga.

—¿A ti que tal te ha ido?

—Bien.— se limitó a decir.

—Ajá, repítelo hasta que lo creas.— se burló—. ¿Tengo que romperle la cara a Richard?

—No, no tienes que hacerlo.— dijo riendo, Cyara le acompañó en la acción.

En sus tiempos de adolescencia, Leyre tuvo a su primer novio y este le fue infiel con una chica de su instituto. Cyara fue a romperle la cara en cuanto se enteró, se ganó también una fractura en la mano pero valió la pena saber que él había quedado peor.

—Yo ayer no era yo...

—Explícate.— pidió mientras bebía una trago de su café.

—Hice cosas vergonzosas... Pero estaba tan sumida en el placer que en momento lo veía como algo tan normal...— se tapó el rostro con las manos—. Y al darme cuenta del error, decidí huir.

—¿Qué hiciste que?

—Lo sé, soy patética.— se quejó una vez más.

—Si te sirve de consuelo, yo tiré el contrato de sumisión en la basura... Y cuando me iban a castigar le dije a Christopher que no me gruñera que no era un perro.— recordó con una sonrisa en los labios.

—Pero tú eres tú... No hay comparación entre nosotras dos.

Y no la había, podían ser mejores amigas desde hace años pero aún así no tener nada en común.

—Tienes razón, lo tuyo es algo normal... No creo que Richard se haya molestado por eso.— murmuró tomando su teléfono, tecleó durante un par de instantes antes de que una boba sonrisa se dibujara en los labios.

—¿Y ahora qué te dice tu novio?— preguntó Leyre, estaba segura de que se estaba mensajeando con él, la sonrisa y los ojitos brillando se lo indicaban.

—En realidad no estoy hablando solo con mi novio... En el grupo dicen que vamos a ir a la playa, así que vamos a preparar las cosas.— dijo levantándose—. Evelyn dijo que se encargaría de llevar a Layla así que no hace falta que pase a por ella.

—Yo no quiero ir.

—No te he preguntado.

—Se supone que el dominante es tu novio.

—Tú lo has dicho, se supone.— dijo guiñándole un ojo.

Leyre rodó sus ojos mientras se encargaba de seguirla, preparó la bolsa con todo lo necesario y fue a su habitación para poder vestirse adecuadamente. Finalmente se decidió por el bikini negro, se puso uno de esos vestidos típicos de playa de color blanco para que transparentara el color y salió de la habitación.

—Negro.— dijo Cyara nada más verla —. Buena elección.

Ella se limitó a encogerse de hombros, no estaba ahora para alguno de sus chistes con respecto al color.

Durante el camino no hicieron más que hablar de diversos temas, entre ellos que Zaida y Alan estaban pasando por un momento duro en su relación pero que esperaban que lo superaran.

—Allí está el amor de tu vida.— murmuró Leyre al ver a Christopher con la pequeña Layla en sus brazos mientras hablaba con Joel sobre algún tema ajeno a ellas.

—Y allí está el de la tuya.— contraatacó con una sonrisa burlona en los labios mientras señalaba con la mirada a Richard sin camiseta, se encontraba sentado en la arena y mirando las olas del mar.

—Muy graciosa.— dijo dándole una mala mirada.

—El chiste aún viene ahora...— murmuró divertida, ella la miró confusa—. ¡Richard!

Él volteó al escuchar un grito con su nombre pero su mirada duró poco tiempo en Cyara ya que pronto se desvió a la joven que tenía al lado.

—Te está comiendo con la mirada, deberías de acercarte.— le aconsejó—. Así de primeras no muerde, tal vez después cuando no hay ropa de por medio lo haga.

—No ayudas, Cyara, no ayudas...

Ella rió alzando sus manos y se alejó para acercarse a su novia y a su hija, era momento de dejar a su amiga para que esta pudiera ir a hablar con el hombre que no quería despegar la mirada de su cuerpo.

Doloroso placerWhere stories live. Discover now