Capítulo 34

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Dos años después

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Dos años después

Cuando por fin habíamos salido de aquel salón en donde dieron el veredicto del juez, solo allí pude respirar tranquilamente. A Nicolás le habían dado unos cuantos años. Y sobre mí no solamente había la carga emocional de haber odiado casi toda mi vida a la persona equivocada.

Además de ello tenía una mejor amiga que se había deprimido y que se negaba a salir de su habitación solo para comer, se había fundido en la tristeza porque se había enamorado, una de las pocas veces que lo hacía.

Y le tocaba de esa manera.

Y por si fuera poco tenía un exnovio que había hecho hasta lo imposible para llegar a mi sin embargo Nicolás, prácticamente su sombra y que había manipulado todo nunca me permitió creer en otra verdad que no fuese esa. La que siempre creí.

Las cosas al final para mí no fueron un campo de rosas.

Con Damián tampoco. Porque las relaciones no son como en las series ni en las telenovelas.

Ambos teníamos nuestro carácter y por mucho amor que hubiese de amor no se vivía.

Se necesita mucho más que amor para que una relación afectiva, sentimental se conformase. Y él no lo comprendía.

Después de mucho tira y afloje fui yo quién puso las cartas sobre la mesa y propuse finalizar la relación. Al final fueron discusiones una tras otra a la cual jamás estuve acostumbrada. Él al final lo acepto, pero terminó yéndose a la sede en Argentina de la empresa para no verme más.

Y comprendí su enfado, uno hace a veces mucho hasta demasiado por construir una relación al lado de otra persona y a veces todo lo que ponemos no bastaba. Simplemente era así.

Yo me quedé en la mía, finalicé la carrera y quedé trabajando en la empresa, era una vida muy rutinaria y aunque no volví a tener una pareja, de Damián estaba muy lejos aquello. Y pensé que en menos de lo que cantaba un gallo se casaría con aquella mujer con quien varias veces salía en revistas de negocios. E iban a tener hijos perfectos y rubitos, como él. Sonreía a veces al pensar aquello.

Después de pasar por recepción del hospital me indicaron la sala 43, caminé por el pasillo y simplemente no conseguía encontrarlo.

Cuando por fin vi el número 43 este estaba medio despintado, miré por el cuadrado de vidrio y él me saludó con la mano.

Me indicó que podía entrar y entré rápidamente.

—Todavía no logro entender cómo es que te caíste del segundo piso.

—No tenía barandilla el piso ese.

Los ojos de Isaac brillaron al verme y me sonrió con esa sonrisa que cuando era adolescente me volvía loca.

Tenía la pierna enyesada y aun así diciéndome muchas veces que tenía un dolor latente seguía sonriendo.

Estaba en segundo año de ingeniería en informática en ese entonces. Dos años después de que casi había muerto a manos de Nicolás y la policía había descubierto que él casi me había asesinado.

Nahir | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora