Capítulo 26

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Las calles ya no eran tan desiertas como hace años atrás

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Las calles ya no eran tan desiertas como hace años atrás. Incluso la zona estaba aún más poblada. Conduje muy lentamente hasta que visualice una casa pintada de color blanco con una bandera americana colgada en la pared de la fachada.

No recordaba mucho.

Ese era el problema principal.

Al otro lado de la calle un hombre lavaba su coche y un árbol, un árbol que tenía flores blancas, eso, eso llamó mi atención.

Las flores eran tantas que el piso de hormigón no se lograba ver.

Estacioné frente a la casa y bajé del coche.

La casa se notaba un tanto vieja, pero no demasiado, noté al instante que tenía diversas cámaras de seguridad y dos de ellas apuntaban hacia la casa blanca.

—Buenas tardes, señor ¿cómo está?— saludé y me acerque al hombre que corrió a apagar el agua que salía de la manguera.

—Hola ¿la puedo ayudar en algo?— preguntó amablemente.

El problema es que no sabía como entrar en contexto sin que el hombre me tache de loca.

—¿Sabe de quién es esa casa con la bandera estadounidense?— pregunté con miedo.

—ay niña, esa casa fue vendida y ahora se convirtió en una sede de algo del gobierno estadounidense, no sé bien de que se trata son oficinas, los dueños se largaron hace muchos años cuando una mujer fue golpeada y creo que hasta murió— empezó diciendo.

Asentí lentamente escuchando su relato debatiéndome si decirle o no que esa mujer era yo.

—¿Usted ya vivía aquí en ese entonces?

—Sí, vivo aquí hace 15 años con mi mujer y mis hijos— explicó sereno.

—Esa mujer golpeada es una amiga mía, no murió ¿sabe? Pero nunca se supo realmente quien fue el responsable, se reabrió el caso y me preguntaba si las cámaras funcionan, las de su casa— señale las cámaras y suspire. —Me preguntaba si tal vez podría ayudarnos con las grabaciones, sé que ha pasado mucho tiempo, pero hay gente que podría ayudarnos.

El señor me miró compasivo.

—Por supuesto, le dejaré mis datos y usted solo llámame, si es para colaborar lo haré con gusto— explicó mientras anotaba sus datos en mi celular.

—Todavía recuerdo el rostro ensangrentado de esa mujer en la vereda, qué mujer, era una niña, mi esposa llamó a la policía y luego solo simplemente no volvimos a saber de ella, el caso no se hizo público hasta mucho después.

Mis ojos se empezaron a humedecer inconscientemente pensado en que todos me vieron allí muerta.

Porque para mí yo estaba muerta.

E Isaac solo huyó.

Me despedí del hombre y subí al coche aguantándome las lágrimas mientras me ajuste el cinturón y llamé a Esteban.

Nahir | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora