Capítulo 3

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—¿Ya se conocieron Damián y tu hija? — preguntó mirándonos a ambos con una enorme sonrisa.

—Si papá, Damián y yo estuvimos hablando en el balcón— respondí en tono tranquilo.

—Señor Suárez su hija y yo trabajaremos muy bien juntos— expresó con una sonrisa muy falsa, cualquiera se podría dar cuenta de eso. No podíamos comportarnos como inmaduros frente a nuestros padres.

Me retire y deje que sigan hablando para posteriormente salir del salón y dirigirme por los pasillos perimetrales del edificio. Llegue a una especie de estar grande, donde había sillones, y muebles muy lujosos. Miré el vidrio viendo las millones de luces prendidas en toda la ciudad.

Vi a Damián por el reflejo del cristal detrás de mí y gire para verlo.

—Nahircita— dice riéndose. —Tú y yo debemos mostrarle al mundo lo bien que nos llevaremos por este nuevo proyecto, ¿sabías que nos mudamos a Madrid para llevar los trabajos más de cerca? — expresó metiendo ambas manos en sus bolsillos y sonriendo ligeramente.

—No me llames Nahircita— respondí mirando el teléfono que se prendió con una llamada de Alice, la cual ignore, no quería saber nada de Isaac y probablemente para eso me estaba llamando, lo intuía.

—Es que me pareces tan, inútil— mencionó negando con la cabeza y riendo.

Me acerqué más a él, demasiado diría yo, podía oler su perfume. —Crees que me importa lo que ti parezca— pregunté quedando muy cerca de su nariz, para abruptamente agacharme a tomar el vaso de Whisky con hielo que descansaba en una mesita del estar y girarlo lentamente. Me quede observando el vaso abriendo medianamente la boca.

No volvió a decir nada, solo se quedó ahí parado mientras yo me puse a merodear el lugar y vi abierta una puerta que daba entrada a lo que parecía una suite, una habitación, pero no había nadie así que entré a curiosear y Damián me siguió.

—Sabes que no debes entrar en donde te invitan ¿no es cierto?— preguntó, pero no le hice caso y me adentre a mirar cuanta lujosidad y dinero en una suite, me parecía exagerado.

—Cállate— dije sin mirarlo.

Se encontraba apoyado en la puerta mirándome con enojo por haber entrado a aquella majestuosa habitación.

Di un sorbo al whisky que tenía en la mano cuando de repente su rostro se torna asustado y vino hacia mi despavorido. No entendi muy bien que estaba pasando, solo cerró la puerta de manera suave y corrió hacia mí.

—Carajo— maldijo viniendo muy rápido hacia mí, lanzando el vaso de whisky en la mesa y me toma de la muñeca para estironearme hacia algún sitio.

—Suéltame— pedi de manera seria y tratando de liberarme de su agarre, pero presionaba muy fuerte mi muñeca y no quería hacerme daño al jalarlo.

Nahir | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora