Nahir ha pasado por sucesos violentos en su vida la cual la ha llevado a ser una persona fría y distante, y si hay algo que tiene claro es que el amor es algo que no quiere volver a vivir.
Por su parte Damián siempre estuvo acostumbrado a la vida l...
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Había conocido a Isaac a finales de 2016.
Ambos teníamos 17 años, nos conocimos en un viaje escolar ese mismo año
Isaac se había acercado a mí, me saludó y se sentó a mi lado.
Su pelo castaño oscuro lo llevaba muy corto siempre, desde que lo había conocido, ese día llevaba jeans rasgados y una sudadera azul marino, tenía un lunar muy llamativo cerca de la boca que lo hacía destacar entre los demás.
—Hola— dijo sentándose a mi lado.
—Hola— dije sonriendo. En ese entonces sonreía mucho. Mi vida tenía un sabor distinto.
—Soy Isaac— dice acomodándose en el asiento a mi lado.
—Me llamo Nahir, Nahir Suárez— dije extendiendo mi mano para saludarlo y lo tomó con sumo cuidado.
Yo nunca imaginaria que ese día iba a empezar mi tormento.
Habíamos intercambiado número de teléfono.
Hablábamos, nos veíamos, cosas de adolescentes.
Me había pedido ser su novia y no pensé mucho para aceptarlo.
Era una de las pocas veces que me enamoraba y lo hice de una manera que no me controlé, estaba demasiado feliz.
Isaac no era parte de una familia adinerada como la mía, era de una familia media, mi familia tampoco tenía problema, lo aceptaron con gusto.
Para los 4 meses de relación que teníamos no teníamos casi peleas, no era agresivo, nada, absolutamente nada.
No había indicio de que Isaac fuese hacerme daño.
Una noche me dijo que lo acompañara a la casa de un amigo.
Me preparé le dije que sí. Desde que subimos al coche estaba de mal humor, fumaba demasiado y me empezaba a dar náuseas las veces que lo hacía, ya no tenía caso que lo haga.
Nos bajamos a la fiesta, había una fiesta en lo de sus amigos.
Me presenta a todos sus amigos, entre ellos Nicolás.
Isaac me había dejado sola un momento, por lo que me cabree y decidí salir al porche y me senté sola, estaba cansada quería ir a casa.
Nicolás se acercó a mí.
—Hola, Nahir.
—Hola— dije desganada.
—Discúlpame por lo que voy a decir, pero no entiendo como puedes soportar a Isaac.
