Nahir ha pasado por sucesos violentos en su vida la cual la ha llevado a ser una persona fría y distante, y si hay algo que tiene claro es que el amor es algo que no quiere volver a vivir.
Por su parte Damián siempre estuvo acostumbrado a la vida l...
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Abrí los ojos desorientada y cansada.
Parece que no hubiera dormido nada. Me dolía el cuerpo entero y la cabeza también.
El sol entraba por la ventana, haciendo que entornara mis ojos para poder visualizar mejor a la persona sentada con la pierna cruzada una sobre la otra.
—La señora Cortés se ha despertado ¡Bravo! — emitió Damián sonando lo más sarcástico posible.
—¿Podrías cerrar la cortina?
—Claro que no lo haré querida esposa.
Su sonrisa falsa se desvaneció en su rostro.
Suspiró y me tiré de nuevo sobre la cama, estaba enfadado a más no poder.
Porque me emborrache, no lleve el móvil y probablemente llegue muy tarde anoche.
Leves flashes de él y yo se me vienen a la cabeza.
—Lo siento ¿vale? — dije cerrando aún los ojos.
—Nahir— emitió levantándose del sillón y caminando hacia mí para posteriormente sentarse a mi lado.
—Me decepcionas ¿sabes? — no había diversión en su mirada así que deduzco que lo dice en serio.
—¿Por estar borracha te decepcioné? Si supieras— respondí sacando las sabanas de encima de mí y atándome el pelo.
—Me intentaste seducir anoche— me paro en seco.
Su rostro seguía serio y enfadado. Sus labios apretados en una fina línea reprobatoria.
De repente emití una risa burlona.
—¿No era eso lo que siempre quisiste? — pregunté aun riendo.
—No es divertido— respondió levantándose.
—Damián eso es cosa de todos los días para ti.
—Estar pendiente de una persona borracha no.
—¿Te mandé a que me fueras a traer? No.
—Vale, tú ganas. Tenemos que hablar con Olivia para la de programación. Allí te compré café así que alístate.
—Que dulce novio tengo— mencioné sonando lo más insulsa posible fingiendo una sonrisa.
No nos podíamos ver las caras ese día, esa era la verdad.
—Lo que vamos a hacer esta vez es que harán lo mismo que hizo Damián, pero de noche
—No entiendo cómo es que no hay personas vigilando ese lugar— dije negando con la cabeza.
—También se me hace raro— emitió Damián dando vueltas.
—Está ahí, lo sé, confíen en mí— espetó Olivia tratando de mantener el orden.
