Capítulo 7

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Me encontraba sentada cruzada de piernas sobre el sofá de Damián, coloque un cojín entre mis piernas y sobre el cojín la carpeta que Olivia me había entregado.

Damián fue a buscar algo en la recepción, ya que recientemente le marcaron desde allí diciendo que habían dejado un paquete para él.

Escucho un pitido indicando que la puerta se abría y con el Damián y una caja mediana. Se metió rápidamente y dejó sobre la isla de la cocina su paquete. Tenía curiosidad porque había bajado tan rápido dejándome ahí sola si en cambio lo podría haber hecho cuando yo me fuese.

Retire todos esos pensamientos de mi cabeza, a mí que me importaba su vida.

Agarró de la mesita una cajetilla y busca en su buzo negro deportivo lo que supongo era su encendedor.

Acto seguido salió al balcón, apoyó sus brazos en la barandilla y dio una primera calada muy profunda y lo peor es que ni se fijó en que estaba allí, solo le importaba él como siempre.

Saque el cojín y la carpeta de mis piernas mientras me acerque a la puerta donde deje mis Vans. Él en cambio en ningún momento volteo a verme, desde que lo llamaron por el paquete es como si fuera que yo no estaba allí.

Cuando fui a traer mis cosas se dio vuelta mientras agarraba la carpeta, mi bolso y me encaminaba hacia la puerta.

La abrí y di un portazo al salir y me dirigí rápidamente hacia el ascensor marcando la planta baja, al llegar al lobby del edificio sentí vibrar mi celular en el bolsillo de mi pantalón.

Damián, claro que era él porque él necesitaba que yo me enfadara para que me haga caso, maldito.

Rodé los ojos y respondí poniendo el teléfono en mi oreja, no necesite hablar, ya que él dijo —Dime por qué eras tan intensa— dijo sonando cansado.

—¿Será porque soy una persona invisible antes los ojos del grandioso Damián? — respondí indiferente.

—¿Estas en el lobby? Quédate ahí ya voy— cortó abruptamente la llamada y me quedé ahí parada como idiota.

Una mujer se acercó a mí, tendría aproximadamente los 45 años, pero era muy bonita y muy fina, elegante, por un momento pienso que quizás está caminando hacia otra persona, pero al voltearme vi que soy la única persona allí.

—Tú debes ser Nahir Suárez— dijo la mujer muy amablemente con una sonrisa brillante.

Dudé al decir —Si soy yo, ¿nos conocemos? — pregunté confundida.

—Lo siento, debí presentarme soy la señora Cortés— dice pasándome la mano.

—Oh, señora Cortés mucho gusto no había tenido el placer de conocerla— respondí un poco sorprendida.

—Tu padre me hablo mucho de ti y no miente cuando dice que eres muy bonita— asumió en un tono muy maternal, tenía una voz suave y agradable.

Solo sonreí y dije —Me imagino que está aquí por Damián, porque yo también.

Nahir | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora