Capitulo 20

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El sonido ensordecedor del arma disparándose me dejo en un estado de shock

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El sonido ensordecedor del arma disparándose me dejo en un estado de shock. Como si nunca lo hubiese hecho.

Era un fiasco.

—Lo maté— dije en voz baja.

La sangre se escurría por sus hombros.

—No lo hiciste— Damián corroboró su pulso.

—Pero me salvaste— me dio una sonrisa falsa.

Asentí despacio.

La mano me temblaba ligeramente ¿De dónde había sacado que matar a Damián iba a ser una buena idea?

No podía siquiera pensar en la posibilidad.

—Ya deja de pensar y vuelve en sí que así no me sirves— expresó con acento desaprobatorio.

Los dos sujetos allí tirados me daban una idea de que las cosas no iban como debía realmente ser.

La cosa era que había un asunto que solucionar con Damián y no era momento, pero eso estaba afectando la situación.

Salimos por los pasillos y comenzamos a recorrer cansados.

Las luces estaban apagadas así que Damián me sostenía pero de mala gana.

El genio que tenía era tremendo y no lo culpaba pero tampoco entendía.

El problema era mío al fin y al cabo.

—¡Corre!— gritó de repente con fuerza viendo como el humo del gas lacrimógeno se iba expandiendo con fuerza.

—¿Qué demonios?

Damián me sostuvo la mano con fuerza.

Él no se iría sin mí y yo no me iría sin él. O al menos eso quería creer.

El pasillo terminaba en una puerta grande, como de un auditorio o un gran salón.

Oí pasos detrás de nosotros y nos metimos de lleno al salón.

El salón parecía un salón de baile y estaba ligeramente iluminado por las luces de emergencia.

Lleno de espejos y sillas acomodadas una sobre la otra.

—Ya la puerta esta asegurada— expresó Damián jadeando de haber corrido.

—¿Nahir?— se escuchó una voz débil del otro lado del salón.

Me sobresalté y di vuelta a buscar la voz que me había llamado.

—¿Realmente eres tú?— preguntó conmocionado.

—¿Quién es él, Nahir?— me susurró Damián con el ceño fruncido.

Estaba asustada. Muy asustada.

Pero el susto se convirtió en rabia. Avance hacia él.

—¡Nahir!— me gritó Damián en vano porque mis pasos se aceleran.

Nahir | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora