15. El despertar

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Christopher

Todo estaba saliendo de maravilla, sinceramente nunca pensé que abrirme funcionaria, pero estoy más que complacido con los resultados, estaba tan estresado que cuando menos lo espere me libre de un problema.

Gabriela duerme a mi lado, ha sido una larga noche-muy divertida, por cierto-gracias a que las cortinas son gruesas, la habitación se mantiene en la oscuridad, a pesar de que ya es casi medio día. Es tarde, pero ayer terminamos muy noche.

Analizó cada facción de la mujer que está acostada a mi lado, desde su cabello oscuro, sus pestañas largas y su piel suave y no lo niego admito que desde la primera vez que la vi su belleza y cara de: "aparento saber todo, pero en realidad no sé nada" me atrajeron, era y es tan tierna.

Al principio pensé que lograría controlar esos sentimientos, pero resulta que a veces la mente nos traiciona, lo que ahora esta dificultando un poco mi plan y me molesta porque aparento que me abrí solo para solucionar el problema, cuando en realidad parte de mi quería liberarse con ella.

Gaby se remueve en la cama haciendo que las sábanas se deslicen un poco de su cuerpo, dándome una muy buena vista. Antes de que continúe con mis pensamientos veo como Gabriela está estirando sus músculos porque ya se despertó.

-Buenos días-saluda sonriente.

Sonrió de igual manera y beso su frente.

-yo diría tardes-ella frunce el ceño y se voltea para ver el despertador.

-¡ay Dios! -exclama-¿por qué no me despertaste?

-te veías cansada-respondo y me levanto de la cama.

Por suerte yo ya estaba vestido porque de no ser así, nunca hubiéramos salido de aquella habitación, aunque pensando bien esa es una opción bastante tentadora.

Me muevo al sillón para ponerme unas zapatillas deportivas.

-¿qué pensaran los demás?

-que tuviste una maravillosa noche con tu esposo, lo cual es normal porque estamos casados-explicó fácilmente y sin gesto alguno.

Miro a través del espejo como ella me mira mal.

-tal vez piensen que te cansaste por la tarde de ayer-retracto lo dicho anteriormente-fue un día o mejor una noche bastante agotadora-le guiño un ojo y ella me lanza una almohada jugando.

Veo como trata de levantarse, pero la detengo y me aproximó a ella.

-deberías quedarte un rato en cama, pediré que te traigan el almuerzo.

-será de mala educación que no baje-refuta frunciendo el ceño.

-Claro, baja-sonrió ante lo que voy a decir- que todos sepan que tuviste la follada de tu vida porque caminas como pingüino atropellado.

Ella me mira seria, pero después se ríe y yo también río con ella.

-supongo que me quedaré en cama, hasta tarde-asiente sonriente.

-de eso nada, tu y yo más tarde iremos a un lugar.

-¿es otra sorpresa?

Sonreí ante su pregunta y levanté mis cejas.

Esto de las sorpresas ya se hacia bastante habitual entre nosotros.

-si, y sé que te encantará.

-No tanto como quedarme aquí contigo- me guiña uno de sus ojos miel.

-es una atrevida señora Huberman- hago ademan de regañarla.

-al parecer soy buena aprendiz.

Solo falto eso para que decidiera quedarme un poco más a complacer a mi esposa y también a mí.

Casada con el CEO ©Where stories live. Discover now