34. Sin Nada

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Archibald

Toco la puerta, es de noche por lo que no resultara un problema tener oídos curiosos escuchando lo que voy a soltar. La ama de llaves me abre la puerta y me ve con el entrecejo arrugado y no la juzgo, digo no es normal encontrar a media noche a un hombre empapado en el porche de la casa.

-Señor Carrington, ¿qué hace aquí? - Me pregunta tomando su abrigo y cerrándolo más a causa de la fría brisa que golpea en la ciudad.

-¿Puedo pasar? - ella parece recordar algo (tal vez sus modales) y se hace a un lado dándome el paso libre para entrar a la mansión Huberman.

El imponente recibidor se muestra ante mí, la señora Cooper corre hacia no sé dónde y regresa con una toalla y una manta, me las tiende y yo las tomo con una sonrisa acogedora, también me sirve un poco de té caliente y lo acepto.

Minutos más tarde Christopher baja con un rastro de sueño en su rostro, entra a la sala y frunce el ceño al verme.

-Archie, ¿qué haces aquí?

-Vine a hablar, quiero desahogarme quedar sin nada de rencor- respondo con voz dramática- ya sabes para aclarar cosas y así liberar mi mente- él asiente como si entendiera, pero su ceño fruncido y sonrisa falsa me dice lo contrario.

-Entiendo, pero es un poco tarde ¿No crees?

-Lo sé y lamento tanto llegar a estas horas, pero si no lo suelto ahora me ahogare en un mar de... pensamientos. - Chris se acerca al minibar de la sala y se sirve un vaso de whisky- me gustaría que Gabriela estuviera aquí, para dejar el rencor que ambos al parecer nos creamos- al decir eso fue como si la hubiera invocado, porque entró al lugar abrochando su bata de dormir de seda y sobándose los ojos.

-¿Quién...? - sus palabras se quedaron en el aire al notar mi presencia, todo su cuerpo se tensó y trago saliva.

Decir que no me gustaba esa reacción era mentir, porque me encanto.

-Gaby- la salude con una de mis mejores sonrisas angelicales.

-Archie, que sorpresa- mira a Chris con el ceño fruncido y él se encoge de hombros- no pensé que fueras tú el que toco- se volvió a mí.

Me encojo de hombro y vuelvo a sonreír

-Quise venir a hablar- eso hizo que ella frunciera el ceño- quiero olvidar todo ese rencor que tengo hacia tu...personalidad parlanchina- ella asiente varias veces con la cabeza muy desconfiada- por eso vine, para quedar sin nada de rencor, sé que tal vez creas que te odio, pero para que veas que no es así vine, es más estoy dispuesto a dejar todo rencor atrás.

No tenía idea de lo que pasaba por su mente, pero ella temía de lo que fuera a decir y no la culpo, porque si fuera ella también temería, sin embargo, le devolveré sus palabras "Dos pueden jugar el mismo juego" pero como muchos saben solo uno gana y yo incluso perdiendo gano.

-Iré a pedirle a la señora Cooper que nos traiga unos cafés para hablar más a gusto- estaba lista para huir cuando mi voz la detuvo.

-No, no pienso quedarme por mucho- ella mira a Chris quien le sonríe tratando de calmar sus nervios.

-Bien- ella toma asiento en el sillón enfrente de mí y trata de controlar el temblor de sus manos.

Busco en mi chaqueta y saco unos papeles algo arrugados y mojados.

-te traje esto- le tiendo los papeles, ella duda en tomarlos, pero insisto bajo la mirada curiosa de Chris.

Ella se dedica a leer las hojas y su expresión confundida se refleja entre su rostro y es ahí donde decido poner en marcha mi venganza.

Casada con el CEO ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant