11. La ciudad del amor

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Gabriela

Han pasado semanas desde esa cena con Chris, a la que me gusta llamar cita, debo admitir que nunca en mi vida me hubiera imaginado a mí misma probando la comida asiática, especialmente después de declarar en diversas ocasiones que la odio, pero Chris me hizo ver que mi panorama era muy pequeño y que había delicias más allá de lo que imaginaba, como siempre me sorprendió.

Chris está viendo su teléfono mientras desayunamos por lo que no me mira, lo que me tiene sin cuidado porque yo estoy ocupada fantaseando con él, cuando deja el aparato en la mesa, sonríe y me mira.

-pasaremos las fiestas en Paris.

¿qué dijo? ¿Acaso menciono Paris?

- Estas bromeando- exclamo emocionada.

¡Dios ya me pego su emoción!

-No lo hago.

Y esas simples palabras bastaron para que saliera del comedor tan rápido como puedo para hacer mis maletas.

Por que Paris no puede esperar.

.....

Estábamos en el avión, todo estaba en un total silencio, Chris trabajaba y yo solo miraba a la ventana hasta que una duda vino a mi mente.

-¿Cómo eran tus padres? -Chris levanta la vista poniéndome su total atención. -Yo no pude conocer mucho a los míos, como debes saber- asumí que lo sabía porque vamos él sabía cosas de mí que ni yo sabía.

Su rostro se tensa y su mirada cambia a una dura.

-No me gusta hablar de mis padres con nadie, mucho menos...-corta la oración antes de terminarla.

-¿mucho menos qué? -trato de no imaginar lo peor, pero me es imposible, me estaba empezando a enojar-Mucho menos con alguien como yo, una desconocida.

-Eso no es lo que quería decir.

-¿Entonces que querías decir? - me acomodo en el asiento de piel para verlo mejor. -Es que no entiendo otra cosa.

-solo no me gusta hablar de ellos, Gaby, es tan difícil de entender.

-Si-aclaro enojada- Si, es difícil de entender, Chris, porque no puedo evitar sentir que no te conozco y cada vez que creo que se lo suficiente resulta que no se nada y no puedo vivir así con mi pareja, no se como hayas manejado tus relaciones anteriores, pero yo lo mínimo que pido es llegar a conocerte, aunque sea un poco.

Él se queda en silencio.

-Y por lo que veo nunca llegare hacerlo-me levanto del sillón y me encierro en el baño del jet privado.

Vaya mierda, mi primera vez volando y me ocurre esta tragedia, es que tengo una suerte de los mil demonios.

Como sea no voy a justificar mis acciones diciendo "pude evitar el conflicto sino hubiera abierto la boca" porque no lo lamento, es algo que se tenia que decir y se dijo.

Cuando llegamos a Paris todo era estupendo, la torre Eiffel, el arco del triunfo y los diversos edificios, toda la ciudad me dejó sin palabras.

Definitivamente prefería llorar aquí.

Porque podré estar enojada, pero nadie me quita mi viajecito a Paris.

- ¿te gusta? - pregunta Chris como si nada.

¿Acaso no escucho lo que le dije en el avión?

En este momento deseo estrangularlo por estar así de calmado.

Casada con el CEO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora