25. El Accidente

12.3K 676 31
                                    

El único ruido que se escucha es el crujido de las chucherías que estoy masticando mientras observo atentamente a la castaña desde lejos, prácticamente no ha hecho nada sospechoso, aparte de tardar como dos horas en una joyería. Cuando la castaña y sus guardaespaldas se van del lugar, me entran ganas de saber si realmente hay una gran diversidad de diamantes en la joyería para que se haya tardado tanto tiempo ahí dentro.

Entro al establecimiento que contiene una gran diversidad de piedras, pero no las suficientes como para que tardes dos horas.

-¿la puedo ayudar en algo? -Una chica se acerca para atenderme.

-Me gustaría que me mostrara los diamantes que se llevó la señora castaña que acaba de salir.

-No puedo-frunzo el ceño- porque son especiales, se realizaron solo para ella, pero puedo buscarles unos parecidos.

-No hace falta, gracias- con eso salgo del establecimiento.

Los recuerdos del día de la subasta me invaden, las miradas cómplices entre Archie y Aleksander tras el diamante subastado me hacen pensar que el diamante que se subasto trae algo ilegal, al igual que los que se llevó Elle.

Digo recuerdo que cuando fuimos a la mansión Carrington, Chris hablo sobre dejar unos negocios con Archie y Aleksander porque no le redituaban y seguramente no lo hacían porque el dinero se iba a otro lado y el establecimiento solo era una fachada.

Podría estar equivocada, especialmente porque me baso en algo sin fundamentos, pero no tengo nada que perder, porque en si nunca tuve nada.

...

Los días pasaron y sigo sin hallar algo que me ayude a sacar a Chris de este problema al que le metí y demostrar que es inocente, podría contratar a un investigador privado, pero si las carpetas de Chris no dicen nada sobre mis sospechas, eso quiere decir que no servirá de mucho.

Bajo las escaleras (con cuidado por mi embarazo y porque estoy viendo él celular) para ir por agua a la cocina, generalmente hay agua en la habitación, pero esta vez me la acabe antes del anochecer. Ya con la botella en una mano y mi celular en la otra, camino hacia las escaleras cuando veo que las luces de la oficina del piso de abajo están encendidas, cambio mi rumbo para apagarlas.

Chris siempre usa la oficina del segundo piso, así que talvez alguien del nuevo personal al limpiar olvido apagar la luz.

Porque, si despedimos a los chismosos, bajo un contrato de confidencialidad en el que si hablaban serian demandados por una gran suma de dinero.

Ten cuidado- me dice mi mini yo mientras más me acerco

Abro con cuidado la puerta, pero me detengo al escuchar voces dentro, dejo la botella con cuidado en una mesa que se encuentra en el pasillo a lado de la puerta, aprieto el pomo y la cierro poco a poco para que no noten mi presencia los que están adentro.

-No lo harás, Elle-la voz de mi esposo se escuchaba en un susurro como si temiera que alguien pudiera escuchar a través de los muros.

Pues como no va a temer si tu vives en esta casa, y tú eres peor que los periodistas- me dijo mi conciencia.

Tomé mi teléfono y prendí la cámara enfocando desde la pequeña apertura a las personas que estaban dentro, no se veían bien, de hecho, se veían borrosas, pero su voz se podía identificar.

Estoy segura que ahora mismo me deben estar diciendo chismosa, o tal vez ya pensaron que lo soy desde el momento uno que entre en esta vida, pero vamos, si no es nada malo o algo que incrimine a Chris lo borro de mi teléfono, pero si es un buen chisme o algo que demuestre su inocencia ya gané.

Casada con el CEO ©Where stories live. Discover now