21. Una Pequeña Gran Idea

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Pasaron semanas desde esa discusión y ahora no sé qué hacer con lo que sé, no he querido hablar con él, no estoy lista para escuchar sus explicaciones, después de lo que Sofia me dijo no puedo evitar sentir, aunque sea una pizca de duda en Chris y es por eso que no puedo hablar con él ahora, porque si lo hiciese tal vez lo perdonaría y de que servirían todas las lágrimas que derrame.

Créanme cuando digo que me arrepiento de haber cancelado el millón de euros que recibía (por lo menos algo bueno hubiera obtenido de esto, pero no, porque siempre tengo que liarme yo sola la vida)

Entro a la firma y todos bajan la mirada, porque puede que estos días no haya sido la mujer más amable y tolerante del mundo, me siento culpable por eso, sin embargo, no estoy de humor para cambiar mi forma de ser o pedir perdón, cuando las emociones se me bajen ya redimiré mis actos.

Entro a mi área de trabajo y todos paran de hablar para ponerse a trabajar, así como cuando Miranda Presley de "El diablo viste a la moda" entra.

Me dirijo al escritorio de Cassandra y ella se levanta de su silla con un hermoso ramo de Violetas.

—Buenos días, Gaby— saluda

—Buenos días, Cass— le sonrió y reviso el ramo— ¿quién te lo mando?

De solo pensar en los pretendientes de Cass se me levanta el ánimo. Siempre fui amante del amor y si puedo ayudar a Cassandra a encontrarlo estaría muy feliz.

—De hecho... no es.... para mí— frunzo el ceño y tomo la tarjeta que se asoma entre las flores.

"Gabriela perdóname yo no quise decir lo que dije, estaba enojado y perdí el control.

Por favor vuelve a casa.

Christopher"

Mi semblante cambia de repente de uno feliz a uno enojado.

O sea, todavía que me dijo que nuestra relación no era real, no tiene la decencia de venir y hablar conmigo cara a cara, me envía una tarjeta— que por cierto no está escrita por el—con un ramo esperando que vuelva a él corriendo como desesperada por amor.

Si el supiera que viví años sin el- ironizo mi conciencia.

Miro la tarjeta con odio y la rompo como si fuera el corazón—que por cierto no tiene—de Chris.

Tiro los papelitos al bote de basura, porque si no contamino y miro las flores con clara intención de hacer lo mismo, así que con todo el enojo del mundo también las tiro al bote, todos se me quedan viendo con la pregunta clara en sus caras de ¿a esta tipa que le pasa?

—¿qué ven? — todos bajan la mirada— Pónganse a trabajar en lugar de andar de chismosos, que para andar en el chisme no les pagan.

Ya ven por qué digo que me he comportado mal, ahí es donde entienden por qué me tienen miedo o me odian.

Christopher

Dos semanas, dos malditas semanas han pasado y no he hablado con Gabriela, razón número uno me bloqueo, razón número dos se hospeda con mi abuela, la cual me prohibió el paso (admito que eso fue muy inteligente) y lo menos que quiero hacer es armar un alboroto en su casa y que después me lo esté restregando en la cara y razón número 3 no quiero que el mundo se entere de mi vida personal y mis problemas amorosos.

El celular empieza a sonar y contesto después de un largo suspiro

^llamada^

—Las recibió, señor—escucho la voz de la secretaria de mi esposa al otro lado de la línea.

Casada con el CEO ©Where stories live. Discover now