Capitulo 22

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El sol a plena media mañana me golpeo la cara al bajar del avión. ¿Quién lo diría que regresaría a mi querido Vancouver con el titulo de princesa y comprometida al hombre que amo? mi corazón palpitaba de prisa, lo que alguna vez me hizo correr de este continente, estaba trayéndome de vuelta. El amor.

-¿Decidiste que haremos?

El chofer puso en marcha el automóvil, y si no mal recordaba estábamos transitando hacia su antiguo departamento.

-Creo que tendremos la mañana libre, quiero un buen desayuno – mire el reloj – si mal no recuerdo, a esta hora se serviría la comida en Francia, así que mi estómago ruje por algo.

-Lo he escuchado hasta aquí. – rio.

-¿Se esta burlando de mí señor Diamond?

-Por supuesto que no amada señora Diamond.

-James, hemos hablado de ello. No me siento cómoda.

-Deberías acostumbrarte, lo escucharas muy a menudo.

-No lo creo... además aun no podemos definir nada, la corona debe saber todo.

-¿Te harás para atrás? – su mirada cambió.

-¡No! Por supuesto que no. Lo que mas deseo es estar contigo, pero no podemos definir nada, si las cosas se tornan feas debemos ser fuertes. ¿Podrás estar conmigo en cualquier momento?

-Solo muerto harán que no te busque por donde sea. – Me besó dulcemente que me sentí perdida. – Hemos llegado cielo.

Por primera vez íbamos agarrados de la mano hacia el ascensor por la parte del estacionamiento, no sabía si él tenía algo que ver, pero aquel lugar parecía solitario, cuando comúnmente las personas salían de sus departamentos o entraban por haber olvidado algo. Llegamos a la habitación que una vez fue mi lugar secreto y mi lugar de lágrimas. Le apreté la mano y mi corazón latió, la imagen de aquella noche se reproducía en mi cabeza.

-No pasa nada cariño, esta vez solo somos tú y yo. – respondió ante mis recuerdos.

Abrió la puerta y un dulce aroma me invadió, la cocina estaba puesta en marcha. No éramos solo dos. La ama de llaves salió a darnos la bienvenida.

-Señor, señora. Bienvenidos. – Laura nos sonrió. – Tengo preparado el desayuno por si lo desean.

-¿Cómo lo sabias Laura? ¡Muero de hambre! – James caminó a la cocina. Sin antes besar a su mujer de confianza.

-Gracias Laura. – La abracé.

-No es nada señora.

-¿He envejecido con tantos viajes? – Pregunté alarmada.

Laura se rio.

-No, sino que...

-Laura llámame, Charlotte, por el momento soy una visita del señor Diamond, ya no me veas como su estudiante.

-No lo decía por eso...

Capté su indirecta.

-Oh ya. ¿Podemos por el momento solo tutearnos? Aun no es definitivo. Solo un anillo.

Levanté la mano para que ella lo mirase. Mi corazón brinco de alegría.

-¡Es hermoso! ¡Muchas felicidades! Ambos lo merecían, lo sabía desde el momento que cruzaste aquella puerta el señor James solo necesitaba una patada en el trasero para darse cuenta.

-¿Puedes creerlo nana? Esta mujer ha aceptado ser mía para toda la vida. – James me abrazó por detrás.

-Si no la hubieras buscado como te obligué, aún estarías llorando la perdida. A veces todos necesitamos un impulso y el tuyo era una golpiza.

Reglas del juego.Where stories live. Discover now