Capitulo 39

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Mi habitación se volvió a llenar de ayudantes para quitarme el vestido y empezar los preparativos para las próximas horas. Me duché y salí a ponerme el nuevo vestido.

Para nuestra cena más íntima donde la mayoría de los invitados de la misa no podían estar presentes, elegí un vestido más provocativo, semejante al de la boda civil. Un vestido de pedrería con abertura en v de ambas partes y a los costados con una ligera capa que descendía desde los hombros hasta el suelo, era el perfecto atuendo para cerrar la noche. La posible transparencia, podría ser del desagrado de la reina, pero posiblemente no habría discusión alguna.

-Alteza, todo listo.

Marco terminó de retocar el maquillaje y hacer un pequeño recogido en el cabello, colocó orquídeas con cristales zwarosky, me calcé las nuevas zapatillas estilo cenicienta. Di las gracias a todos y salí a mi reencuentro con James.

-¿Han llegado todos ya?

-La mayoría alteza, si desea podemos esperar un poco más, aunque se hizo una estadística y con el tradicional recorrido es tiempo suficiente para que sean los últimos en llegar.

-Estoy emocionada por lo que me espera así que creo que tenemos el tiempo suficiente.

-Entonces pediré el auto.

-Gracias.

Al pie de las escaleras se encontraba un James absolutamente impecable, su traje negro de dos piezas con la pajarita y sus relucientes zapatos. El cabello de lado y algo alborotado.

-¿Segura que usted es mi esposa?

-¿Dónde han dejado al profesor? Creo que me lo han cambiado. – Sonreí y tomé su mano.

-Hola cariño.

-Hola.

Me besó.

-Ahora mismo me gustaría regresar arriba y que nos esperen toda la noche.

-Por mucho que la idea parece demasiado tentadora, esta vez declinaré, estoy ansiosa por la noche que nos espera.

-No me van mucho las fiestas, pero esta por ser nuestra estoy de acuerdo contigo.

Ambos estábamos abrazados a punto de besarnos. Un carraspeo hizo voltearnos a la puerta principal.

-Su majestad los espera en el salón continuo.

-¿Ahora?

-Si alteza. Síganme.

Avanzamos unos metros y las puertas abiertas de par en par nos dieron la bienvenida a la reunión con la reina.

-Abuela, ¿Nos has llamado? – La miré incrédula.

-Tengo algo que comentarles antes de la recepción. – Volteo a vernos.

Se quedó en silencio unos minutos y nos miró de arriba – abajo. Se quedó unos segundos más mirando nuestras manos entrelazadas.

-¿Es algo grave?

-No, no... - caminó hacia una mesa pequeña y recogió una cajita metálica – Quería darles este regalo de bodas antes de terminar la noche.... Exactamente es un regalo para el señor Acker.

James y yo nos miramos sorprendidos.

-Majestad... no es necesario.

-Me parece que sí. Y si lo aceptas estaré tranquila. Sé que les debía algo por no aceptar su felicidad al inicio, esta es mi manera de compensarlo.

-Abuela, no, no... no nos debes nada, lo hemos olvidado y ahora estamos felices de que apruebes lo nuestro, es más que suficiente.

-Solo déjenme compensarlos. – Ambos guardamos silencio. – Es una tradición otorgarle a la nueva pareja un nuevo titulo real, en su caso no podría ser posible, porque el señor Acker ha rechazado ser parte de la institución... soy la reina y por ello, he tomado la decisión.

Reglas del juego.Where stories live. Discover now