01

3.3K 268 120
                                    

Dazai (16), Oda (21)

Era de noche. Una tormentosa noche de lluvia, viento, truenos y relámpagos. Cierto joven castaño corría aterrado con un bebé de tres meses de nacido, acunado en sus brazos, envuelto en un cobertor pequeño y protegiéndolo de la lluvia. Tenía miedo, pero aunque se sintiera de ese modo, el bebé azabache se mantenía tranquilo, sin inmutarse por los bruscos movimientos que hacía el mayor al correr en la calle.

Después de haber avanzado varias cuadras, finalmente llegó a casa de Sakunosuke Oda, a quien apodaba Odasaku, su mejor amigo. Debía contarle que tenía un bebé, y que la madre de éste, una joven azabache de ojos oscuros, había muerto en el accidente ferroviario de hace unas horas, y ahora debía quedarse con el bebé, lo que podría serle problemático al ser uno de los líderes de la Port Mafia.

— ¡ODASAKU! ¡ODASAKU! ¡ABRE LA PUERTA, POR FAVOR!

Gritaba desconsolado, asustado por la situación. ¿Qué iba a hacer él solo con un bebé? ¿Por qué lo había llevado con él, cuando pudo haberlo dejado abandonado en algún lugar? Ahora sólo quedaba pedir ayuda a su mejor amigo, que seguramente no lo dejaría solo en esa situación.

El de cabello tinto abrió la puerta, y se sorprendió por la manera en que el adolescente lo abrazó al instante en que estuvo frente a él, sintiendo un pequeño bulto en medio de ambos, a la altura de su pecho. Ese bulto se movió y comenzó a quejarse, posiblemente lloraría. No, empezó a llorar, confundiendo a Oda.

— Dazai... ¿T-Tú...traes un bebé?

Preguntó preocupado, separándose del repentino abrazo y mirando las lágrimas que se desbordaban de los ojos de Dazai, quien asintió con la cabeza.

— Odasaku...

Descubrió al niño, al mismo tiempo en que lo arrullaba para que éste dejara de llorar.

— Te presento a Ryūnosuke, mi hijo.

Dijo apenado, el pequeño Ryū seguía llorando, quizás presentía la tristeza de su padre. Por su parte, Oda estaba confundido, sin saber qué responder... ¿Un felicidades? No, si Dazai estaba llorando, era porque la situación de tener un niño no lo hacía feliz. Quizás un...

— ¿Puedo ayudarte en algo, Dazai?

Preguntó serio, pero quería brindarle ayuda a su joven amigo. Sostuvo al bebé en brazos y lo miró con cariño y ternura, sólo bastó unos segundos para hacer que dejara de llorar.

— ¡¿Cómo hiciste eso, Odasaku?!

Preguntó sorprendido, limpiando sus lágrimas con una de sus vendas. El mayor sonrió y posó una de sus manos en un hombro de Dazai, permitiéndole al mismo tiempo entrar a la casa.

— Estoy acostumbrado a los niños, a mis huérfanos. Si tener un hijo podría causarte problemas, yo podría fingir que es hijo mío para que puedas seguir siendo un líder en la Port Mafia.

Respondió Oda, aún arrullando al pequeño bebé entre sus brazos. Dazai sólo derramaba lágrimas, y se acercó al mayor para abrazarlo a manera de agradecimiento. Le serviría de mucho su ayuda, aunque tampoco le dejaría toda la responsabilidad a su amigo y se haría cargo de Ryūnosuke en casa.

— No sé cómo agradecerte, Odasaku... Yo... también quiero ser un padre para mi hijo... Por favor, Odasaku, enséñame.

Le decía entusiasmado, suplicándole con la mirada. Oda sonrió.

— Ryū-kun estará orgulloso de tenerte como padre.

Dijo en respuesta, animando al castaño.

RYŪ EL HIJO DE DAZAITahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon