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AVISO: No escribiré lemon porque no se me da, así que, será algo leve y ligero, pero que se dé a entender.

PD: AMO A RYŪ BABY DORMIDO ♥️

Chūya parecía haber convencido a Dazai. Lo besaba con pasión, acercándose a su pecho para dar unas pequeñas lamidas. Dazai soltaba algunos soniditos de placer, se sentía raro.

— C-Chūya... Ahí no... Ryū aún se alimenta y es algo...extraño...

Se quejó levemente, Chūya sonrió, aceptando su decisión.

— Lo que tú digas, Dazai. ¿P-Podemos...crear un niño? Tú sabes...un bebé que se parezca a tí o a mí... Un hermanito para Ryū y Atsushi-kun...

Decía nervioso, separando las piernas del vendado. El corazón de ambos latía a gran velocidad, y estaban bastante sonrojados. Nerviosos, asustados. Chūya iba perder su virginidad, y Dazai... Tenía malos recuerdos y experiencias con el sexo. Las veces que lo tuvo fueron contra su voluntad, tenía miedo, odiaba sentir dolor. Y al escuchar la idea de Chūya, cerró sus piernas de golpe, alejándose a la parte de la cabecera de la cama, lejos de Chūya. Estaba sentado, pensativo, con temor.

— ¿Dazai?

Le sorprendió la actitud de su pareja.

— N-No puedo, Chūya... Eso es muy doloroso, y lo de tener otro bebé, ni hablar, es mucho sufrimiento... Además, tenemos dieciocho años, m-mejor ampliemos la familia en dos años más...

Respondió nervioso, Chūya suspiró con cansancio y decepción, respetando las palabras de Dazai. Se sentó a la orilla de la cama, sintiéndose avergonzado. ¿Ahora cómo podría ver a los ojos a su pareja cuando estuvieron tan poco de ser uno?

— Dazai... Perdóname. Yo lo olvidaba...

Miraba su sombrero, el cual tenía en sus manos y se había quitado al llegar a la habitación.

— Que Fyodor me hiciera oler una sustancia inmovilizadora, y me violara más de seis veces en una semana no fue nada lindo. Fue doloroso, no podía caminar mucho. Fue terrible. Debí haber muerto esa última noche. Incluso, hace un mes vino a hacer lo mismo, afortunadamente no resultó nada de eso pero de hace más de dos años, tengo a Ryūnosuke. Lo amo, aun cuando nunca lo deseé, y yo apenas tenía dieciséis años...

Decía cabizbajo, derramando algunas lágrimas y llevándose ambas manos a sus ojos. Siempre se sintió una basura de calle, un ser sin vida, inhumano, y que alguien como Fyodor, extranjero y mala persona le hiciera algo como eso, lo hizo sentir más insignificante que antes.

Chūya se aproximó a él, para sentarse al lado, cubriéndolo con el cobertor y abrazándolo tiernamente.

— Quizás me vez buen madre para Ryū, lo he podido cuidar, y él está bien. Pero no imaginas lo difícil que ha sido todo para mí, lo mucho que lloré con él, por desesperación, por sufrimiento... Por no saber qué hacer. Es un milagro que sigamos con vida. Yo te amo, Chūya, y quiero tener intimidad contigo, pero no me siento seguro de hacerlo... No por ahora.

— Ya te lo dije, Dazai. No te preocupes por cosas como esa, yo... Lo entiendo. Respeto tu decisión.

Contestó sonriente.
Minutos más tarde, ya estaban durmiendo uno junto al otro, muy cómodamente, felices.

Días después...

Alguien tocó la puerta de la casa de Dazai. Sin pensarlo mucho y creyendo que se trataba de Chūya, abrió, encontrándose con una visita no bien recibida.

— ¿A qué vienes? ¿No te dije que te olvidaras de nosotros? Sólo vete.

Dijo molesto, pero más que molesto, estaba asustado. Arrullaba al bebé Atsushi entre sus brazos, mientras que Ryū jugaba con unos bloques de colores sobre el tatami, en la sala.

El Ruso se adentró a la casa, ignorando las palabras el castaño. Se dirigió hasta Ryū, y se agachó, poniéndose a su altura.

El bebé azabache se asustó al verlo. Por alguna razón, ese hombre no le daba confianza y sólo podía llorar la verlo.

Ryū dejó sus bloques de juguete y se llevó sus manos a los ojos, limpiando sus lágrimas con sus puños cerrados.

— ¡Hola, bebé Ryū! Soy tu papá, ¿no me conoces? "Papá".

Le hablaba "tierno", queriendo simpatizar con el niño, llamando un poco su atención.
Ryūnosuke se quitó las manos de sus ojos, y observaba atento a varios juguetes que el azabache mayor sacaba de una bolsa.

— Fyodor, ¿qué es lo que pretendes ahora? ¿Engañar a Ryū? ¿No te lo dije antes? Ryū tiene a su padre y ese es Chūya. Este bebé también es hijo mío y de Chūya.

Refiriéndose al soñoliento de Atsushi.

— Sólo quiero que Ryūnosuke me reconozca como su padre. Estoy en mi derecho. Y quiero llevarlo a Rusia un tiempo. Mis familiares y mis padres deben conocer a mi hijo y de saber que lo tengo.

Levantó a Ryū en brazos, de manera en que pudo tomarse una fotografía frontal con él. Desde luego que Dazai no se alejaba de la puerta principal de la casa, no iba a permitir que el Ruso saliera con su hijo de la casa y se lo llevara lejos.

Se quedó varios minutos y hasta más de una hora de vigilante. Tuvo la necesidad de sentarse en una silla, cubriendo la puerta, con Atsushi en una carreola a su lado.

Fyodor parecía divertir a Ryū. Le había comprado una colección de personajes principales de Mickey Mouse, sin saber que Mickey era el personaje favorito de Ryūnosuke.

Dazai ni siquiera sabía porqué estaba permitiendo eso, sólo se mantenía vigilando, agitando una sonaja para Atsushi, quien abría sus ojitos y prestaba atención al sonido, mirando a su vez esa llamativa sonaja.

— Ryūnosuke, ¿te gustaron los regalos de papá? A papá también le dicen rata, como Mickey Mouse.

Dijo Fyodor, acariciando tiernamente la cabellera del azabache menor.

— ¡Shii! ¡Miki! ¡Papá Miki!

Dijo energético, y emocionado. Fue a su habitación y regresó lo más rápido que pudo. Traía su cobertor de Mickey Mouse y quería mostrárselo a Fyodor antes de que se fuera. Dazai estaba algo celoso, ahora comprendía los celos de Ryū con Atsushi.

— ¡Midá, papá, Miki Mos!

Enseñaba contento, pero comenzaba a sentir sueño y bostezaba mucho. Fyodor lo sentó en su regazo y lo envolvió con el cobertor mini del ratón de Disney, acomodándolo entre sus brazos y de manera que pudiera quedarse dormido.

— Un amigo me dió unos consejos, Dazai-kun.  Quiero tener una oportunidad con mi hijo y ser un padre para él. Ryūnosuke debe conocer a mis familiares, a sus abuelos y tíos Rusos, y ellos deben conocerlo a él. Se los presentaré. ¿Podrías prestarme a Ryūnosuke unas semanas?

Al escuchar esto, Dazai entró en defensiva, con el ceño fruncido. Fyodor siempre ha Sido terrible, ¿Cómo podría confiar en él tan fácilmente?

— Mi Ryū no tiene porqué conocer a esos Rusos igual de malditos que tú, cuando me tiene a mí y a Chūya como su familia.

RYŪ EL HIJO DE DAZAIWhere stories live. Discover now