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Esa misma noche, Kouyou había pedido a Chūya que le llevara al pequeño Atsushi, ya que quería ver la posibilidad de adoptarlo.

Para Kouyou, era demasiada responsabilidad que dos adolescentes como Dazai y Chūya se hicieran responsables de dos pequeños bebés, y quería ayudarlos adoptando quizás a Atsushi.

El pelirrojo no sabía las intenciones de la mayor, sólo había llevado a Atsushi a casa de la misma y esperaba escuchar sus palabras.

Kouyou arrullaba al pequeño albino entre sus brazos, con amor y cariño. Era un niño hermoso.

— Chūya-kun...

— Dime, Anee-san.

— Me gustaría adoptar a Atsushi-kun. Dazai y tú son muy jóvenes para tomar el papel de padres y...

— Anee-san, yo quiero tener una familia con Dazai. Atsushi y Ryūnosuke son nuestro hijos ahora.

— Atsushi-kun es un bebito que tuvo la suerte de ser encontrado y rescatado por tí. Y Ryū-kun tuvo la suerte de que Dazai aceptara tenerlo. Pero ninguno de ustedes dos son lo suficientemente maduros para hacerse cargo de responsabilidades tan grandes.

Aconsejaba.

— Dazai ha podido criar a un niño desde que tenía dieciséis, ahora somos dos años mayores, ¿qué tiene de malo?

Insistía, quitándose su sombrero y sosteniéndolo con ambas manos apuñadas. Comenzaba a ponerse nervioso. Él en verdad quería tener esa familia con Dazai, incluso había pensado en un nuevo niño que a diferencia de Atsushi y Ryū, tuviera su sangre.

— Chūya-kun, no insistas.

Mientras tanto, en casa de Dazai...

Fyodor había regresado luego de que Chūya se fuera. Dazai estaba enfadado por la terquedad del Ruso de quedarse en su casa. Tenía miedo de que intentara hacerle daño otra vez, o a Ryū, pero en el fondo, tenía el presentimiento de que no iba a suceder nada de lo que tanto temía.

El azabache del gorro blanco fue al dormitorio de Ryūnosuke a vigilar sus sueños. Encendió una lámpara, y notó que el niño estaba temblando y sudando, tocó su frente y estaba hirviendo.

Rápidamente salió de la habitación y fue hacia el lugar donde se encontraba Dazai, para avisarle del estado de Ryū. No era normal.

— ¡Dazai-kun! ¡Oye, Dazai!

Lo llamaba desesperado. El castaño volteó con irritación al percibir esas insistencia.

— El niño, mi hijo está muy mal.

Avisó preocupado. Dazai caminó hasta la habitación, seguido por Fyodor, encendiendo la luz.

El vendado descubría al niño de los cobertores e intentaba despertarlo, hasta conseguirlo. La piel de Ryū estaba bastante caliente, tenía fiebre. Parecía tener dificultades para respirar también.

— ¿Qué tiene mi hijo, Dazai?

Preguntó nuevamente.

— "Mi hijo", querrás decir. Ryū-kun tiene una enfermedad pulmonar que seguramente heredó de "tu familia". Ryū no vivirá después de los veinte o veinticinco años.

Explicó con fastidio. Descubría al pequeño azabache de su ropa, dejándolo sólo en pañal. Apartó los cobertores, y extendió una manta ligera en medio de la cama, donde recostó a Ryūnosuke débil sobre ella.

RYŪ EL HIJO DE DAZAIWhere stories live. Discover now